Historias
Guardianes de la pasión
“Las Sociedades Anónimas Deportivas son un nicho de piratería y un negocio muy sucio y oculto. Además es mentira que hacen más sostenible al fútbol”. La voz que con claridad y un cierto dejo de preocupación llegó desde Badajoz, España, no es la de un analista económico, ni un licenciado en administración de empresas y ni siquiera de un estudioso de la materia. Es de un hincha que vio alguna vez a su club dejar de existir y que ve que después de tanto esfuerzo para que vuelva a ser, otra vez tambalea entre el manoseo de empresarios que nada tienen que ver con el sentimiento de la ciudad.
Bienvenido del Pino es un pequeño empresario que maneja algunas academias de idiomas. Experto en temas ambientales que, junto con otros como él, fundó un colectivo de hinchas llamado Sentimiento Blanquinegro solo con el fin de organizarse para proteger a su club de esas aves arpías llamados dueños.
Antes de la promulgación de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas en España en 1992, el Badajoz era un club humilde de una ciudad que se roza con la frontera de Portugal, en la región más pobre de España. Jugaba en la Segunda División y había estado toda su historia desde su fundación en 1905 disputando las categorías del ascenso sin sobresaltos. pero si demasiadas pretensiones más allá del sueño de sus hinchas de llegar alguna vez a Primera División, pero una vez que entró en vigencia la mencionada ley, todo se llenó de un humo espeso que no dejó ver el camino con claridad, sobre todo cuando a mediados de agosto de 1998 un jocoso Marcelo Tinelli anunciaba la compra del Club Deportivo Badajoz, por parte de “Video Match”…(sic). En esos días pocos imaginaban que el proyecto no solo sería un rotundo fracaso, sino que marcaría el principio del fin del Club.
La experiencia del conductor argentino en tierras extremeñas fue traumática. Se prometió el oro y el moro. Se contrataron viejas figuras del fútbol argentino como Alejandro Mancuso, David Bisconti o Ezequiel Castillo, se consiguió el patrocinio de empresas importantes como Parmalat, que en esa época tenía el frente de la camiseta de Boca Juniors o Topper, y hasta se hablaba de Diego Maradona y Claudio Caniggia. El entusiasmo fue tal en un principio que se batió el récord de abonados superando los cinco mil.
Pero el desconocimiento de la categoría, junto con el pensamiento tan empresarial de que solo con juntar un conglomerado de estrellas alcanzaba para ascender, hizo que el proyecto se estrellara el primer año y el segundo también. El Badajoz no estuvo ni cerca del ascenso. Ni siquiera de los playoff para conseguirlo y de a poco a Tinelli se le fue el entusiasmo por el club, como se desvanecieron las ideas para seguir exprimiendo la novedad en la televisión argentina.
Solo dos años le duró el juguete al chico. En el año 2000 se aburrió y abandonó al Badajoz. Le vendió su parte a su asesor legal Javier Tebas, un controversial personaje que merece un capítulo aparte y que hoy es el amo y señor del fútbol español, como presidente de la Liga Profesional de Fútbol gracias, en parte, a Macelo Hugo, quien dejó un lastre que marcaría el futuro del club hasta el final.
Existe una vieja canción de cancha que reza: “Esta es tu hinchada la que tiene aguante, y la que nunca te va a abandonar…”que cuaja como un guante en la gente del Badajoz. Así, el primer atisbo de reacción popular ante la desgracia del desmanejo ajeno ocurrió cuando en una mesa del Mesón Pinto de la ciudad extremeña, se juntaron un grupo de hinchas preocupados por la situación del club que en esa época, año 2006, había sufrido el descenso administrativo al no cumplirse el plazo del pago de la deuda a los jugadores del plantel. Allí formaron la Plataforma Ambición Blanquinegra.
Gracias a esa asociación se consiguió, mediante una campaña agresiva de abonos a precios populares, de los cuales se llegaron a vender más de tres mil abonos, seguir subsistiendo en tercera división. Por primera vez, los hinchas salían al rescate de un club que una vez más había caído en el desinterés de su propietario y estaba a la deriva, asumiendo parte de la gestión y reencauzando el rumbo.
Tantas veces me mataron
En mayo de 2012, la ciudad otra vez estuvo convulsionada, o por lo menos los aficionados, porque el futuro del Badajoz se veía amenazado. El club entró en convocatoria de acreedores y tenía que definir cómo seguir. Así las cosas, una nueva organización de hinchas jóvenes, inexpertos, pero con una gran vocación para no dejar morir su sentimiento, hizo su aparición. La Plataforma 19J Historia Viva, nació el 16 de mayo de ese año para emular lo que algunos años antes habían hecho sus antecesores. Recabar apoyos de cara a dicha convocatoria pero el esfuerzo resultó en vano.
El 19 de junio de ese año, el ministerio de Hacienda y Seguridad Social de España votó en contra del acuerdo y el club no tuvo otra opción que liquidar sus activos para pagar deudas, a pesar de que la situación no era peor a la de muchos otros que estaban vivos y coleando.
Con todo el dolor del mundo, la afición nunca se rindió y con el nuevo colectivo de hinchas, después de intentar hasta el final torcer el destino del Badajoz, se decidió empezar de cero. Desde lo más profundo de la primera categoría regional de Extremadura, pero con el sentimiento a flor de piel casi como nunca antes, nació el Club Deportivo Badajoz 1905, un mes después que se bajara el martillo de remate.
Casi el mismo nombre, los mismos colores y otro escudo. Los hinchas que resistieron en 2006 y que lucharon hasta su extinción en 2012, eligieron renacer de las cenizas. Pero esta vez la intención era no entrometer a nadie de afuera ajeno a los sentimientos. De a poco se fueron consiguiendo logros pequeños pero quizás los más importantes a nivel del significado que poseen. Se fue reconstruyendo la historia a través de la recuperación del escudo, el nombre original, el himno, la camiseta y hasta los trofeos. Parecía que todo volvía a donde tenía que estar.
Pero como el Badajoz es humano y terrenal, algo pasó para volver a tropezarse con la misma piedra en 2019. Bienvenido rememoró esos días y contó: “¿Qué pasó? Es que el club entró otra vez en el ciclo de querer entrar al fútbol profesional. Todo estaba diseñado en ese momento para ser un club sostenible, pero llegó alguien que nos prometió una inversión a cambio de una ampliación de capital poniendo dinero para fichajes y para hacer una campaña para subir, parecía gente seria ya que involucraba a viejos jugadores y gente conocida. Se hizo una votación y el club fue comprado por esta empresa (Premium Sports). Esta gente finalmente nunca puso ese dinero y al final pasó que Parra prestó ese dinero para llegar a fin de temporada. Incluso los dirigentes de esa época estuvieron buscando inversores en la ciudad para que Parra no se hiciera dueño del club. Aunque sea para poner las cuentas en orden y hacer un equipo justito, pero seguir siendo de una masa social más dividida y no de un solo propietario”.
El mencionado Parra, es Joaquín Parra, empresario verborrágico y entrador como todo sevillano, propietario de una red de estaciones de servicio de bajo costo y un poco floja de papeles, quien puso alrededor de 300 mil euros de una deuda contraída por Premium Sports, para hacer frente a los compromisos del 2019 y con eso, se hizo del 99.9% del paquete accionario de la nueva Sociedad Anónima Deportiva. El laberinto de espejos de colores obligaba una vez más a recurrir a lo que nadie quería, pero: “Eso se votó. No hubo nada ilegal. Se presentó un proyecto y se votó. ¿Qué los engañaron?, sí”.
Es que al principio todo fluyó entre el Badajoz y su nuevo dueño. Prometió llegar a Segunda, a Primera y hasta habló de Champions. Invirtió para la primera temporada cerca de un millón de euros para tener el plantel más caro de la Segunda B y cuando habló de remodelar el estadio, al otro día ya estaban las máquinas trabajando para dejar un establecimiento acorde a sus promesas. Se pasó de 2000 abonados en 2015 a 10.000 en 2021.
Pero también, Parra tuvo algunos problemas fuera del estadio. La empresa de gasolina “low cost” Extrem Petrol de su propiedad, se vio implicada en un fraude a Hacienda y debió enfrentar un proceso por blanqueo de capitales y falsedad de documentación. Eso hizo que en Joaquín Parra entre en desgracia rápidamente. Los que creían en la presunción de inocencia en la ciudad extremeña, cayeron a la realidad cuando la guardia civil entró a allanar las oficinas del Estadio Nuevo Vivero y las distintas empresas emparentadas con el sevillano y muchos más cuando por fin cayó preso a finales de julio de 2021.
A partir de ese momento el club entró en una nebulosa de confusión. Ya nada era claro. Le cancelan las cuentas y si bien supuestamente el club no estaba involucrado en los manejos turbios de su dueño, empezaron los problemas en la administración. Algunos empleados, como el director deportivo, Álvaro Trigo, y José Reynolds, abogado del club entre otros, se pusieron la situación al hombro y consiguieron nuevos patrocinadores para capear el vendaval, pero a fin de 2021 aparecieron nuevos inconvenientes. Deudas con jugadores y empleados que ponían en jaque la continuidad para la siguiente temporada.
«La bola se fue haciendo cada vez más grande»
Aún desde la cárcel, Parra nunca tuvo intención de deshacerse de las acciones del club, aunque según Bienvenido: “Visto desde la distancia, quizás hubiese sido el mejor momento para cambiar, porque luego la bola se fue haciendo cada vez más grande”.
De hecho, a fin de ese 2021, se acercó un inversor con raíces en Badajoz. Un conocido jugador de póker con mucho dinero, llamado Daniel Tafur, con intenciones de comprarlo. La operación estuvo cerca de cerrarse, incluso se la anunció en conferencia de prensa, ya que los hijos de Parra (que tenían un poder para negociar) habían llegado al acuerdo, pero algo pasó: “Se metió en el medio un segundo grupo inversor. Al principio no se sabía mucho, pero luego con el tiempo se fueron viendo las cartas de que era el típico grupo de personajes no muy limpios dentro del fútbol español”. Esta era la empresa Lanuspe S.A. Al principio poco se sabía de ellos, solo un tal Diego García se presentó diciendo que era el representante de la nueva propiedad, pero no dio otros nombres.
Ante semejante situación las alarmas empezaron a sonar fuerte en la ciudad de Badajoz. Sí una más vez los aficionados salieron al rescate de club en problemas. Sí otra vez los jóvenes hinchas se hicieron cargo de algo que ellos no destruyeron para que siga vivo el sentimiento. ¿Cómo no iban a aparecer por tercera vez para controlar que nada de lo anterior vuelva a pasar?
Primero fueron los ultras que ocupan la tribuna de animación, como llaman en España al sector del estadio donde se pone la hinchada, los que presionaron. Así fue como surgió el nombre Luis Oliver, quien reconoció que la empresa era de él y otros dos socios.
Oliver es un personaje bastante conocido y polémico en el recóndito subsuelo del ascenso español. Empresario navarro con pasado en unos cuantos clubes de la península ibérica y en los que en todos tuvo más o menos la misma dinámica. Llegó, invirtió, arrasó y se iba dejando el tendal. Así pasó por el Xerez y el Cartagonova. En el 2010 llegó al Betis, donde tuvo manejos oscuros y empresas asociadas a su nombre se quedaron con dinero de traspasos de jugadores. En el Córdoba no lo hizo mejor, más bien su participación en el club marcó un descalabro institucional que casi le cuesta la existencia y fue destituido como Director Deportivo. En el Extremadura también estuvo metido y el final de esa historia fue contado por Cultura Redonda. El club de Almendralejo desapareció. Una víctima más de un sistema nefasto y de un tipo que incluso estaba inhabilitado para estar al frente de administraciones deportivas.
Finalmente Oliver se empezó a hacer cargo de la gestión del club y de los gastos de su funcionamiento aún sin estar firmada la venta por parte de Parra. Pero no se hace cargo de la deuda con jugadores y empleados. Solo aportaba pequeños montos para no incumplir con los cuatro meses, como tope de deuda, que se estipula para evitar que se liquide el club. Los jugadores protestan en el campo y las divisiones inferiores y el fútbol femenino, actividad muy importante en el club, quedan a la deriva y abandonadas.
Un sentimiento organizado
La Plataforma Sentimiento Blanquinegro nació último 10 de mayo, a partir de un grupo de aficionados preocupados por la situación de su club y cansados del manoseo de años de gente ajena al mismo y que sin solución de continuidad, lo usaron solo para sacar rédito personal.
Nueve días después, se presentó a la sociedad con una página web: sentimientoblanquinegro.com, y una conferencia de prensa. Además se abrió la inscripción para todos aquellos que quieran participar.
Juan Ignacio Saborit, «Chicho» para todos. Es un argentino que llegó a esa ciudad en 2015 con una beca para estudiar biología y se flechó con el club, con la gente y sus colores. También se involucró como hincha y por eso desde la distancia forma parte de esta agrupación y explicó de qué se trata: “La idea inicial era actuar como interlocutores entre la afición y los dueños para defender el sentimiento por el club y que pase lo que pase, nos agarre organizados”.
Al principio eran 20 miembros, pero a la semana ese número había aumentado a 1000. De la misma la forman y se fueron sumando, hinchas comunes, abonados, accionistas minoritarios (entre todos suman 0.1% del paquete accionario), miembros de peñas, jugadores como Clara Pascual del equipo principal femenino, políticos, medios de comunicación y distintas asociaciones cívicas que buscan poner un coto y un ojo a este desaguisado institucional, conseguir patrocinadores y demás acciones que se discuten una vez por semana en la junta directiva, de la que forma parte Bienvenido del Pino, y que se comunican al resto de los miembros.
“Manejamos acciones a corto plazo para captar gente y ahora se inicia una nueva etapa que es la de presionar para que se cumpla con los plazos de la deuda y que se pague antes 30 de junio para evitar el descenso administrativo”, acotó Chicho. Cosa que finalmente terminó ocurriendo para quedar salvaguardada la participación en la temporada que está por comenzar.
Todo se hizo en tres pasos bien consientes. Primero conseguir el apoyo de la mayor cantidad de gente interesada en tener un equipo de fútbol en la ciudad. Después tomar conocimiento de la situación para finalmente interactuar, tener reuniones con todos los implicados directos en las tomas de decisiones correspondientes al Deportivo Badajoz.
Bienvenido amplia un poco la visión de esta Plataforma. “En principio no consideramos tener una figura jurídica, ya que no pensamos que es importante a la hora de tomar acciones sino mas bien creemos que somos un movimiento social que pone en valor lo que es la afición y lo que la misma puede hacer por el club, aún siendo el club una empresa como es, que al fin y al cabo tiene unos dueños, pero que representa algo mas que la empresa en sí”.
«Representa algo mas que la empresa en sí»
Al especular con el resultado deportivo y ante la posibilidad de vender por ocho, lo que tenía pensado hacerlo por cinco, si es que el Badajoz lograba el asenso a Segunda División, que finalmente no llegó. Parra demoró la firma del traspaso del club. Mientras esto sucedía una administración paralela, la de Oliver, se hizo cargo de las determinaciones. Con un poder solamente notarial, que le daba el contrato de compraventa que poseía, los nuevos administradores tomaban decisiones que repercutían en el futuro.
Estos tiempos sobretodo fueron aprovechados por Sentimiento Blanquinegro para acelerar no solo en sumar adeptos, sino en ofrecer acciones concretas y levantar la mano para que vean que nada podía suceder si dejaban pasar por alto a la afición, pero: “Nosotros, poder real, es decir notarial o de escribano o propietario del club no tenemos nada, solo hay algunos accionistas menores dentro de la plataforma que tienen menos del 1 % de las acciones. Irrelevante para pretender meternos en alguna cuestión judicial y entonces decidimos sumar la mayor cantidad de gente y organizarnos con una comisión directiva no jerárquica para que vean los que vienen a hacer sus negocios, que esto para nosotros es mucho más que un negocio. Que el club no lo van a manejar libremente como si aquí no hubiera nadie. Que esto es nuestra casa, que acá vive gente y que la podemos alquilar o hacer obras, pero que acá hay gente. Que no pueden hacer lo que les dé la gana”.
«Esto para nosotros es mucho más que un negocio»
En esos días hubo reuniones con las nuevas autoridades no oficiales, en donde los hinchas expresaron todas las dudas que había sobre ellos, sobre su desempeño profesional y sobre sus proyectos con el club. De esas charlas se sacaron algunas conclusiones muy importantes: “Nos propusieron estar en un papel de supervisores dentro del consejo de administración. Nosotros rechazamos esa propuesta porque no queremos ser partícipes de las decisiones que se puedan llegar a tomar dentro de ese consejo, como despedir empleados o jugadores emblemáticos del equipo como está sucediendo, pero sí queremos controlar las cuentas y estamos viendo la opción de vigilar todos los movimientos de dinero que se hagan, como así también las entradas y las salidas de las fichas de los jugadores del plantel”.
Durante seis meses, el club vivió bajo la dictadura de una firma. En el limbo de no saber cómo iba a seguir, ni siquiera si seguía, porque los pagos se atrasaban y la guillotina del cierre de temporada que tenía como fecha límite el 30 de junio pasado, estaba a punto de caer.
En una celda de la cárcel de Alhaurín del la Torre, por fin Joaquín Parra certificó el traspaso del club a la empresa Lanuspe S.A. el 14 de junio de este año. El primer paso ya estaba dado. Quedaba la asamblea de accionistas y la toma de control formal de los nuevos propietarios con la presentación de la mesa directiva entrante, pero no iba a ser sin sorpresas.
Un par de días antes de la asamblea general, la propiedad de Lanuspe de Oliver negoció parte de su propio accionariado a un grupo inversor mexicano llamado Atlantic, que también posee los clubes Cafetaleros de Chiapas y Cancún F.C., que han comprado el 60% de su empresa. Así que ahora resulta, que si bien el propietario del Badajoz pasó a ser la misma Lanuspe en un 99.9% el control mayoritario pasó a manos extranjeras, de un socio flamante y desconocido en la ciudad. Gente que cayó como paracaidistas sin siquiera tener el mínimo contacto previo y por sorpresa.
Con este panorama, Sentimiento Blanquinegro tendrá reuniones con los extranjeros para ponerse al día con las novedades y exigir ciertas cuestiones: “El primer reclamo que haremos por parte de la Plataforma será exigir el salvataje del fútbol femenino, ya que Oliver, que ahora va a tener un papel secundario, había dejado sin presupuesto al femenino, que había subido de categoría y que no se les estaba pagando a las jugadoras, cosa que hacía peligrar su participación la próxima temporada. En segundo orden exigir que se le pague el sueldo a los empleados del club, que hacía cinco meses no cobraban y como tercer punto, apelar al corazón para que el antiguo capitán, que se había peleado con Oliver por los justos reclamos ante los impagos al plantel, continúe en la institución a pesar de que se anunció que dejaría el club”.
Pasaron los años y el Badajoz parece ser ese juguete viejo que pasa de manos de una generación a otra, pero en lugar de manos sanas e inocentes, las que lo toman son sucias e interesadas. Si el club sigue vivo es por la gente, que en su momento se involucró y que después de decenas de golpes, parece haber aprendido la lección, aunque lejos está de tener una solución que les de la tranquilidad de vivir felices, aunque no tengan las mieles que les vienen prometiendo dueño tras dueño.
Bienvenido y Sentimiento Blanquinegro lo tienen claro, pero para llegar a esta conclusión, tuvieron que sufrir demasiado: “Al final y en modo de moraleja, nos reprochan la decisión de 2019 de dejar el club a manos de ‘inversores’ al asustarnos por la minucia de deuda contraída visto lo visto hoy. A mi también me parece la lección de todo este período nefasto. Mejor un club enteramente de los socios, con los pies en el suelo y el techo donde se llegue que en manos de enterradores. Las Sociedades Anónimas Deportivas nunca han sentado bien al Badajoz. Huyamos como el gato escaldado que hasta del agua fría también huye”.
- AUTOR
- Horacio Ojeda
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