El Rincón de Roger Milla
Icardi: la reivindicación del «9» de área
El fútbol se compone de tendencias, corrientes hegemónicas, ideas que hoy son válidas y que mañana son puestas en cuestionamiento cuando dejan de ser lo eficientes que resultaban un tiempo atrás. Con aquel famoso partido en el cual Lionel Messi actuó como Falso 9 ante Real Madrid con Pep Guardiola como entrenador, se inició una etapa. El de Santpedor reinstuaró una figura que había usado el Barcelona de Johan Cruyff a comienzos de los ’90 y muchísimos años antes los Magiares Mágicos de Hungría. Con otra funcionalidad, en otro contexto, pero con hilos en común.
La idea fue novedosa y efectiva. Muchos quisieron copiarlo. El primero, Sergio Batista; rápidamente se evidenció que copiar el template del Barcelona era bastante poco útil, y Messi rara vez volvió a ser centrodelantero en Argentina con otros seleccionadores. Pero diferentes directores técnicos a nivel mundial fueron optando por esta variante: Francesco Totti fue el «9» de la Roma con Rudi García apenas llegado el galo a la Ciudad Eterna, Pierre Emerick Aubameyang pasó de ser un veloz extremo a un delantero sin posición fija en Borussia Dortmund, Joaquín Correa se adaptó a ser el más adelantado en el Sevilla de Jorge Sampaoli, entrenador que en la selección chilena ya había gozado en ese rol de Alexis Sánchez, quien también lo ejercía en Arsenal. La versión del delantero móvil, indetectable (sea estrictamente un «falso 9» o no) pasó de ser la excepción a casi ser la regla. Dries Mertens hizo un manual de esta funcionalidad en el Napoli de Sarri y así lo contamos en el Blog en la primera entrada.
¿Y entonces qué pasó con los tradicionales centrodelanteros de área? ¿Se extinguieron? ¿Ya no eran eficaces para el fútbol que se empezó a jugar en la última década? Ni una cosa, ni la otra, pero la tendencia parecía llevar hacia orilla a la demarcación. Por supuesto, existían excepciones, pero quizás ninguno como Mauro Icardi pueda significar de manera más cabal la resistencia de los «9 de área».
Este inicio de temporada del rosarino de 24 años no solo lo exhibe como un delantero mortífero, sino que evidentemente ha dado un paso adelante en su juego. Acostumbrado a batallar en desventaja debido a los pobres equipos que construyó el Inter en las últimas temporadas, Icardi en esta 2017/2018 parece tener más aliados para potenciar sus virtudes. En la primera jornada ante la Fiorentina gozó del juego del equipo: un excelente centro de Ivan Perisic fue capitalizado por su anticipo ofensivo. Salto desde el lado ciego del lateral derecho toscano y cabezazo inatajable. Un toque y adentro. Otro penal y dos goles para un comienzo de campaña ideal.
El último sábado ante la Roma, el «9» interista nuevamente padeció a un equipo inconexo. Los de Eusebio Di Francesco eran superiores y merecían más que un gol de ventaja. En un puñado de minutos, Icardi torció la historia; fueron tan simples y certeras sus definiciones que generó la sensación de que el ex Sampdoria está por encima del nivel de sus compañeros y sus rivales.
En el primer tanto aprovecha sí una muy buena habilitación de Antonio Candreva, pero antes realiza una diagonal a espaldas de Federico Fazio, quien sale a bloquear el posible remate del ex Lazio. Konstantinos Manolas no lo persigue, defendiendo su posición y un posible corte del poseedor del balón, y Aleksandar Kolarov queda ya muy lejos de hacer una cobertura. El pase es tan bueno que sorprende al bomber, pero un control orientado lo ubica de frente al arco y, pese a que el pie de apoyo le queda lejos de la pelota, la velocidad para disparar le hace ganar un tiempo y encuentra a los defensores lejos de la acción y a Alisson, arquero romanista, caminando para achicar el ángulo de disparo. Golazo.
El partido tras el 1-1 era otro y el rosarino olió sangre. Aprovechó un desborde por banda izquierda coronado con un centro atrás. Fazio pensó que tenía controlada la situación, pues Icardi había quedado de espaldas al arco. Otra vez giro veloz en el mismo movimiento en el que controla de zurda para definir con la derecha cruzado. La pelota le quedó lejísimos al arquero brasilero. Golazo, de nuevo.
Si bien cada vez exhibe menos su potencia en carrera, tuvo una cabalgada cuerpo a cuerpo con Manolas que casi termina en el tercer tanto personal. Los recursos para este tipo de maniobras los sigue teniendo Icardi, sin embargo se está volviendo un jugador minimalista. Menos es más. La simplicidad y el fundamento. Un «9» de área no regala tiempos y resuelve en pocos segundos, Icardi ya tiene todos los papeles en regla para que lo consideren dentro de este grupo. Quizás, detrás de Robert Lewandowski, sea el mejor centrodelantero del Mundo el día de hoy. Ya hablaremos del polaco en El Rincón de Roger Milla, otro que dentro de las 18 perdona muy pocas veces.
Relacionado
- AUTOR
- Diego Huerta
Comentarios