Copas europeas
Gudmundsson, el primer jugador islandés profesional
Por estas horas, el fútbol islandés vive el momento más glorioso de su historia. Su selección está entre los mejores ocho equipos de la Eurocopa que se está disputando en Francia y a horas de su trascendental encuentro ante el anfitrión por un lugar en semifinales, no hay un sólo habitante que no respire la ilusión que circula por aquellas frías latitudes. Pero, como toda historia, hay un inicio. Y en este caso tiene nombre y apellido: Albert Sigurdur Gudmundsson.
Nacido el 5 de octubre de 1923, se convirtió en el primer jugador profesional de fútbol de nacionalidad islandesa. Sus inicios como amateur fueron en el tradicional Valur de Reykjavik, su tierra natal. Con la Segunda Guerra Mundial llegando a su inevitable final, en 1944 se mudó a Escocia para estudiar una carrera de negocios, pero siempre con la pasión por la redonda presente. Jugó en Rangers pero al poco tiempo volvió a armar las valijas para recalar en Inglaterra.
Arsenal fue su siguiente hogar futbolístico, aunque sólo pudo jugar como amateur en amistosos y dos encuentros de liga (ante Stoke City y Chelsea) en la temporada 1946/1947 bajo la dirección técnica de George Allison.
Durante 1946 comenzó a vestir la camiseta de la selección de su país, recién afiliado a la FIFA por esos años (los islandeses no proclamaron su independencia sino hasta 1944). Disputó seis partidos oficiales, incluido el primero de la historia bajo afiliación al ente internacional, y también marcó el primer gol de su país, en una derrota ante Noruega por 4-2.
A pesar del deseo de continuar con los Gunners, no obtuvo el permiso de trabajo que le permitiera jugar profesionalmente, por lo que este “delantero interior un poco frágil físicamente, pero dotado de clase y elegancia” (como lo retratan los diarios de la época) decidió recalar en Francia.
FC Nancy lo sumó a sus filas y allí firmó su primer contrato como profesional. Una gran primera temporada lo catapultó al fútbol italiano, a las filas del Milan. Sin embargo, luego de dos goles en 14 partidos, una grave lesión de rodilla le puso punto final a su estadía en el Rossonero.
Luego de recuperarse, y de vuelta en suelo galo, firmó con el Racing Club de París, donde estuvo entre 1949-1952 y llegó a disputar la final de la Copa de Francia en 1950. Tras 31 goles en 69 partidos pasó a vestir la camiseta de Niza por una temporada. Los últimos años de su carrera los dividió entre el Valur y el IBH de Hafnarfjordur, ambos de la liga de Islandia.
Su vida post-retiro transcurrió entre los negocios, la política y la pasión por el fútbol de su país. Inmediatamente después de abandonar los estadios se dedicó a vender ropa femenina que importaba de Francia y para 1968 se transformó en presidente de la Federación de Fútbol de Islandia, puesto que ocupó por cinco años antes de dedicarse con exclusividad a la política, siendo nombrado Ministro de Finanzas y Ministro de Industria durante la década del ’80, época en la cual fue candidato a presidente de su país.
Hoy, mientras el pueblo islandés disfruta del inmejorable presente de su selección en la Eurocopa, parece imposible no recordar a este delantero que abrió las puertas del profesionalismo al fútbol de su país. Con él empezó todo. La primera página de una historia que por estos días se escribe con tinta dorada.
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- AUTOR
- Federico Leiva
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