Hablar de Olimpia no es solo hablar de un grande de Paraguay, es también hacerlo de un gigante de América, un equipo que supo estar encaramado en las definiciones de las competiciones que hay por estos lares. A lo largo de su historia, ha ganado muchos títulos, como por ejemplo el pentacampeonato de 1956 a 1960 o el hexacampeonato de 1978 a 1983. También se llevó tres Copas Libertadores: 1979, 1990 y 2002. Hoy nos vamos a enfocar en el Olimpia del año 1990 que ganó todo lo que se le cruzó por delante, y en opinión de varios colegas paraguayos, éste fue el que mejor fútbol desplegó en la historia, de la mano del uruguayo Luis Cubilla.

En el plano nacional, el Decano dejó que otros fueran protagonistas, ya que venía de ser campeón en 1988 y 1989. Por eso, se dedicaron a una nueva conquista de América. En dicha Libertadores, Olimpia debió disputar el Grupo 5 con la vieja forma de disputa, en donde se enfrentaban cuatro equipos de dos países, es decir Olimpia y Cerro Porteño de Paraguay y Vasco da Gama y Gremio de Brasil. El «Expreso Decano» se quedó con el primer lugar dela zona, dejando segundo a CP y tercero a Vasco. Los equipos colombianos, al haberse suspendido el campeonato de 1989, no registraron participación, por eso en octavos de final a Olimpia le tocó pasar directo a cuartos, ya que debía enfrentar al tercero de ese grupo (donde estaban los colombianos y los argentinos).

En cuartos enfrentó a Universidad Católica de Chile, venciéndolo en un global de 6-4. En las semifinales se midió con el que era el campeón vigente, Atlético Nacional de Colombia (vale recordar que el campeón reinante clasificaba directamente a los octavos) y lo derrotó en definición por penales.

La final se comenzó a disputar el 3 de octubre entre Olimpia y Barcelona de Guayaquil, que era dirigido por el argentino Miguel Ángel Brindisi, con triunfo de los guaraníes por 2-0. Y una semana después, el empate entre ambos por 1-1 reafirmó que los paraguayos era bicampeones de América, de la mano de la dirección táctica de Cubilla y los goles de Adriano Samaniego.

El festejo de Olimpia, tras ganar su segunda Libertadores

El 9 de diciembre, en Tokio, lo esperaba el Milan de Arrigo Sacchi para disputar la Copa Intercontinental. El Rossonero lo vapuleó con un contundente 3-0, goles de Frank Rijkaard (2) y Giovanni Stroppa. Pero no se termina ahí, ya que Olimpia ganó la Supercopa, entre los ganadores de América, al vencer en la final a otro grande del continente: Nacional de Montevideo. Los dirigidos por Cubilla ganaron ganaron con un global de 6-3.

En 1991 debía disputarse la Recopa Sudamericana, entre el campeón de América y el campeón de la Supercopa. Como ambas la ganó Olimpia, se le dio el título directamente.

Para cerrar ese glorioso año, fue invitado a disputar la Copa Nehru (amistosa); era un certamen que se llevaba a cabo en la India, en la ciudad de Calcuta en homenaje al centenario del Primer Ministro Jawaharla Nehrú. Participaron Olimpia, Gimnasia y Esgrima La Plata, Lyngby de Dinamarca, Metallist de Ucrania, la selección de Zambia y varios equipos indios.

Obviamente, Olimpia se quedó con la Copa al vencer al Lobo en la final por 1-0, y así redondeó un año a todo trapo que los paraguayos no olvidarán. Y tampoco se borrará de su memoria Samaniego, Cubilla, Raúl Amarilla, Adolfo Jara Heyn, Fermín Balbuena, otros de los héroes de aquel inolvidable equipo.