Copas europeas
Italia, su esencia y Bonucci
Italia llegó a territorio francés con el conocimiento de sus limitaciones y la evolución de sus fortalezas. A partir de su consolidada defensa y movimientos siempre en bloque, compite y progresa. Ha carecido en los tres partidos de cierto peso ofensivo, aunque le alcanzó para finalizar en el primer lugar del grupo que compartió con Bélgica, Suecia e Irlanda. Los seis puntos obtenidos en las dos primeras jornadas y la clasificación a octavos de final tienen un nombre propio en la selección azzurra: Leonardo Bonucci. Antonio Conte se encomendó al talento del líbero juventino.
Mediante un preciso envío largo, Bonucci rompió líneas y encontró a Emanuele Giaccherini para abrir el marcador ante Bélgica. Un pase excepcional que replicó al realizado ante Holanda en el debut del actual entrenador al frente del combinado italiano. Es una acción que repite en su club y que en la selección ha intentado en otras oportunidades durante los siguientes dos partidos, sin el mismo éxito. El zaguero es quien toma una preponderancia sin precedentes en la iniciación del juego, ya sin Andrea Pirlo -tanto jugando para su país como en su club- y ante las lesiones que dieron de baja a Claudio Marchisio y Marco Verratti.
El propio defensor fue clave frente a los dirigidos por Marc Wilmots cuando su equipo obturó los caminos interiores e hizo que su rival chocase una y otra vez ante el mismo muro. Bonucci fue líbero y mediocentro, controlando e imposibilitando el giro a Romelu Lukaku y hasta bloqueando remates de Kevin De Bruyne o Eden Hazard. Sin calidad en ataque posicional, Bélgica nunca pudo romper el entramado defensivo italiano. Con la velocidad y determinación de Antonio Candreva y el productivo ingreso de Ciro Immobile, Italia sentenció el encuentro en el final al contraataque con el cabezazo de Graziano Pellé.
Eder, brasileño nacionalizado italiano, brindó la clasificación al seleccionado cuando rompió la igualdad ante Suecia en los minutos finales. Antes, el partido apenas había tenido matices, pero Italia cambió el registro de un tiempo a otro. Del repliegue sin fisuras ante un conjunto que no se siente cómodo con el balón, a un segundo tiempo en el que se adelantó varios metros y jugó en campo rival. Profundizó por las bandas con Candreva y Alessandro Florenzi (ingresó al equipo en el segundo partido), Marco Parolo rompió por dentro y el ingreso de Simone Zaza permitió crear ventajas decisivas por su juego de espaldas y control de balón. En fase defensiva, Giorgio Chiellini controló en todo momento a Zlatan Ibrahimovic, turnándose con Bonucci para impedir la comodidad del crack ex PSG.
Ya ante Irlanda, Conte dispuso una gran rotación y cambió nueve jugadores del once titular, en vistas al partido contra España que ya estaba confirmado. Solo Barzagli y Bonucci mantuvieron su lugar. Entre innumerables imprecisiones de Italia en terreno adversario -con Zaza e Immobile en metros finales- y el dominio irlandés en tres cuartos de cancha, el juego se definió mediante un gol in extremis que dio el pase de ronda a los de Martin O’Neill.
Con la defensa de Juventus como base, Italia se resguarda en su capacidad de ocupar espacios e imponerse en duelos individuales, como ante Lukaku e Ibrahimovic. Andrea Barzagli, Bonucci y Chiellini llevan años jugando juntos, se complementan de gran manera y tienen la protección de Gianluigi Buffon, un hombre que viene de firmar una de sus mejores temporadas como profesional a los 38 años. Si bien aún no ha podido soltarse al contraataque con dinámica y certero peligro, y todavía no ha encontrado una dupla ofensiva fiable, Italia ha llevado los partidos a su zona de confort. Y allí apareció su esencia histórica, para intentar volver a ser. De cara al cotejo frente a España, deberá hacer gala nuevamente de su defensa organizada.
Relacionado
- AUTOR
- Nicolás Galliari
Comentarios