Historias
Is this love..
«I wanna love you and treat you right. I wanna love you every day and every night (Quiero amarte y tratarte bien. Quiero amarte cada día y cada noche)», reza Is This Love, una de las canciones más populares de Bob Marley. Probablemente la composición está dirigida a alguna mujer o, quizás, porqué no, a una pelota, algo que no sorprendería porque el padre del reggae amaba jugar al fútbol y no ocultaba su adoración por este deporte, que según cuenta la leyenda terminó por ser lo que le quitó la vida. «Is this love that i’m feelin?. Wo-o-o-oah! oh yes, I know; yes, I know; yes, I know now (¿Es amor lo que estoy sintiendo?. Wo-o-o-oah! oh sí, lo sé; sí, lo sé – sí, ahora lo sé). Volemos un poco por la historia de este mito y por una de sus pasiones.
Si te gusta el fútbol y te gusta la música, algo que sino es así sepan disculpar pero es deprimente, hay muchos puntos en común que se encuentran a lo largo de la historia. Son varios los músicos populares que le han expresado su pasión a la pelota y que hasta le han dedicado alguna canción. Diego Armando Maradona debe tener más dedicatorias musicales que estatuas a lo largo del mundo. En este caso, Marley jamás le dedicó ni una sola lírica a la redonda. ¿La razón? Se fue con él a la tumba, sin embargo nunca escondió su pasión por patear una pelota y disfrutar de ese otro amor que tuvo.
«Libre, libertad. El fútbol es libertad. El fútbol es todo un arte, es todo un universo. Cuando jugamos al fútbol tocamos música», sintetizó el jamaiquino, quien en una gira por Brasil en 1980 se dio el gusto de jugar un picado junto con Paulo César Caju, integrante de la mítica selección brasileña campeona del Mundo en 1970, esa misma que integraron Jairzinho, Gérson, Tostão, Pelé y Rivelino. Como para redondear una jornada atípica ese día también estuvieron Toquinho, cantautor y guitarrista, y Chico Buarque, cantante, poeta y guitarrista, entre muchas otras cosas, lo cual terminó por darle un aire único a la reunión.
La vida de Bob se apagó el 11 de mayo de 1981 y los mitos cuentan que su muerte se debió a su amor por el fútbol. No vayan a creer que falleció antes de patear un penal decisivo, nada más alejado de eso, sino que su deceso se dio por una de esas típicas lesiones que sufre cualquiera en un partido con amigos. Hay miles de padecimientos que se pueden generar en un terreno de juego amateur, pero la mayoría se tratan con facilidad mediante la intervención de un médico; aquí entramos en un punto crucial que el músico no quiso variar a pesar de su dolencia. Para entender sus decisiones hay que indagar en su historia y por sobre todo en su credo.
Marley se había convertido en una estrella de la música en la década de los ’70 y por ese entonces él ya era un ferviente defensor del dogma rastafari. Esta religión, nacida en tierras jamaiquinas, encadena una serie de creencias que poco tienen que ver con las ideologías conocidas normalmente en el mundo occidental. Por empezar, los rastas endiosan a Tafari Makonnen, más conocido como Haile Selassie, nombre que obtuvo tras su coronación el emperador de Etiopía, quien peleó contra Benito Mussolini tras la invasión italiana en aquella nación. Después de vencer a Mussolini, Selassie retornó al poder aunque en 1974 fue derrocado por un golpe militar, el cual cuestionaba sus políticas. La llama de Haile no duró mucho más debido a que al año siguiente murió en medio de polémicas sobre la razón de su deceso.
Los creyentes del movimiento rastafario, vale recordar que en su mayoría son jamaiquinos, creen que Heile era el elegido que los devolvería a la tierra prometida: África, aunque estos pensamientos están mayormente arraigados en la isla caribeña, porque más de un etíope discute la figura del fallecido gobernador. Más allá de estos ideales, los rastas profesan otros pensamientos que más de uno podría asombrarse al leerlos, ya que no beben alcohol, gran parte de ellos no come carne, suelen vivir comunalmente y jamás roban. Están en contra del racismo, de la opresión del sistema, aunque un buen resumen de lo que verdaderamente anhelan es que el hombre viva en paz. Uno de los puntos que a nadie asombra es su consumo habitual de marihuana. Los «porros» suelen acrecentar sus leyendas y su forma de ver la vida. «Don’t worry about a thing».
No crean que todo es cannabis, y por esa razón vamos a retornar a la vida de Bob, la que transitaba el camino de estas ideologías y sus canciones así lo reflejaban. Sus mensajes siempre fueron conciliadores y bien intencionados. Tal fue su llegada al público que por esos años se convirtió en una figura revolucionaria en un país oprimido por la pobreza. Más de un político quiso utilizar su imagen para ganar adeptos pero él nunca aceptó, un hecho por el cual muchos aseguran que sufrió un atentado que casi termina con su vida allá por 1976. Ese día el músico recibió un disparo en el corazón y no murió. Lo más extraño es que los siete pistoleros que intentaron sepultarlo no lograron asesinar a ninguno de los presentes esa noche. «We don’t need no (no more) trouble!» (No es necesario. No, no es necesario, no hay más problemas).
Esa jornada quedó en la historia, tanto así como la fecha en que realmente murió. Como decíamos, el fútbol terminó por ser el atajo de la parca a su hogar, dado que dos años después de ese atentado en un picado con amigos, Marley sufrió un pisotón en el pie derecho. El dolor se volvió insoportable y terminó por acudir a un médico, quien le detectó un melanoma maligno. Inmediatamente le aconsejaron que debía amputarse el dedo gordo, algo relativamente normal en esos casos, pero Bob se negó a ser intervenido. Muchos aseguran que los doctores no tuvieron en cuenta que esa operación iba en contra de las creencias de los rastas, quienes aparentemente tienen prohibido quitarse cualquier parte de su cuerpo, pero la realidad sobre su decisión también se fue con él. Desde ese momento en adelante, la vida del cantante comenzó una cuenta regresiva aunque esto jamás le impidió seguir tocando y dejando mensajes.
Ya en 1980 los problemas se agravaron luego de un repentino desmayo que derivó en que los médicos tuvieran que realizarle nuevos exámenes, los cuales dieron la peor noticia: el cáncer se había expandido hasta llegar a su cerebro. Bob tenía los días contados pero se dio el lujo de hacer un último recital en el teatro Stanley de Pittsburgh, de Pennsylvania, Estados Unidos. Por suerte para los fanáticos, el sonido de ese último instante de inspiración fue grabado. Hubo algunas tratativas para realizar más presentaciones, aunque jamás se concretaron y, tras un período de lucha contra su enfermedad, Marley decidió volver a su tierra. En medio del viaje comenzó a desaprensarse y el avión tuvo que aterrizar en Miami. No hubo mucho más por hacer, el cáncer invadió gran parte de su cuerpo y, a los 36 años de edad, dejó al reggae sin su padre.
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- AUTOR
- Facundo Mirata
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