América
Ídolos modernos
Desde hace días, intento darle significado al tema de los ídolos en los equipos de fútbol. Los aficionados siempre vamos a tener ídolos que nos identifiquen con el club que amamos. Mucho tiempo antes de que naciera, existían jugadores que, por una u otra razón, parecían a veces más importantes que el conjunto. Los hinchas del equipo los exaltaban al máximo y comúnmente los de equipos rivales los despreciaban hasta a veces llegar al odio.
Pocos años atrás, empecé a notar que en Costa Rica los ídolos ya no eran como los de antes, y dándole un poco más de cabeza me di cuenta que no es un fenómeno que se vea solo acá; básicamente el ídolo de hoy en día mutó en todas las ligas de fútbol del continente americano y bastantes de las europeas. No sé, ni soy quién para decidir, si este cambio es bueno o malo. Solo me he dado cuenta que así es como funciona la actualidad de gran parte del fútbol mundial. Asumo que algunos de ustedes, lectores, ven más o menos hacia dónde van estas letras que escribo.
Sino lo veían venir pues acá les cuento mi conclusión. El status de ídolo de un equipo de fútbol hoy en día se adquiere con mayor facilidad de la que se necesitaba en antaño. No es que los jugadores sean menos buenos, de ninguna manera. Es que los jugadores, principalmente latinoamericanos, ya no hacen carrera en el club de nuestros amores, juegan un par de años en su país, despuntan un poco (sin la necesidad de ganar muchos torneos o marcar una cantidad exagerada de goles) y se van a hacer carrera a Europa. Después de ahí, parece que el único requisito que tienen para eventualmente ser ídolos es hacer público su amor por un equipo en particular. Doble puntaje para el que cumpliendo estas cosas, además vuelve para cerrar su carrera en dicho club.
Claramente tengo desde hace tiempos varios nombres costarricenses en mente pero, para que esto que escribo resulte más cercano a la mayoría, daré el mejor ejemplo que se me ocurre actualmente. Les doy unas palabras más de tiempo para que en su cabeza busquen unos ejemplos de cuándo han visto esto. ¿Listos?
Carlos Tevez. Carlitos es un grandísimo futbolista que ha estado activo en el fútbol profesional desde el 2001. 16 años después, ¿cuántos calcula usted que ha sido jugador de Boca Juniors? Es el lugar del que parece ser ídolo indiscutible, ya juzgará cada uno si con o sin razón. Tevez ha actuado en el famoso equipo argentino por cuatro temporadas, habiendo jugado 109 partidos de liga y marcado 40 goles en ese período. De ninguna manera es necesario restarle mérito a lo conseguido por el jugador. El punto acá es que en otras épocas, los ídolos hacían carrera en el equipo de sus amores, demostraban ese amor siendo figuras de los mismos por la mayor parte de su trayectoria. Vamos con un ejemplo para ver la diferencia.
Quizás el más fácil es Pelé, quien estuvo activo 21 años en el fútbol profesional, de los cuales en 18 formó parte del Santos. Este simple hecho ya lo hace básicamente imposible de imitar en nuevos tiempos, imposible al menos para un jugador que como ya todos sabemos tenía mucha calidad. ¿Se imaginan a Pelé en la actualidad haciendo su carrera casi completa en Brasil? ¿Es realista creer que el Real Madrid, Barcelona, algún equipo de Manchester, etc, no moverían cielo y tierra por llevárselo al Viejo Continente? Los antecedentes recientes hacen creer que es poco factible que esto se repita, si hoy en día aquellos que sobresalen un poco se mueven fácilmente a ligas europeas con el agravante de tener otras oportunidades como ir a la liga China o a la MLS a llenarse los bolsillos.
De nuevo, no hay algo malo con esto. El fútbol ha evolucionado y es claramente un fenómeno mucho más global. Pero si hay algo que no ha cambiado, es la necesidad de ídolos que tenemos los aficionados. ¿Qué opciones nos quedan? Podríamos quedarnos huérfanos de ídolos mientras vuelve nuestro respectivo Tevez y volver a ser felices disfrutando los últimos años de aquel que se fue y volvió para demostrar amor.
Por más romántico que esto suene y que cada vez vemos más estos regresos, los aficionados necesitamos más. No nos basta tener ídolos de vez en cuando. Entonces hemos bajado los requisitos para ser ídolo de nuestros equipos. Hay hoy en día tres tipos de ídolos, muy visibles en el fútbol latinoamericano. El primer tipo es el que ya mencionamos, el jugador que ha profesado su amor por nuestro club por toda Europa y que vuelve para terminar su carrera bajo el cariño de su gente, vistiendo la camiseta que ama después de haber asegurado su futuro.
El segundo tipo es el ídolo por futuro. Estos son las promesas que nuestros clubes hacen debutar, los jugadores que desde ese momento destacan, quizás no siendo el mejor del equipo pero dando espectáculo, llenándonos de ilusiones. Sabemos que dado su nivel, es cuestión de tiempo para que emigre a un “lugar mejor”. Es por esto que lo mimamos, que se sienta a gusto, que sepa que se puede quedar el tiempo que quiera. Está aún lejos de consolidarse como un jugador importante, pero apostaremos por él, si logra alcanzar ese potencial que se le ve, nosotros lo veremos como uno de los nuestros durante todo el tiempo que esté fuera. Si regresa un día, pasará a formar parte del primer grupo que describimos.
Queda entonces un último grupo, el ídolo por insistencia. Y de ningún modo busco que suene a desprecio. Estos comúnmente no fueron los más destacados de jóvenes. Pero eran jugadores que siempre han cumplido con el equipo, muchas veces fueron usados para tapar las salidas de esos jóvenes descritos en el párrafo anterior. Nunca dieron el salto al extranjero por una razón u otra. Algunos no tenían nivel para las mejores ligas del mundo y dado esto tenían opciones de salir pero preferían la seguridad de casa a una aventura sin seguro. Son estos jugadores los ídolos que más tiempo disfrutamos los aficionados. Finalmente serán capitanes del equipo por su experiencia, por su gallardía, por su amor al equipo. Aceptarán ceder su estatus de ídolos cada vez que el siguiente Tevez vuelva. Pero cuando este se retire, ahí estará él fielmente, esperando su reconocimiento, el premio a aguantar y no ser demasiado bueno.
Claramente, para todo esto habrán todavía excepciones a la regla. Siempre habrá alguien que rompa el molde por una u otra razón, pero en general nuestros ídolos ya no son como los que existían antes. Como aficionado, a veces tendré que conformarme con que me regale cuatro o cinco años de su fútbol en mi club quien que pudo ser durante muchísimos años ídolo de mi equipo, al menos para imaginar algo hipotético.
Mientras tanto seguiremos como hasta ahora, sosteniendo algún que otro ídolo de barro, mientras viene el brillante, el diamante que durará poco en nuestras manos pero seguro volverá.
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- AUTOR
- Adrián Pacheco
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