América
It’s the solution
¿A qué juega México? Es una pregunta que nos hacemos hinchas tricolores y aquellos que tienen la ocasión de mirar algún partido del combinado azteca. Desde que el técnico colombiano Juan Carlos Osorio asumiera el cargo entre murmullos y desconfianzas, no ha hecho más que acrecentar la crítica para su labor, por más que los números lo respalden.
Una Eliminatoria sin sobresaltos, con sendas victorias en campos complejos de Centroamérica y resuelta a falta de tres fechas, hecho que no se daba desde que Ricardo La Volpe condujera «caminando» al Tri a Alemania 2006. Desde allí que no se tenía una fase clasificatoria tan tranquila.
Sin embargo el bochorno vino en la Copa América Centenario cuando México fue vapuleado 7-0 en cuartos de final por Chile. Vergüenza en todas sus letras. Un año después sería una alternativa Alemania la que haría pasar penurias al seleccionado azteca en semifinales de Copa Confederaciones, con el lapidario 4-1 que marcaría el final del certamen para México. Semanas luego, Jamaica echaría a una selección alternativa mexicana en las semifinales de la Copa Oro para redondear el verano amargo.
¿Por dónde pasan las desavenencias de la prensa y afición para con el técnico cafetero? A Juan Carlos Osorio se le cuestionan primordialmente cuatro cosas: la falta de un estilo de juego definido, la interminable rotación de futbolistas, la escasa inclusión de marcadores de punta en sus convocatorias y primordialmente la falta de un ‘5’ puro.
En ésta última nos centraremos en la presente nota. La falta de un ‘5’ cuya naturaleza sea la de guardar la posición, recuperar el esférico y darle continuidad a la salida de la pelota es la carencia fundamental de esta selección mexicana. Ya lo desnudó la mejor generación del fútbol andino, los noveles germanos y los velocistas reggae boys. La falta de ese elemento fundamental en el equilibrio y la distribución hace del equipo mexicano una escuadra rota, partida y dependiente en demasía de los estiletes que hoy por hoy cuenta en banda: Hirving Lozano, Jesús Corona, Jürgen Damm, Carlos Vela o Javier Aquino.
Nominalmente a Juan Carlos Osorio le gustan los jugadores que privilegien el toque de balón antes de la recuperación para la posición de mediocentro. Es por eso que esas labores las desempeñan Héctor Herrera (su hombre fijo) aunque se trata más de un trequartista, y Andrés Guardado, cómodo con un 5 posicional al lado. Al no sentir la marca ninguno de los dos, cuando el rival gusta de tener el control del partido México sufre, pues sus contenciones suelen perder la zona y las espaldas. Es por ello que siempre vemos a los defensores mexicanos en situación de urgencia y por ello o lucen o quedan exhibidos. Por ello el arquero mexicano (el que sea) siempre es figura. Si hubiese un ‘5’ natural, tanto Andrés como Héctor se verían beneficiados y podrían ocuparse en un rol más creativo.
¿No cuenta México con un 5 puro? Rafael Baca de Cruz Azul, José Juan Vázquez de Santos, Jorge Hernández de Pachuca, Jesús Dueñas de Tigres, podrían ser alternativas viables, pero ninguno es del gusto del técnico, que de ellos ya ha dado oportunidad a Dueñas y Hernández, aunque no lograron convencerle.
¿Está condenado México a repetir el bochorno? Tal parece que si Osorio se empecina sí, es cierto que los ‘5’ de corte estilo Casemiro no son de su gusto pero… ¿existirá algún jugador con la capacidad de conservar la posición y al mismo tiempo no desentonar como un jugador de toque, de esos que le gustan a Osorio? Existe y se llama Jonathan González.
González es un mediocampista que juega en Rayados de Monterrey (finalista de liga), tiene 18 años y es surgido de fuerzas básicas del equipo norteño. Recién debutó este torneo y desde que lo hizo no soltó la titularidad. Al verlo jugar parecería que se trata de un jugador de 27 años, combina recuperación con un buen pase (su ratio de pases acertados ronda el 80%), gusta de buscar los pases entre lineas aunque no tiene problema en jugar fácil, no se empecina. La recuperación es su punto fuerte, su estilo de juego tiene enamorada a la hinchada albiazul, más por ser de la casa. En el mundillo futbolístico mexicano ya ha dado bastante de que hablar pues se ganó el lugar por encima de un consagrado como Jesús Molina (convocado por México para la última Copa Oro).
Ser titular en el actual Monterrey de Antonio Mohamed no es empresa fácil, pues se trata del mejor equipo numéricamente (perdió la final con Tigres) y por propuesta futbolística de esta temporada. Monterrey es un trabuco y Jonathan no desentona, es más es fundamental. Por el soporte que brinda es que Rayados puede desatar todo el fútbol ofensivo que se reparten Dorlan Pabón, Rogelio Funes Mori, Neri Cardozo, Carlos Sánchez y compañía.
Argumentos le sobran al juvenil para aspirar a una internacionalidad, pero hay un problema. Jonathan no nació en México. Aunque cuenta con la nacionalidad mexicana por sus padres, él vio la luz por primera vez en Santa Bárbara, California. Y se siente estadounidense, ya jugó con los representativos Sub 17 y Sub 20 de barras y estrellas, incluso Bruce Arena insinuó con una posible convocatoria al seleccionado mayor.
La gran posibilidad de la selección mexicana radica en que en lo inmediato USA no participará en el Mundial de Rusia y por tanto al menos en los meses próximos no tiene cómo atarlo. Cierto es que el juvenil no se siente mexicano pero la labor de convencimiento puede ser fundamental en estos momentos. Así como en su tiempo González fue capaz de afianzarse en el equipo regio, tranquilamente lo puede hacer con México, y la verdad que el tricolor lo necesita porque no cuenta con un jugador de sus características.
Habrá que ver primero si Dennis Te Klose (Director de Selecciones Nacionales de México) lo convence junto a Juan Carlos Osorio y si éste lo tendría en cuenta. Por lo pronto queda claro que the solution is Jonathan González.
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- AUTOR
- Abda Barroso
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