Grandes Duplas
Grandes duplas: Puskás-Kocsis
Al igual que en las entregas anteriores de grandes duplas, en esta ocasión tampoco faltarán goles. Es más, entre los agasajados de hoy, los húngaros Ferenc Puskás y Sándor Kocsis, convirtieron conjuntamente la escalofriante cifra de más de 1.100 goles. Una cantidad realmente impresionante.
El primer contacto entre ambos se dio en la Selección de Hungría, dirigida en ese momento por Tibor Gallowich, allá por 1948. En ese año, los dos venían desarrollando sus carreras en la misma Hungría. Puskás pertenecía al Kispest (luego llamado Budapest Honvéd y posteriormente Honvéd) y Kocsis defendía los colores del Ferencváros TC, tras iniciarse en el Kobanyai TC, también húngaro.
Volviendo nuevamente a su primer partido juntos, hay que remontarse hasta junio del ’48. El día 6 de ese mes, Kocsis, con 18 años, fue citado por primera vez para defender al seleccionado nacional. Por su parte, Puskás, de 21 abriles, ya venía jugando con el combinado desde 1945.
Rumania fue el primer rival que sufrió a estos cracks. En un encuentro disputado en Budapest, Hungría, en la inconclusa Copa de los Balcanes de 1948, Hungría vapuleó 9-0 a los rumanos. Las crónicas de esa fecha informan que Kocsis y Puskás aportaron dos goles cada uno. Vaya presentación.
A principios de 1949, hubo un hecho, ajeno al fútbol, que influyó para que Kocsis y Puskás compartieran, además de Selección, club. En enero, Hungría pasó a ser un estado comunista. Por este motivo, el Ministerio de Defensa asumió el control del Kispest, el club del ejército, y cambió su denominación a Honvéd.
Debido a esto, y por la influencia y el pedido del nuevo entrenador de la Selección húngara, Gusztáv Sebes (reemplazó a Tibor Gallowich), varios jugadores que eran convocados asiduamente al combinado nacional se incorporaron al Honvéd, entre los que se encontraba Sándor Kocsis.
En sus primeros partidos en la Selección, nuestra dupla no paraba de embocarla. Durante la victoria 6-1 ante Austria en 1949, Puskás anotó tres goles y Kocsis, uno. A fines del mismo año, en una goleada 5-0 ante Suecia, invirtieron las cantidades: Kocsis marcó tres y Puskás uno. Y a comienzos de 1950, en una goleada (5-0) ante la ex Checoslovaquia, cada uno se desquitó con un doblete.
A finales de 1950, el Honvéd consiguió su primer título con estos fenómenos. De 15 partidos que disputaron, lograron 13 triunfos y un empate y afrontaron una sola derrota. Ellos, obviamente, se cansaron de aportar goles. Puskás fue el máximo artillero del certamen al alcanzar 25 tantos, y por debajo suyo quedó Kocsis, con 24 goles. Es decir que, entre ambos, anotaron más del 70% de los goles de su equipo (49 de 67).
Por el lado del combinado nacional, a fines de aquel año comenzó una racha de partidos invictos que duraría cuatro años y que culminaría, justamente, en la final de la Copa del Mundo de Suiza 1954, ante Alemania Federal. La racha alcanzó la cifra de 30 encuentros sin perder, aunque más adelante hablaremos de esto.
En 1951, Honvéd no pudo repetir el título y terminó en la segunda ubicación, cuatro puntos por debajo del Bp. Bástya. Aunque nuestra pareja volvió a destacarse: Kocsis terminó como pichichi con 30 goles y Puskás alcanzó 21. Así, la dupla del Honvéd (51 tantos) superó a la del campeón, que entre sus dos máximos artilleros marcaron 47.
Tiempo luego, 1952 fue un tiempo de logros para los agasajados, tanto con la Selección como con el Honvéd. Con el seleccionado, consiguieron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki, en Finlandia. Los números de esa Hungría hablan por sí solos. Cinco partidos, cinco victorias (tres de ellas goleadas), 20 goles a favor y dos en contra. De esos 20, Kocsis anotó seis y Puskás cuatro.
Con el Honvéd, lograron el título que se les había negado el último año. En esta ocasión, el subcampeón fue el Bp. Bástya, que finalizó a dos unidades del primero. Nuestra dupla volvió, una vez más, a destacarse ampliamente. Kocsis terminó como goleador con 36, y Puskás alcanzó la para nada despreciable cifra de 22 conquistas.
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Al año siguiente, como si se fueran turnando, el campeón húngaro fue Bp. Bástya (después se llamó Bp. Voros Lobogó). Aunque lo que siguió inmutable fue la superioridad en la tabla de goleadores de Puskás y Kocsis. En este torneo, Puskás terminó primero con 27, seguido por Kocsis que alcanzó dos docenas.
Con la Selección, en 1953, lograron el segundo título, al quedarse con la Copa Internacional de Europa Central (más conocida como la Copa Dr. Gerö). Este torneo había comenzado en 1948 y los participantes fueron Chescoslovaquia, Italia, Austria y Suiza. Quien se consagró goleador del certamen fue Puskás, con diez anotaciones.
Si 1952 había sido un año importante, ni hablar de 1954. Con el Honvéd conseguirían una vez más el título local, relegando a la segunda ubicación nuevamente al Bp. Voros Lobogó. En las 26 fechas del campeonato, Honvéd consiguió marcar 100 goles, lo que da un promedio de casi cuatro goles por partido. Impresionante. No hace falta aclarar que más de la mitad de esos goles -54- los marcaron entre el goleador del certamen, Kocsis (33), y Puskás (21).
A nivel Selección, el gran evento del año fue la Copa del Mundo disputada en Suiza. Y este combinado húngaro, que venía de lograr el oro los Juegos Olímpicos de Finlandia ’52, no pudo vencer en la final- Realizó un torneo impresionante a pesar de haber caído en la definición del Mundial ante Alemania Federal.
El primer partido de la Copa fue ante Corea del Sur, y el marcador fue apabullante: victoria 9-0 para los europeos, con tres goles de Kocsis y dos de Puskás. En la segunda presentación, el rival fue Alemania Federal, y el resultado, otra goleada. Con cuatro tantos de Kocsis y uno de Puskás, los húngaros aplastaron a los germanos por 8-3. Hungría terminó primero en su grupo y el rival en cuartos de final fue Brasil, uno de los finalistas de la anterior edición. Uno de nuestros homenajeados, Puskás, no pudo disputar este partido por estar lesionado, pero Kocsis sí, y volvió a aportar goles. Esta vez fueron dos, para la goleada 4-2 y concretar el pase a semifinales.
En esta instancia lo esperaba el último campeón mundial, Uruguay, que acumulaba 21 partidos invicto y aún no había sufrido derrotas en campeonatos mundiales (sumaba diez triunfos y un empate). Cabe destacar, además, que Uruguay había ganado los únicos dos mundiales que había disputado: Uruguay 1930 y Brasil 1950. En Italia 1934 y Francia 1938, los celestes declinaron de participar. Primero por el boicot de varios países europeos al mundial del 30, y en 1938 por el cambio de sede (Argentina iba a ser la sede, en vez de Francia).
En semifinales, Hungría repitió el resultado de cuartos y triunfó 4-2 contra Uruguay, con dos tantos de Kocsis (Puskás tampoco pudo jugar), en uno de los partidos más emocionantes en la historia de las copas del mundo. De esta forma, Hungría consiguió el pase a la final, donde lo esperaba Alemania Federal, al que había vencido en la fase de grupos. Hasta este momento, Hungría alcanzó la cifra de 30 partidos invicto. Su última derrota había sido a finales de 1950, justamente en un encuentro ante Alemania Federal, en el cual cayó por 3-1.
Para la final, la dupla volvió a reencontrarse. Puskás se recuperó, y ambos fueron de la partida. Rápidamente, Hungría se puso en ventaja (a los 6 minutos anotó Puskás y, a los 8, Zoltán Czibor) y parecía que el partido iba a terminar en goleada nuevamente. Pero los alemanes lograron empatar prontamente. Max Morlock anotó el descuento y Helmut Rahn sentenció la igualdad a los 18 de la primera parte.
A pocos minutos del final, se definió el partido. Cuando restaban sólo seis minutos para el pitido de cierre, nuevamente Rahn anotó para Alemania Federal y decretó que los germanos quebraran el récord de imbatibilidad húngara y se coronaran campeones por primera vez en su historia. Este partido es conocido mundialmente como el Milagro de Berna, en alusión a la impensada victoria alemana en dicha ciudad suiza.
Por el lado húngaro, el equipo de Gusztáv Sebes realizó un Mundial impresionante, a pesar de haber caído en la final. Fue el equipo más goleador del torneo (27) y tuvo a Sándor Kocsis como pichichi, con 11 conquistas, el máximo hasta ese momento en una Copa del Mundo (sólo superado por el francés Just Fontaine cuatro años más tarde). Por su parte, Puskás cerró el campeonato con cuatro goles.
Ya terminado el mundial, en 1955, Puskás y Kocsis siguieron descociéndola con el Honvéd y lograron el primer bicampeonato, relegando nuevamente al cebollita Bp. Vörös Lobogó al segundo puesto. Lo llamativo es que ninguno de ambos cracks logró ser el máximo goleador. Pero quienes lo lograron, fueron dos de sus compañeros de ataque: Czibor y Ferenc Machos, con 20 anotaciones cada uno. Puskás terminó con 18 y Kocsis con 17. Entre los cuatro anotaron 75 de los 99 goles del equipo.
Para 1956, el Honvéd buscaba el tricampeonato. Pero el torneo de dicho año quedó inconcluso -Honvéd venía punteando- por el estallido de la Revolución Húngara hacia finales de octubre, que cuestionaba el estilo de gobierno estalinista.
Por este motivo, muchos futbolistas húngaros, entre los que se encontraban Kocsis, Puskás y Czibor, decidieron no regresar a Hungría, dado que en la fecha en que se desató la revolución, el Honvéd estaba disputando la serie de la Copa de Campeones de Europa –actual Champions League- en Bilbao, ante el Athletic.
Además, el entrenador del seleccionado, Sebes, había dejado el cargo en junio de ese año, con lo que con su salida y el alejamiento de Kocsis, Puskás, Czibor y Ferenc Szusza, se cerró la etapa en la que se denominó “Los Magiares Mágicos” o “El Equipo de Oro” al seleccionado húngaro que quedó en la historia. Además de estos jugadores, se destacaron en ese equipo el arquero Gyula Grosics, el mediocampista József Bozsik, el atacante Nándor Hidegkuti, y el defensor Mihály Lantos, entre otros.
Los números de Sebes hablan por sí solos: siete años al mando de la Selección (1949-56), 66 partidos dirigidos, 49 ganados, 11 empatados y sólo seis derrotas (74% de efectividad). 30 partidos invicto (1950-1954) y luego otra serie de 18 sin perder (1954-1956). En cuanto a honores, primero en los Juegos Olímpicos de 1952 y subcampeón en el Mundial de Suiza 1954.
De esta manera, Puskás y Kocsis cerraban sus etapas como compañeros de ataque, tanto en Honvéd como en la Selección de Hungría. Los números de ambos son impactantes: Puskás hizo 374 goles en 358 partidos para el Honvéd, y anotó 84 tantos en 85 encuentros con el combinado nacional (1945-1956). Por su lado, Kocsis consiguió marcar en 177 ocasiones (160 partidos) con el Honvéd, entre 1950 y 1956, y en la Selección anotó 75 tantos en 68 encuentros.
Tras abandonar Hungría, Puskás aterrizó en España para fichar en el Real Madrid. Allí jugó hasta su retiro en 1966 y se convirtió en el segundo máximo goleador histórico del club merengue –hasta ese momento- con 238. En primer lugar estaba Alfredo Di Stéfano, con quien había compartido plantel hasta 1964. Con el club merengue, conquistó tres Copas de Europa, cinco Ligas, una Copa Intercontinental y una Copa del Rey.
Además, Puskás disputó cuatro partidos con la Selección española, uno correspondiente a Eliminatorias y los restantes tres en el Mundial de Chile ’62. Lo llamativo es que en ninguno de estos encuentros logró convertir.
En tanto, Kocsis recaló en Suiza, para defender los colores del Young Fellows Juventus. Estuvo un año y luego se mudó a España para incorporarse al Barcelona, donde jugó hasta su retiro, en 1965.
Para destacar es que Puskás y Kocsis se encuentran actualmente entre los primeros cinco futbolistas con mayor cantidad de goles con una Selección. El iraní Ali Daei es quién posee el record (109), mientras que Puskás se ubica segundo con 84 tantos y Kocsis, quinto, con 75 conquistas.
- AUTOR
- Cultura Redonda
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