Jugadores Noventosos
Jugadores noventosos: Patrick Mboma
Los hinchas lo persiguen allí por donde va en Japón. Hay banderas de Camerún en los estadios, su nombre se corea cada partido y él responde con goles. Patrick Mboma llegó al Gamba Osaka con la perspectiva de adquirir continuidad de cara al Mundial 1998, y sus cifras estratosféricas de 25 goles en 34 partidos lo hicieron trascender incluso habiéndose alejado de los focos. Unos meses antes, su doblete ante Zimbabwe había depositado a la Selección camerunesa en la competencia a disputarse en Francia.
Precisamente el lugar donde se celebraría la Copa del Mundo había sido su tierra desde los dos años de vida. La familia decidió mudarse desde Yaoundé, ciudad de nacimiento de Patrick, hacia los suburbios de París, por cuestiones laborales. Su padre, que había sido futbolista, se dedicaba a la informática y consideraba que en lares galos podría tener mayores posibilidades a futuro. Primero Montmerfeil, y luego la localidad de Bondy, habían sido los sitios de crecimiento de un joven Mboma. A las afueras de la capital francesa, la sociedad coexistía sin mayores sucesos en una mixtura de razas y religiones.
A los nueve años, el club Stade de l’Est lo sumó a sus filas. Más tarde, sedujo a los formadores del Paris Saint Germain y comenzó a jugar en sus divisiones menores. Sin embargo, las pocas posibilidades de debutar en la élite hicieron que salga a préstamo a la tercera división, hacia el Chateaurox. Marcó una gran cantidad de goles y regresó al gigante parisino, pero era imposible competir con el liberiano George Weah por un lugar entre los once titulares. Jugó algunos partidos y volvió a salir en cesión, rumbo al Metz. Consiguió un doblete en Copa de Francia en años consecutivos con PSG y el club bordó y tomó la decisión de partir hacia la tierra del sol naciente. Japón era un nuevo desafío, bajo la única meta de llegar a la máxima cita de selecciones en óptimas condiciones.
Una sola temporada en Osaka le sirvió como plataforma. Había vuelto al seleccionado de Camerún dos años antes, después de alejarse por disputas dialécticas con la federación. Allá por 1993, un año después de su tardío debut con 22 años, avizoraba que Henri Michel lo llevaría al Mundial de USA ‘94 tras ser preconvocado, aunque no estuvo entre los citados. Tampoco viajó a la Copa Africana de Naciones de 1996, al igual que Jacques Songo’o, compañero en Metz, y la delegación llegó a Sudáfrica en los últimos días denunciando que la dirigencia camerunesa no respetaba sus derechos. Llegaron las dos conquistas con que el equipo nacional pudo sacar pasaje a la Copa del ‘98, un certamen que lo vio despedirse en primera ronda. Ocupó posiciones de mitad de cancha por la necesidad del entrenador en la igualdad ante Austria y la derrota ante Italia, y logró marcar de cabeza contra Chile en Nantes en otro empate. Antes de finalizar el juego frente a los trasandinos, asistió a Oman Biyik en un gol mal anulado que pudo cambiar el rumbo. De todas maneras, el mejor período de Mboma con la camiseta de los «Leones Indomables» estaba por llegar.
La travesía por el fútbol asiático y su nivel en el Mundial le permitieron regresar al fútbol europeo. Vistió los colores del Cagliari y marcó numerosos goles durante dos años, aunque no pudo evitar el descenso de categoría. El Parma de Gianluigi Buffon, Hernán Crespo y Juan Sebastián Verón lo esperaba en tanto vivía los últimos años de esa burbuja de títulos que se acabó con la quiebra de la multinacional Parmalat. Mboma llevaba sus goles al Ennio Tardini, mientras en paralelo iniciaba un período prodigioso con Camerún.
Entre el año 2000 y el 2002, se hizo con dos ediciones de la Copa Africana de Naciones (se redimió de la eliminación ante RD Congo del ‘98) y la presea dorada de los Juegos Olímpicos de Sidney -marcó la continuidad del reinado africano, tras la coronación nigeriana en Atlanta ‘96-. Todas las victorias llevaron su nombre grabado. En el primero de ambos torneos continentales, Camerún venció en la final al local Nigeria (compartió sede con Ghana) y Mboma hizo dos goles en la semifinal y uno en la final. 24 meses más tarde, fue el máximo artillero de la CAN disputada en Malí, donde su conjunto venció en el partido cumbre a Senegal. Aquella Senegal que, cuatro meses más tarde, haría historia en el Mundial de Corea y Japón.
Durante la estadía en Australia, por los JJ.OO, convirtió cinco goles, y el único equipo al que no pudo anotarle fue República Checa. El combinado camerunés superó también a Kuwait, Brasil (Patrick marcó un golazo de tiro libre) y Chile y venció en la final a España, por penales tras el empate 2-2. “Cantar el himno nacional camerunés a voz en grito en Sydney es mi mejor recuerdo, al recibir la medalla. En ese momento, tienes una sensación egoísta. Te sientes en la cima del mundo, y le estás dando a Camerún una medalla olímpica”, contó en una entrevista con el sitio oficial de FIFA. Aquel año 2000, además de ambos títulos, lo cerró con la distinción del Balón de Oro al mejor jugador africano del año.
A solo cuatro días de haber alcanzado el peldaño más alto del podio en los Juegos, Camerún visitó Saint Denis para jugar un encuentro amistoso ante Francia, campeona mundial y de Europa. El empate en uno fue un resultado histórico, puesto que el estadio era inexpugnable para los visitantes, pero más lo fue por el antológico gol de Mboma, con una chilena perfecta tras un centro lateral de Pierre Wome. El exdefensor entraría de nuevo en la vida del delantero años después, aunque por motivos ajenos al fútbol.
Mientras tanto, acumulaba goles en Parma, que acostumbraba a visitar los puestos de vanguardia de la Serie A. Su potencia en la conducción, sumada a una técnica muy depurada y a la calidad de su zurda, lo hacía aparecer en la tapa de los diarios fin de semana por medio. Conservaba su instinto letal en el área y poseía una pegada excelsa. Quedó archivada en la historia su actuación ante el Milan, cuando marcó dos goles. No obstante, los días gloriosos con Camerún fueron llegando a su fin y tampoco pudo traspasar la fase inicial en la Copa del Mundo 2002. Poco tiempo después de alcanzar el bicampeonato en África, el goleador que llevaba la ‘10’ vio caer completamente aquella chance de una consagración que creía factible y hubiera significado sin dudas un golpe sobre la mesa totalmente inesperado.
El ministro de deportes de Camerún quitó de la Selección a todos aquellos jugadores que acusaron a los desmanejos dirigenciales como grandes culpables de la debacle. Mboma, que incluso se ha manifestado tras su retiro sobre las falencias estructurales y organizativas que sufrió y sufre el equipo camerunés, renunció a ser convocado. Por pedido del Jefe de Estado, Pau Biya, quien desde 1994 hasta el día de hoy gobierna el país, Patrick retornó y fue goleador en la CAN 2004, pero el colectivo no pudo repetir el logro del primer lugar.
Tras su gran época en el Calcio, a la que no pudo sumar un paso por Hellas Verona a causa del racismo y la negativa de los aficionados de contratar un futbolista negro, fue turno de probar suerte en Sunderland. Luego de pocos partidos, una lesión le privó de jugar con asiduidad y volvió a cambiar. Pocos meses en Libia, actuando para Al-Ittihad, fueron una experiencia inolvidable que el propio Mboma comentó: “(Muammar) Gaddafi -militar, dictador libio fallecido en 2011, tenía influencia en el club- trataba a la gente como juguetes. Tratarlos como seres humanos era difícil. Quería que lo ayudaran a ganar títulos, pero el nivel de la liga era similar al de una división honoraria francesa. Los salarios no eran pagados y, cuando quise salir del país, no me dieron la Visa. Fue difícil para mi familia. Hice creer que me estaba yendo para las vacaciones y me fui”.
Su carrera finalizó en aquel lugar que fue su pedestal. Regresó a Japón y colgó los botines jugando para el Tokyo Verdy primero y el Vissel Kobe a posteriori. Una vez alejado de las canchas, se lo nombró para asumir el cargo de entrenador de su Selección, una función que nunca tomó. Sí fue representante, consultor deportivo y periodista. Actualmente, comenta los partidos de Champions League en CANAL+ y se encuentra ligado al UEFA Mip, un programa que enseña a exfutbolistas a aprender cuestiones unidas a la administración y gestión del fútbol. Fue en 2008 que quiso abrir una compañía de microfinanzas, pero acabó endeudado con excompañeros de la Selección; supo salir airoso de la situación, aunque la denuncia del exlateral izquierdo Wome no le permitió tomar un vuelo y salir de Camerún en una oportunidad. En los últimos meses, también trascendió en medios cameruneses que creó, junto al ex jugador Raymond Kalla, una máquina que permite limpiar autos en solo 25 minutos.
Tuvo su partido despedida en 2012, a siete años de su retiro, ya habiéndole dejado la posta a Samuel Eto’o. Una posta que había heredado de Biyik, aquel atacante que la había tomado de manos de Roger Milla. En 56 partidos con su nación, anotó 34 goles, una cifra solo superada por el ex atacante de Barcelona e Inter. Magique dejó una huella indeleble, por sus títulos con los Leones, su doblete al Milan, su estupendo gol de chilena ante Francia, por el talento de su pie zurdo.
- AUTOR
- Nicolás Galliari
Comentarios