Calcio
Helenio Herrera: El Mago que revolucionó el futbol
Cuando José Mourinho llegó al Inter de Milán, el diario español AS le preguntó a Sandro Mazzola que opinión tenía del portugués. Este contestó rápidamente: “Me encanta. ¡Se parece mucho a Helenio Herrera!”. Las comparaciones son odiosas, pero si habría que buscar un personaje que se asemeje a Mourinho, ese sería Helenio Herrera. Desde su egocentrismo desafiante hasta sus innovaciones tácticas y la forma de prepararse para un partido, el argentino marcó un antes y un después en la historia del fútbol.
El inicio de un grande
Desde su infancia, Helenio supo que para alcanzar la gloria y el respeto tendría que esforzarse. Nació en Palermo en 1910, en el seno de una familia andaluza pobre. Cuando tenía nueve años su familia se trasladó a Marruecos, donde Helenio comenzó a jugar en el Roches Noires y Raja Casablanca, a su vez que ayudaba a su padre en la carpintería.
A pesar de haber tenido una larga trayectoria como futbolista, sobretodo en Francia, “El Mago”, apodo que le pusieron sus jugadores, pronto se dio cuenta que nunca destacaría por ser un futbolista de élite. Es por eso que, ya con 25 años, se interesó por ser técnico. Jugando en el Olympique de Charleville, su entrenador Robert Accard, un exponente de lo que en Francia llamaban béton (“hormigón” en castellano), le explicó su táctica de juego. Luego Helenio lo terminaría popularizando como Catenaccio. Pero para eso faltaba bastante.
Cuando Helenio Herrera era “Habla Habla”
Una lesión en el Puteaux, donde era jugador y entrenador, le hizo decidirse por comenzar su carrera de técnico. Su primer éxito llegó temprano. Tres años después de debutar en el Stade Francais marchó hacia España, donde logró salvar al Valladolid del descenso. Al año siguiente le llegaría su primer gran prueba. El club era el Atlético de Madrid. Sus innovadores métodos de entrenamiento y preparación convirtieron un equipo sin ninguna figura en bicampeón liguero y de Copa (entonces llamada Copa “Eva Duarte”). “Fue un monstruo. Nos daba palizas entrenando hasta tres horas diarias, pero el domingo nos comíamos a quien hiciera falta” confesaba el defensor Alfonso Aparicio en una nota biográfica sobre “HH” en FIFA.com. “Helenio trajo la pizarra y empezó a valorarse la función del entrenador. También era psicólogo: antes de los partidos afuera, saltaba primero al campo para que le chillasen a él, así cuando entrábamos nosotros el público ya estaba cansado”, recordaba Adrián Escudero, delantero y goleador de ese equipo.
Un paso por varios clubes españoles como Málaga, Deportivo La Coruña, Sevilla y en Portugal por Belenenses le ayudó para tomar experiencia. En 1958 llegó al Barcelona. El equipo catalán contaba con estrellas como Ladislao Kubala, Sandor Kocsis, Zoltán Czibor y Luis Suárez, pero su archirrival, el Madrid de Di Stefano, se llevaba todos los elogios. “El futbol de hoy no es el jugador personal. La consigna de hoy es ganar en equipo”, fue su mensaje que dejó grabado desde que llegó a la ciudad condal. En dos años ganó dos ligas, una copa de España y una Copa de Ferias (actualmente Europa League).
Sin embargo, allí tuvo que lidiar con quienes discutieron su liderazgo. En el Barça chocó con Kubala, que forzó su despido del club junto con Suárez. Si en el Atlético de Madrid ya se había ganado fama de ser un hombre controvertido y excéntrico, en el Barcelona lo tildaron de charlatán, egocéntrico y prepotente. Allí fue cuando se ganó el apodo irónico de “Habla Habla”, en referencia a las siglas “HH” que lo presentaban.
Con la fama que obtuvo y, tras sufrirlo en la Copa de Ferias, Angelo Moratti (quien había comprado el Inter en 1955) decidió apostar por “El Mago”. Comenzaría la etapa más gloriosa del club lombardo y del DT argentino.
“La Grande Inter” y una creación por accidente
En sus primeros días en Italia, el prestigioso periodista Gianni Brera le habló sobre el Catenaccio y le recomendó la inclusión de un líbero, táctica que empleaba Nereo Rocco con el Padova y había causado una revolución dentro del Calcio italiano. Helenio dijo que ni se le pasaba por la cabeza, prefería el sistema WM inglés. Después de la charla, Brera se acercó a Moratti y le comentó: «Has contratado a un entrenador que tiene un retraso de diez años, pero habla bien».
Existen varias opiniones sobre la incorporación del líbero en el Inter de Helenio Herrera. Según Brera, la derrota en Padova frente al Catenaccio de Rocco hizo que Moratti obligase a “El Mago” a utilizar este método. Según el argentino, una jugada azarosa marcó el inicio, pero siempre manifestó que ya cuando entrenaba el Stade Francais la usaba de vez en cuando.
La que más se asemeja a la realidad es la de Sandro Mazzola, quien lo explica detenidamente. “Él quiso jugar en 4-2-4 en Inter. Ganó los tres primeros partidos por seis goles. Al cuarto se enfrentó al Padova de Nereo Rocco, que sí jugaba Catenaccio, y perdió. Rocco siguió con ese estilo mucho tiempo en el Milan. Al siguiente partido el Inter hizo el primer gol y Picchi, que era el dos, le dijo a Balleri, que tenía el seis: “Ahora tú te pones de líbero por detrás de la defensa, no quiero perder otro partido”. Poco a poco, Picchi se convirtió en el líbero y alma del equipo.
Todos estaban en su sitio y destacaban en sus puestos. Desde el arquero Sarti, con experiencia, pasando por Picchi, capitán y líder de la defensa, Facchetti, quien era el lateral más ofensivo, siendo uno de los primeros carrileros que llegaba hasta el fondo con sorpresa y mucho gol, Suárez como cerebro del equipo y con una precisión abismal, Jair y su pura explosión, y Mazzola, quien decidía la finalización de la jugada, hasta Peiró, el rematador.
Así, “La Grande Inter” consiguió tres Scudettos, dos Copas Intercontinentales y dos Copas de Europa, ganadas frente a equipos históricos como el Madrid de Di Stefano y el Benfica de Eusebio. Los logros se traducían en elogios, tanto para los jugadores como para su DT, pero todo imperio tiene su final.
“Giuliano, déjalo entrar. No vale la pena, tarde o temprano nos van a ganar”
Esa frase fue la que dijo Picchi a su compañero Sarti en la final de la Copa de Europa frente al Celtic. Era el aviso del final de uno de los equipos más ganadores que existieron en Europa. “Nunca pensé que escucharía esas palabras. Nunca imaginé que mi capitán le dijera a nuestro arquero que tirara la toalla. Eso muestra cómo estábamos destruidos en ese momento. Como si no quisiéramos alargar más la agonía”, dijo el defensa Burgnich según cuenta Jonathan Wilson en su libro “Pirámide Invertida”. Una semana después, con el ánimo por los suelos, Inter se jugaba el Scudetto frente al Mantova. Perdió 1-0 y la Juventus se alzó con el título.
Para Helenio, todo lo que pasó después eran destellos de lo que alguna vez supo ser. Roma, un regreso al Inter y al Barcelona, donde se despidió como entrenador en 1981, fue lo último que dejó para la historia del fútbol. Murió el 9 de noviembre de 1997, en Venecia junto a su mujer Fiora Gandolfi, con quien compartió sus últimos días.
Un legado que todavía vive
Han pasado más de 50 años de la época de oro de Helenio Herrera, sin embargo, varias de sus innovaciones todavía se siguen utilizando. Fue precursor de las concentraciones antes del partido o il ritiro, como le llamaban los italianos, aislando a los jugadores del ambiente antes del encuentro. También innovó en la psicología. Los mensajes motivacionales que dejaba pegados por todo el vestuario o la charla individual con cada jugador son recursos usados por muchos técnicos, aunque hoy en día se hayan readaptado a las necesidades del fútbol moderno.
“Uso la pelota con inaudita frecuencia… Es el instrumento de nuestra profesión”, dijo Herrera una vez a un periodista argentino. En una época donde se entendía el juego y el físico por separado, el entrenador trabajaba hasta tres horas seguidas usando el balón como elemento principal.
Consideró la disciplina como un elemento fundamental en su preparación. Así cómo era exigente consigo mismo, también lo era con sus futbolistas. “Me acusaron de ser un tirano implacable con los jugadores, pero lo cierto es que una profesión breve como la del futbolista debe ser encarada con seriedad y rigor”, argumentaba “El Mago”.
En lo táctico, si bien el propio Helenio después de la final entre Brasil e Italia del Mundial de 1970 declaró que el Catenaccio no tenía “ninguna posibilidad de subsistir” y estar convencido que “los sistemas eminentemente defensivos concluyeron su ciclo”, hoy en día se puede ver cómo equipos de la liga italiana siguen usando el famoso líbero. Incluso selecciones como Grecia en la Eurocopa de 2004 o Costa Rica en el último Mundial de Brasil 2014 tuvieron éxito basándose en el principio del Catenaccio y readaptándolo al fútbol actual y a sus jugadores.
Aún en lo que más se lo criticaba (ser un entrenador “mediático”) fue un innovador. Atrajo toda la atención hacia él en momentos cumbres para relajar a sus jugadores, exhibiendo su orgullo y triunfos allá donde fuere o defendiendo su estilo de juego ante cualquier crítica.
Por eso y por mucho más, Helenio Herrera dejó huella en el futbol, demostrando que todo su esfuerzo y sacrificio al final no fueron en vano.
- AUTOR
- Bruno Scavelli
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