Entrevistas
«Hay que darle más proyección a la mujer en el fútbol»
El 15 de agosto de 1971, comenzó un momento que es épico en el Fútbol Femenino argentino. Las jugadoras de la Selección llegaron al Mundial de México en ese año, les tocó perder con el local y luego enfrentar a Inglaterra. Le hicieron cuatro goles con todo el Estadio Azteca, que gritaba a su favor, y clasificaron a la Semifinal del Mundial donde posteriormente terminaron cuartas. El 21 de agosto se celebra el Día de la Futbolista en base a esa hazaña y una de las protagonistas de ese hecho, charló con nosotros.
Betty García jugó en todo el país, mientras trabajaba de lunes a viernes. Más tarde se calzó la de Nacional, recorrió todo Uruguay, pero se debió inclinar al básquet para seguir viviendo su amor por el deporte. Ella es una de las Pioneras del Fútbol Femenino. Fanática de Racing Club y, por supuesto, de la redonda.
CR: ¿Te imaginaste en algún momento ser Pionera del fútbol femenino?
- La verdad que no, pero imaginate, yo empecé a jugar en 1959, quedan muy pocas jugadoras de esa época.
CR: Pasaste por muchos deportes antes de llegar al fútbol ¿Qué te atrajo de ese deporte que los otros no tuvieron?
- Amo el deporte, lo amo, lo sigo amando y yo creo que, como siempre dije, nací para ser deportista. Eso uno lo lleva en la sangre, un deportista lo siente adentro. Iba al secundario en Wilde y en esa época no sabía que existía el fútbol femenino. A los 13 años en el secundario practicaba pelota al cesto y vóley. También practiqué básquet en el club Sarmiento de Sarandí, hasta que me enteré que había fútbol femenino porque me dijeron que una chica de mi barrio ‘juega al fútbol’. Me acerqué a ella y le dije: ‘¿no me podés llevar?’ Me llevó y me quedé.
CR: ¿Qué tiene el fútbol que no tuvieron los otros deportes?
- Si no hubiese existido el fútbol femenino, hubiese seguido otros deportes, porque lo amo. Y los jugaba de alma. Cualquier deporte. Pero el fútbol fue mi amor de siempre, soñaba cuando era chica ser jugadora de fútbol. Decía ‘ojalá alguna vez haya fútbol femenino, ojalá alguna vez pueda jugar un Mundial’. Jamás pensé que se me iba a dar, primero ser jugadora y después llegar a un Mundial. Y pasaron las dos cosas. Gracias a Dios, se me dio.
CR: ¿Cuán difícil era ser mujer y jugar al fútbol en esa época?
- Era difícil con la gente, había mucho patriarcado y muchos machirulos, te aseguro. Cuando entrábamos a la cancha nos gritaban cosas, pero después se callaban cuando veían cómo jugaban las chicas. Realmente tuve compañeras que jugaban muy bien. Así fuimos siguiendo, no nos importó nada e incluso había familiares de las chicas que no querían que jugaran al fútbol. Ellas les decían que jugaban a otro deporte y se escapaban para jugar, hasta que después los familiares las dejaban por cansancio. Y nosotras todos los fines de semana nos íbamos de gira en todo el país. Sábados y domingos siempre jugábamos en una provincia distinta. Te digo más, a nosotras en ese momento nos daban un viático, pero jugábamos en estadios; ahora las chicas no juegan en estadios. Jugué en la cancha de Independiente, en Gimnasia y Esgrima de la Plata, Independiente de Mendoza en el interior. Jugué dos años en Uruguay y recorrí todo el país con el fútbol.
«Cuando entrábamos a la cancha nos gritaban cosas, pero después se callaban cuando veían como jugaban las chicas»
CR: Y cuando fuiste a Uruguay ¿cambió la mirada de la gente con el fútbol femenino o era igual en todos lados?
- Allá en un momento determinado se prohibió el fútbol femenino y me quedé en Nacional a jugar al básquet. Y si vos decías que habías jugado al fútbol, no podías practicar otro deporte, te echaban. Acá siguió el fútbol pese a que hubo gobiernos militares, nosotras seguíamos jugando. Cuando fuimos al Mundial en el ’71, había un gobierno militar.
CR: Vos trabajabas en la semana y después los fines de semana te ibas de gira. ¿Cómo golpeaba eso tu vida con tu familia, con tus amigos y con el cansancio de tanto viaje?
- Y, a veces llegábamos de la gira e íbamos a trabajar, dormíamos en el micro. Pero eso no te quita todo lo vivido. Cuando vos amas algo, lo haces y encima te trae satisfacciones, porque yo conocí lugares que jamás hubiese pensado conocer. He salido del país y jugué un Mundial. Y a la vuelta jugamos contra la Selección de Perú. Imaginate eso. Conocí Brasil, México, Uruguay, Perú, eso me da una gran satisfacción. Y mi sueño cuando volví del Mundial era ir a Racing y jugué diez años ahí.
CR: ¿Cómo eran esas giras? ¿Podrían hacerse ahora?
- Antes no estaba la AFA, ahora hay un campeonato de Primera, es difícil. Antes teníamos una persona que nos organizaba los partidos, su trabajo era comprar y vender jugadores de fútbol varones. Y conocí el país, los lugares, los estadios y él nos hacía los partidos. Y también hacía su negocio. Pero a nosotras no nos importaba. Con tal de jugar, que él se llenara de plata, porque nadie hace nada para no ganar nada. Supongo que debe haber sacado su buena tajada, pero agradecida de que él hacía sus partidos y nosotras jugábamos en algo que nos gustaba.
CR: Mundial de 1971. ¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza?
- Muchas cosas, todo el problema que tuvimos acá antes de salir, nadie nos avalaba. La ropa para vestir y que fuésemos todas iguales fue del sindicato de UTA. Además, nos prestaron las instalaciones que tenían en Ituzaingó, para que pudiésemos concentrar ahí mientras sacábamos todos los documentos. Algunas eran menores y necesitaban el permiso de los padres. Y ellas fueron las últimas en llegar a México, Marta Soler entre ellas.
CR: ¿Y cómo era esa concentración?
- Había varias canchas de fútbol, por lo que podíamos practicar bien. También tenían las instalaciones para que pudiésemos dormir y el comedor gigante para que podamos almorzar o cenar. La primera noche que vinieron jugadoras mexicanas, que jugamos contra ellas en Chicago antes de ir al Mundial, ellas se quedaron ahí también.
CR: Jugaste con 100.000 personas en el público. ¿Se sentía presión?
- El primer partido nos tocó con México, 110.000 personas. Cuando salimos por el túnel, toda esa multitud gritaba por México. Teníamos que enfocarnos en el partido y no escuchar, pero jamás habíamos jugado con tanto público, no sabes lo que era ese estadio. Perdimos 3-1 ese partido, nos anularon dos goles, que evidentemente nosotras no dijimos nada porque era la primera vez que entrábamos a un Mundial, pero fue un choreo lo que nos hicieron. México era local, tenía que seguir y no podía perder el partido de arranque. El segundo partido era contra Inglaterra. Te digo que eran bastante grandes las inglesas. Cuando salimos, la hinchada mexicana gritaba por Argentina, entonces ya nos sentíamos locales.
CR: ¿Fue mucho ese cambio?
- No es lo mismo que estén en contra que a favor, eso te da otros bríos, otras cosas. Aparte, habíamos hablado entre nosotras que si pretendíamos quedarnos hasta el final del Mundial, ese partido lo teníamos que ganar, porque sino nos veníamos para casa. Pusimos todo lo que pudimos para tratar de ganar el partido. Jugué medio tiempo hasta que se lesionó nuestra número 2 y yo dije ‘me quedo abajo, total vamos ganando y cuidamos el resultado’, encima después hicimos otro gol más.
CR: ¿Qué pasó cuando ustedes volvieron al país?
- Estaban los familiares esperándonos, no salió nada en el diario, nada. Solo la gente conocida y a la que le gustaba el fútbol, sabían que le habíamos ganado a Inglaterra 4-1. Es más, hasta el día de hoy, que se visibilizó, hay gente que me dice ‘no me dijiste que jugabas al fútbol’. Una vez en la casa de una amiga, la madre me pregunta: ‘¿Qué querés ser cuando seas grande?’, le contesté ‘jugadora de fútbol y jugar un Mundial, sería mi sueño’. La madre me miró con una cara rara, parecía una marciana yo. En ese tiempo te miraban raro, ‘cómo vas a ser una jugadora de fútbol, eso es para varones’. Y el Mundial lo jugamos en el ’71 y yo juego desde el ’59, nosotras ya estábamos acostumbradas a que festejábamos nuestras victorias, nadie por fuera del fútbol femenino, salvo algún periodista que nos hacía una nota. Y antes, en la cancha de Independiente en el año 1970, que se hizo un campeonato, lo televisó Canal 13, salió en diarios, revistas e incluso a través de eso, se formaron equipos de fútbol femenino. Jugadoras de la Selección fueron elegidas de esos equipos.
«No salió nada el diario, nada»
CR: Volvés, jugás en Racing, equipo del que sos fanática. ¿Cómo es jugar en el club que vos amas?
- Ese fue el summum, fue haber completado mi parte futbolística. Aparte, estábamos dirigidas por Roberto Valverde, quien era el masajista de la primera de Racing y él se encargaba de conseguirnos la ropa, los buzos. Nosotras estábamos bien vestidas, en el ’78 ya había más equipos de fútbol femenino y se hizo la Copa Crónica en Excursionistas. Nos decían ‘La Academia’ y ese año salió campeón. Hace poco fui a Excursionistas y se acordaban de cuando ganamos ahí.
CR: ¿Y cómo ves ahora el fútbol femenino?
- A lo largo y lo ancho del país hay fútbol femenino, pero hay que darle más proyección a la mujer en el fútbol y pagarle un poco más. Está semi profesionalizado y esto no le alcanza a las jugadoras. Además, abrirles las canchas, cuando vas a jugar un Mundial, es distinto. Estuve en Francia, en la última Copa de 2019, y los estadios son imponentes. Acá juegan y practican en la cancha auxiliar y no son las mismas dimensiones. Abrirles las canchas, los estadios y que las chicas se acostumbren. Además, necesitan más apoyo, porque a nivel internacional, antes Estados Unidos era imbatible, ahora juega en los Juegos Olímpicos de Tokio por la medalla de Bronce, entonces ya hay quien le gane a Estados Unidos y a otros países. Si se les paga bien, entonces pueden enfocarse en entrenar, en jugar y en estudiar, porque todo no se puede hacer.
«Hay que darle más proyección a la mujer en el fútbol»
CR: ¿Cuando hablas de apoyo te referís a…?
- A la AFA y a los clubes.
CR: ¿Y el fútbol masculino puede ayudar? Exponentes como Juan Pablo Sorín han hablado a favor del fútbol femenino.
- A Sorín lo conocí en la cancha de San Lorenzo un día que se organizó un encuentro de fútbol mixto. Hay mucha gente, muchos jugadores y muchos periodistas que apoyan al fútbol femenino. Pero este problema viene de AFA y viene de los clubes. Ellos son los que tienen que apoyar. Y tienen que darles cabida a las mujeres dentro de los cuerpos técnicos. Hay muchos hombres. Tiene que haber alguna mujer en el CT, resulta que ahora sacan a Carlos Borello y lo dejan para que él dirija a Germán Portanova.
CR: ¿Qué lugares todavía tiene que ganar el fútbol femenino? Como el caso de Lucia Barbuto, la presidenta de Banfield
- En la AFA, en los cuerpos técnicos. Hay muchas directoras técnicas que son muy buenas y hay que darles trabajo, si los varones ya dirigen el fútbol masculino. Deben ser más flexibles y darles más trabajo a las mujeres. Tiene que haber más arbitras también, le están haciendo guerra a las mujeres en varios niveles porque ellos ocupan los lugares. En el cuerpo técnico del seleccionado no vi a ninguna mujer. Y si pasa algo con las chicas ¿no debería haber otra mujer? Para que le cuente un problema que no le puede decir a un hombre. En el vestuario tiene que haber una mujer también.
CR: Tocando tu pasión también ¿cómo ves el crecimiento del fútbol femenino en Racing y cuál es tu relación con el fútbol masculino? ¿Cómo es Betty hincha?
- Y yo voy tanto al femenino como al masculino. A Racing lo sigo de las dos maneras. Cuando no había femenino era solo al masculino, ahora es a los dos. A veces me pongo muy impetuosa en la cancha y siento que los dirijo yo, como si me escucharan. Los varones siempre están un poco más adelantados porque se les presta mayor importancia, pero en el femenino se ganó mucho lugar. Y hay que apoyarlas más y tienen que seguir consiguiendo más cosas porque estamos a mitad de camino.
CR: ¿Qué opinas de la medida de que tiene que existir un equipo de fútbol femenino para que los varones jueguen la Copa libertadores?
- Me parece bien, porque sin esa imposición no habría fútbol femenino en los clubes. Esto sirve para que les abran las puertas a las chicas.
CR: ¿Dónde crees vos que está la base para que comience el fútbol femenino? ¿En las escuelitas de fútbol, en la escuela, en los clubes?
- Yo he visto escuelitas de fútbol, aunque no estén en los clubes, muchas escuelas de nenitas y las llevan los padres, que al revés de antes que te prohibían jugar, ahora el padre y la madre, ambos llevan a la hija a jugar. Me han parado a mi preguntándome ‘¿a qué cancha la puedo llevar a jugar?’ y eso te da placer, el interés de meter a los chicos al deporte. Es sano porque tienen que practicar, tienen que jugar. Sí pienso que tiene que haber, como tiene Racing, reserva e inferiores, los otros clubes también lo tienen, para fomentarlas desde chica. Aunque te lo digo por experiencia, como jugadora de fútbol, eso lo llevás en la sangre. Yo empecé a los 19 años, fui a una práctica y me dijeron ‘vos te quedás’. Eso viene de adentro, te gusta el deporte y no te para nadie.
CR: ¿Qué le dirías a alguien que le gustaría elegir el fútbol femenino?
- Que si le gusta, siga para adelante, que no le interese lo que le digan, las trabas que le pongan y que no se preocupe, que ella siga adelante. Esa es la única manera de conseguir lo que una quiere, luchando. Esto es una lucha y ahora que el fútbol femenino está así es por todas las luchas de los equipos feministas. Incluso fuera de la Primera están los equipos de fútbol femenino y esos van consiguiendo grandes cosas. La mujer tiene que luchar y decir ‘yo quiero esto, quiero esto otro’, porque es la única manera de conseguir las cosas.
- AUTOR
- Sebastián Mancuso
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