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Fútbol y Música: Conexiones enfermizas, pasiones combinadas
Debo confesar algo. Cuando me dieron a elegir sobre el tema a escribir, dudé. Cómo todo fanático, cuando se cruzan dos pasiones realmente uno puede desencajar y se hace difícil predecir para dónde se puede salir. Quiero que se pongan en mi lugar, para ello les voy a explicar un poco mi manera de pensar.
Para un amante del rock o un blusero, las escalas son la base de todo. Dentro de una escala pentatónica podemos encontrar una nota que denominamos “Blue Note”. A veces imperceptible, su correcto uso puede cambiarlo todo, tal como hizo Antonio Conte en el Chelsea, que pasó de un magro décimo puesto a campeón de la Premier League en un año. La Pentatónica es una sucesión de notas dentro de una octava; si desglosamos la palabra encontramos “Penta”en los mundiales que tiene Brasil, y “Tónica” en la idea que transmitió Tite a sus dirigidos, donde hizo honores a su sistema de juego para encadenar ocho triunfos consecutivos por Eliminatorias. Me siguen, la música y el fútbol te atrapan en constantes analogías.
En el tango la cosa no cambia mucho, vio. No hay Firulete si no lo canta Julio Sosa, pero sin dudas no hay Firulete si no viene acompañado de un caño de Juan Román Riquelme, una pisadita de Ariel Ortega, un bombazo de Carlos Neto, una canallada de Omar Palma. Esto se lo debemos al recordado programa de Gonzalo Bonadeo en TyC Sports, llamado Cara y Ceca. Y claro… no vamos andar chamuyando al cuete, no nos dejaría Don Julio Elías Musimessi, allá por los años ’50 fue tan famoso por ser el arquero cantor como por defender los tres palos del arco de Boca. Don Julio y su chamamé “Dale Boca, Viva Boca” eran moneda corriente en Radio Argentina por esos años.
Hay por y para todos los gustos, los acordes futboleros suenan en las tribunas. Cada fin de semana se alzan como himnos de guitarras y compases de moda, las letras de aliento y los gritos de guerra. Típico de “Domingos”, como parafraseaba Dos Minutos en uno de sus hits. Tampoco ellas están ajenas a esta locura. Ataque 77 les dedicó “Sola en la cancha”, como para no dejarlas afuera del repertorio. Desde «El Baile de la Gambeta», hasta «Toco y Me Voy», La Bersuit Vergarabat se anota en los hitos futboleros. Superuva no anduvo con vueltas en “Campeón Mundial”, la selección pasaba de rondas en un párrafo. Incluso, quién no se envalentonó con alguna canción publicitaria de una cerveza muy famosa, que cada cuatro años lanzaba su hit mundialista.
Unidos hasta en banderas, o trapos, mejor dicho. El fútbol y la música se parecen en todo. Con el paso de los años, el uso de nuevas tecnologías, la llegada de las redes sociales, el ritmo y el bit fueron mutando. Al mismo tiempo, trajo otros géneros que se fueron acoplando a la dialéctica del tablón. ¿Acaso alguna vez pensaron que Luis Fonzi y Daddy Yankee iban a protagonizar un cántico de popular? En esa tónica vamos… Despacito, como dice el tema. Se colaron a la fiesta Enrique Iglesias y hasta los muchachitos de CMCO. Diego Cocca, entrenador de Racing, dijo hace poco: “El fútbol vive de momentos y de sensaciones”. En su momento fue «La Cumbia de los Trapos», Pibes Chorros, Damas Gratis y El Pepo, entre otros. Hoy se coló el reggaeton para hacerse un lugar en las canchas y mañana alguien dirá.
Lo cierto es que las pasiones se cruzan, no importan los gustos o las preferencias, no interesa si es popular o platea, si es un tango o una cumbia. El fervor y los sonidos se mezclan con un solo fin, ser el cable a tierra de nuestras vidas, que por un momento sólo importe ese fragmento del presente y nada más, ese capaz de hacerte reír y llorar al mismo tiempo, ese que pone la vida en un acorde o un viejo firulete.
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- AUTOR
- Alex Cellillo
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