Calcio
Gipo Viani, el inventor de la «Vianema»
Giuseppe Gipo Viani nació un 13 de Setiembre de 1909. El italiano fue un jugador medianamente exitoso, pero se convirtió en leyenda como entrenador por sus grandes aportes a la táctica italiana. Contemos toda su historia, desde sus inicios como futbolista, para tener un contexto completo.
Realmente, quería ser abogado, ese era su verdadero objetivo en la vida. Lastimosamente para él, en su familia se necesitaba dinero y pues era más probable que obtuviera el mismo siguiendo su otra pasión desde joven. Es así como, a los 17 años, con la ayuda de su madre y un poco a escondidas de su padre, Gipo se fue a Milán a buscar hacer carrera. El objetivo principal era hacer dinero. Inició su carrera profesional en el Treviso, donde jugó escasos 21 partidos en dos temporadas, donde anotó 10 goles. Jugaba como extremo, aunque era un poco lento para la posición. A pesar de su poco rodaje, el chico (que en realidad medía 1,93m) tendría la opción de pasar a un club más grande. Así dio el pase al Inter de Milán, en el que su entrenador del momento, el húngaro Viola, decidió moverlo del extremo de la cancha al centro, para así compensar su falta de velocidad. Su nueva posición, más retrasada y con mucho recorrido en el campo, le restó a su cuota goleadora. En seis años en el Inter, jugó 137 partidos y anotó solo 11 goles. Aún así, allá vivió sus mejores años deportivos, de hecho en su segunda temporada logró ganar la Serie A.
Esas seis temporadas en el Inter se hicieron largas para su cuerpo. Su ambición por las partidas de póker lo obligaban a tener largas noches con el juego, lo que al cabo del tiempo empezó a pasarle factura. El Inter ya no tenía interés en contar con sus servicios, por lo que el jugador fue traspasado al Lazio, club en el que se mantuvo cuatro temporadas y jugó 117 partidos anotando un gol. Luego, y con su carrera ya en picada, jugaría una temporada en el Livorno (27 partidos) y una en la Juventus (cinco partidos). Para ese entonces, alrededor de los 30 años, su cuerpo ya no daba más y ningún equipo tenía interés en contratarlo. Su retirada se veía muy cerca.
Un amigo suyo tuvo una genial idea, debía ofrecerse a los equipos como jugador/entrenador, y así lo hizo y su táctica eventualmente dio resultado. Solo un equipo de una división menor lo llamó, pero Gipo hizo las maletas y se fue a dirigir/jugar al Siracusa italiano. Como entrenador/jugador del equipo, tuvo un éxito que pocos podían pronosticar, ganó la Serie B, pero en ese entonces eso solo le daba un paso a una siguiente ronda por el ascenso. En esa segunda ronda, terminó segundo por un punto y perdió el ascenso a la Serie A.
Después de esto, tuvo un paso de una temporada por el Benevento, donde no pudo repetir los buenos resultados de su anterior temporada. No fue un total fracaso pero igual tuvo que volver a hacer maletas. Esta vez pasaría al Salernitana; en su primera temporada al frente del equipo lograría el ascenso, lo que ya eran buenas noticias, pero no se hizo famoso por sus ascensos ni siquiera por sus títulos. El protagonista de nuestra historia alcanzó reconocimiento porque en su segunda temporada ideó el, probablemente, mayor aporte al fútbol italiano que se conoce. El lo llamó originalmente la “Vianema” (humildad ante todo). Pero claro, suena muy interesante y todo pero, ¿que es la “Vianema”? Todo a su debido tiempo, primero contemos como pasó todo.
Viani quería darle un hueco en el equipo al volante Alberto Piccinini, pero todas las posiciones del medio campo estaban bien cubiertas y se hacía complicado. Aunque llegó un partido donde el centro delantero del equipo se negó a jugar, porque en el equipo rival jugaba su hermano (muy profesional todo, claro), y entonces Viani decidió darle a Piccinini la número 9. Pero este nuevo 9 no lo haría como el clásico 9, especialmente porque era un medio defensivo. Una vez iniciado el partido, Piccinini pasaría a ser básicamente un contención más (casi defensa, porque se encargaba de marcar al centro delantero rival), lo que generaba que uno de los defensas del equipo quedara sobrando en la zona para así barrer todo lo que quedara. Viani convirtió a este equipo en el más defensivo en toda la liga italiana, sus planteamientos se ganaron muchísimas críticas de la prensa local, eran equipos demasiado consevadores y su juego básicamente se basaba en obstruir la intención rival. El problema principal era que su sistema funcionaba, los grandes equipos sufrían de lo lindo cuando tenían que enfrentar a su equipo, y esto hacía que gustara todavía menos. Si esta descripción dada no lo dejaba demasiado claro, estas ideas de Gipo fueron la cuna del famoso Catenaccio, que sin temor a equivocarnos podemos decir que ha sido parte de todos las victorias importantes en la historia de la selección italiana.
Después de su paso por el Salernitana, Gipo tendría mayor o menor éxito en varios equipos, pasó por el Lucchese, Palermo, Roma (que estaba en la Serie B, allí logró el ascenso), Bologna (estuvo cuatro temporadas, siempre peleando por el título de la Serie A pero sin éxito) y el Milan.
Fue en el Milan donde logró su mayor éxito deportivo, estuvo en el equipo como entrenador y como director deportivo. Era casi una celebridad en Italia para ese entonces y su status no hizo más que crecer. Con el Rossonero ganó dos ligas y además alcanzó una Copa de Europa, que si ya de por sí era un trofeo muy importante, éste significaba el primero para cualquier equipo italiano. Poco más que pedir.
Viani tuvo sus pequeñas aventuras por un par de equipos más e incluso formó parte de la selección italiana, pero hoy no se le recuerda por ningún equipo en particular. Siempre es recordado por su gran aporte. Gipo Viani es el padre (sino es que el abuelo) del Catenaccio. Siempre será parte de la historia del fútbol italiano.
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- AUTOR
- Adrián Pacheco
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