Grandes Arqueros
Grandes Arqueros: Gordon Banks
Gordon Banks tuvo una infancia algo agitada, en el barrio de Abbeydave, Sheffield, Inglaterra. Nacido el 30 de diciembre de 1937, se crió en la zona obrera de Tinslay, pero debió marcharse junto a su familia a Catcliffe cuando su padre puso una tienda ilegal de apuestas. Pronto encontró trabajo, gracias a un cliente de la tienda, en un negocio de venta de carbón. En el mismo, desarrolló un gran físico, ya que su tarea era levantar y llevar al depósito, todos los fuentones con el carbón.
Para esa época, encontró en el fútbol una distracción al trabajo y a la dura vida que tenía. Jugaba en clubes de barrio y uno de sus entrenadores, también cliente del negocio de su padre, lo colocó de inmediato como arquero. Hasta ese momento, el joven Gordon jugaba en la defensa.
En 1953, un ojeador del Chesterfield fue a ver uno de esos partidos barriales de fin de semana. Y lo sorprendió la técnica de Banks, que si bien era bastante buena, podía pulirse más. Entonces, le ofreció jugar 6 partidos para probar y ver su desarrollo.
La tragedia golpeó a la familia al momento en que Gordon tenía 15 años. Un hermano suyo con capacidades diferentes falleció un día que le tocó atender la tienda familiar, asesinado por los malechores que habían entrado a robar. Y este prospecto de portero tuvo que ayudar a la familia y dejar los estudios, mientras continuaba con su empleo.
Su imagen bajo los tres palos empezaba a ser muy buena. Teddy Davison, entrenador de Chesterfield, le ofreció jugar en uno de los equipos juveniles a cambio de 3 libras por semana. A nuestro amigo Gordon no le fue bien en su primera temporada completa: recibió 122 goles.
Para 1958, Doug Livingstone, DT de la primera, lo hace debutar en el primer equipo ante Colchester, empatando 2-2. Jugó un encuentro más ante el Norwich y luego volvió el golero titular. Pero al cerrar el año calendario, ya se había quedado con el puesto.
En su época, no existían los entrenadores de arqueros, por lo cual tuvo que aprender la técnica sólo y cometiendo muchos errores también. Había algo que les sorprendía a sus compañeros y entrenador: era un tipo amable, bien educado, no levantaba la voz, pero en los partidos se transformaba, dominaba el área como ninguno, ordenaba el equipo. Y su DT confiaba mucho en él para esa tarea.
Matt Gillies, DT de Leicester, lo vio en un partido que enfrentó a Chesterfield y quedó maravillado, ordenando su compra sí o sí. En junio de 1959, Leicester lo compró en la suma de 7.000 libras y con un contrato para el arquero de 15 libras por semana. Allí se topó con cinco arqueros, pero Gillies lo eligió como el suplente de Dave Mclaren, de 25 años, buen porte, gran técnica y, por sobre todo, uno de los mimados de la hinchada. Pero no tardó mucho en poder mostrar su cualidades en su nuevo equipo.
Al cuarto juego, McLaren se lastimó un brazo, dejándole el lugar a Gordon Banks. Debutó el 9 de septiembre de 1959 vs. Blackpool (1-1). McLaren volvió y Leicester recibió 14 goles en los siguientes cinco partidos, por lo que Banks retornó a la titularidad hasta el final de la temporada.
Sabía que si quería apoderarse definitivamente del puesto, debía mejorar aún más. Durante el año, se quedaba tiempo extra depurando la técnica y mejorando su punto más débil: los centros. Al final de la temporada, logró su objetivo, gracias a mejorar muchisímo en esa arista y, además, por que McLaren y Anderson (el tercer arquero), se fueron del equipo.
La temporada 1962/1963 no fue la mejor. Comenzó con una fractura de tabique nasal, Leicester terminó 11º en la liga y perdió la final de la FA Cup vs. Manchester United por 3-1. Por si fuera poco, él quedó en medio de una disputa entre la selección inglesa y su equipo.
Un día, Inglaterra debía enfrentar a Portugal en Londres y a las pocas horas, Leicester jugaría un partido importante ante Atlético Madrid por la European Cup Winners. Para terminar con los problemas, Banks jugó con la selección y, una vez terminado el partido, salió a las corridas, sin cambiarse. Llegó 30 minutos antes de comenzar el juego ante los Colchoneros, aunque el esfuerzo se vio relegado porque su rival ganó ese encuentro.
Cerrando una temporada que seguramente nunca más quiso recordar, en un partido de liga se rompió un dedo al ir a trabar a un delantero rival. Parecía una lesión común, pero la misma le demandó más de lo esperado y no pudo concluir la temporada en el campo de juego.
1966 va a quedar guardado en la mente de todos los ingleses para siempre. El Mundial se disputó en su país y los locales obtuvieron el título. Gordon Banks logró el hito más grande de su carrera ese año, el que tanto buscaba y su calidad merecía. Inglaterra pasó sin problemas la primera ronda, Banks mantuvo la valla invicta. En cuartos de final llegó Argentina, a la que vencieron por 1-0 en el famoso partido de la expulsión de Antonio Rattin. En la semifinal llegó el duro Portugal. Eusebio le rompió la valla invicta a los 82 minutos gracias a un penal, pero los locales vencieron 2-1. Y luego estuvo la gran final ante Alemania Federal que Inglaterra ganó por 4-2.
El portero inglés redondeó una magnífica copa, recibiendo solo tres goles y siendo elegido junto a Lev Yashin, de la Unión Sovietica, como los mejores arqueros de ese certamen. Luego de consagrarse campeón, su nivel bajó mucho y perdió el lugar en Leicester con un joven arquero (conocido por los argentinos, y del que vamos a hablar en otra entrega de Grandes Arqueros): Peter Shilton.
Increíblemente, Gillies, aquel que lo trajera casi enamorado de él, ahora le decía en una reunión que Banks hizo pública: “Tu tiempo ya pasó, es hora de moverte”. Leicester le puso un precio de 50 mil libras esterlinas a su pase. Y sumado a la titularidad que le dieron a Shilton, era la señal de que debía buscarse nuevos rumbos.
Bill Shankly lo quiso llevar a Liverpool, pero el precio que manejaba Leicester era muy alto. West Ham también negoció para incorporarlo, aunque tampoco pudo y, sorpresivamente, un equipo de mitad de tabla pagó el dinero que pedían para llevárselo. Era el Stoke City. Pese a los buenos momentos en Leicester, el club le debía un dinero a Banks que se negaba a pagarle y por lo que el arquero trababa el pase. Finalmente, Tony Waddington, presidente del Stoke, logró que Leicester le pagara las 2.000 libras adeudadas. Tiempo después, saldría a la luz que la plata la puso el mismo Waddington.
Su llegada no fue bien vista por los hinchas y la prensa local. Si bien era campeón del mundo, luego del título casi no había jugado y los pocos partidos en que lo hizo, fueron realmente pobres. Además, ya contaba con 30 años, una edad en la que, por esa época, se estaba muy cerca del retiro. Pero en la presentación, ante la consulta sobre ésto último, Banks tomó el micrófono, visiblemente enojado, y dijo: “No vengo aquí a retirarme, vine para ganar algo”. A los pocos días, le tocó el debut, justamente ante Leicester, con victoria del Stoke por 3-1.
En 1970, fue nuevamente seleccionado por Alf Ramsey para jugar el Mundial de México con su selección. Inglaterra pasó la primera fase luego de ganarle por 1-0 a Rumania y Checoslovaquia y perder por el mismo marcador ante Brasil. Ese partido ante el Scratch en el estadio Jalisco de Guadalajara es histórico, se enfrentaban el campeón del mundo de 1958 y 1962, Brasil, y el último campeón del mundo, Inglaterra. Y además, porque se registró la que se conoce como la atajada del siglo.
Jairzinho ganó a toda velocidad la banda derecha y la pelota se fue larga; en el último intento de llegar, logró con la punta del botín enviar un centro a toda velocidad y fuerza, para la llegada de Pelé de frente. Con un tremendo cabezazo de pique al suelo, O Rei intentó el gol, pero no contó con que Banks llegaría a enviar la pelota al córner con un vuelo sincronizado y justo.
Finalmente, Gordon no jugó el cuarto partido, correspondiente a los cuartos de final ante Alemania Federal en León. Malas lenguas dicen que antes del partido bebió algunas cervezas que no le cayeron bien. Esta información nunca fue ratificada ni desmentida por ninguno de los protagonistas.
Luego de mucho batallar en el Stoke, con campeonatos en los que no pasaba de la mitad de la tabla, en 1972 se pudo dar el lujo de cumplir la promesa a su llegada. Ese año obtuvo la Copa de la Liga, al vencer al Chelsea por 2-1 en la final. Además del título, se dio su despedida final en la selección, llegando a la suma de 73 partidos.
Pero también le ocurrió un accidente automovilístico que le cambió la vida y que casi termina con su carrera. Quedó ciego del ojo derecho, aunque nunca se rindió y dijo que quería retirarse jugando, así sea con un solo partido en el equipo más remoto del mundo. Y luego de mucho luchar, logró volver en 1977.
Varias operaciones y una rehabilitación extensa lo colocaron nuevamente en un campo de juego, tal como quería. Lo hizo en Estados Unidos, jugando para Fort Lauderdale Strikers. Fue elegido mejor arquero de la liga. En 1978, pasó a préstamo al St. Patricks de Irlanda, pero solo jugó un partido y volvió a tierras norteamericanas, donde disputó 11 partidos y finalmente le puso punto final a su carrera.
A su retiro, fue llamado nuevamente por la selección inglesa, pero esta vez como entrenador de la Sub-23. Dirigió durante algunos meses y se marchó, continuando su labor como asistente técnico de varios clubes de distintas divisiones inglesas.
Éste Caballero de la Orden del Imperio Británico, nombrado por la reina Isabel II en 1970, concluyó con una carrera de 20 años, en sus pasos por Chesterfield, Leicester, Stoke City, Fort Lauderdale, St. Patricks y la selección, disputando 752 partidos, logrando la Copa del Mundo en 1966, y la Copa de la Liga de 1972 con el Stoke City.
A finales de 2018, anunció públicamente que padecía de un cáncer de pulmón, que se lo llevó a la eternidad en febrero de 2019.
- AUTOR
- Ricardo Maringolo
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