Historias
Jujuy: tierra olvidada del balón
La farandulesca novela producida en los últimos meses por los dirigentes del fútbol de primera, o del ascenso, en la Asociación del Fútbol Argentino, en torno a la reanudación del torneo correspondiente para el año 2017, nos lleva a dejar de pensar en lo que realmente importa dentro de un ambiente tan lindo como este: que empiece a haber acción profesional.
Las operaciones mediáticas, que perjudican o benefician a tal o cual directivo, dependiendo de sus allegados o afines, el fuego cruzado constante entre unos y otros, con producto de amor y desamor en el desarrollo de la vida política de la A.F.A, jugadores envueltos en la problemática económica y ajenos que buscan la noticia del día, forman un cóctel difícil de digerir, pero con alto efecto, que lleva a que dejemos de lado lo elemental.
Pero esto no es lo único que quedó a un costado en el último tiempo. Las tierras recónditas de la Argentina, aquellos lugares un tanto ocultos, lejos de la metrópolis, debieron sortear obstáculos para mantenerse en pie y poder sostener el placer futbolero, negocio para muchos, sustento e ingreso de dinero para otros y producto de fervor para los ciudadanos.
La provincia de Jujuy, ubicada al norte de Argentina, en el límite con países como Chile o Bolivia, representa un síntoma más de la magra situación económica que los más desposeídos viven en la actualidad. Con una pobreza que, según datos del INDEC, ronda el 40 por ciento y víctimas de la desigualdad social que hay en todo el NOA, sostienen su preocupación por el fútbol como cualquier otra región, pero sin adelantos tangibles.
A diferencia de lo sucedido en Santa Fe, Mendoza o Córdoba que, perteneciendo al interior, gozan de otro tipo actualidad en este deporte, a partir de la presencia de mayor cantidad de instituciones en primera o inyecciones de capital extranjero, como en Talleres, Jujuy no se caracteriza, en el último tiempo, por el desarrollo sustentable en esata materia, dependiendo muchas veces de factores ajenos.
La liga jujeña –creada el 18 de diciembre de 1925 con la unión de sus cuatro antecesoras-, es el rincón de unos 110 equipos afiliados que disputan un lugar para representar a su tierra natal a lo largo y ancho del país. Materializan una pequeña porción de lo que este mundo engloba, en uno de los países en donde el fóbal se vive con el fervor que, probablemente, pocos posean.
El objetivo es claro: la clasificación al Federal C –quinta categoría en el escalafón- luego del torneo anual que lleva al campeón y al ganador del octogonal final a ese destino, es la presea que cualquier institución que luche por ese destino quisiera tener. Sin embargo, y pese a los más de 100 elencos que participan por esas posiciones, las plazas que tienen –dos- resultan escasas para una provincia que cuenta con representación a nivel nacional mediante apenas tres instituciones: Gimnasia y Esgrima, Altos Hornos Zapla y Talleres de Perico.
La reciente gresca, ocurrida durante el transcurso de la Copa Argentina, entre jugadores del conjunto de la ciudad de Perico y alcanza pelotas pertenecientes a Central Norte de Salta, acaparó la atención de televidentes que observaban cómo el conjunto en donde milita Franco Sosa –ex Racing y Boca- liberaba la batalla campal correspondiente, con el fin de varios jugadores lesionados y el cuarto enfrentamiento consecutivo en esta edición del certamen.
Pero aquel más apasionado por este deporte, interesado en la historia y explorador de lo forastero, entenderá que la historia jujeña no condena de esa manera y que tiene qué ofrecer en este ambiente, además de sus paisajes como la Quebrada de Humahuaca o el Cerro de los Siete Colores.
Gimnasia y Esgrima y Zapla son los que mejor supieron representar la cultura redonda de aquella provincia a lo largo de los años. Con enfrentamientos frente a rivales de renombre, grandes campañas en la primera división y una trayectoria que los avala, supieron ganarse un lugar, que ahora pelearán por mantener.
El caso de los merengues –apodo de los de Altos Hornos- es quizá el menos reconocido. Pocos recordarán que, en 1974, participó en un regional que causó revuelo en la ciudad de Palpalá, reacondicionando su estadio, hoy de 20.000 espectadores, con la inclusión, por ejemplo, de cabinas para la televisión o el alambrado olímpico, para ser anfitriones de gala ante la presencia de los más codiciados invitados.
Participó, consecuentemente, en 1977/78, 1982/83, 1984 y 1985 en los regionales correspondientes, con la mejor campaña producida en el ’82 cuando clasificó a octavos de final y logró dar el gran golpe ante Boca Juniors, compuesto por futbolistas como Hugo Gatti, Oscar Ruggeri, Ricardo Gareca y Roberto Mouzo, con el condimento de que esa epopeya sea en la mítica Bombonera.
Pero no es todo. La endorfina liberada y causante de la felicidad de sus hinchas, al recordar el histórico triunfo ante los Xeneizes, no es suficiente para esbozar de la mejor manera su recorrido en el profesionalismo. Para ello, debemos evocar el clímax que significó enfrentar al todopoderoso Milan de Italia. El hecho ocurrió en 1974, con José Yudica como técnico. La oportunidad de la vida de cualquier hombre del ascenso se haría realidad. La ciudad pasaría a ponerse el traje de gala para recibir al Rossonero en un encuentro de carácter informal, en el que el elenco norteño tuvo la suerte de vencer por uno a cero, marcando una de las hazañas más memoriosas, tal como recuerda Horacio Zingariello, ex futbolista y protagonista de aquella vivencia: “Ese partido quedó en la retina de la institución. El plantel de Milan estaba recorriendo Sudamérica. Venían de Colombia. Y cuando pasaron por acá se organizó un amistoso. Fue algo increíble”.
Un tanto más emblemático, quizá por lo reciente de lo vivenciado, la presencia y coyuntura de los sucesos, es lo que ocurrió con el rival de toda la vida, Gimnasia. La magnificencia que tomó el ascenso del Lobo a la primera división, en el agónico triunfo ante Huracán en el 2005, llevó a niveles inesperados la transición del elenco dirigido, en aquel momento, por Roberto Mario Carlos Gómez.
Si bien recorrió las canchas de élite en 18 temporadas, logrando altas posiciones, como los cuartos puestos que obtuvo en el Nacional de 1975 y los Clausura 1998 y 2006, las últimas tres etapas que afrontó de manera consecutiva en ese lugar llevaron a pensar que en cualquier momento regresaría al máximo escalón, luego del descenso. Más aún, después de la cuarta ubicación que atrapó 11 años atrás, con grandilocuentes actuaciones, derrotando al nuevamente evocado club de la Ribera, en condición de local, o la goleada cuatro a cero que propició a Estudiantes de La Plata.
Igualmente, el éxito no fue tal. El ostracismo y poco reconocimiento por parte de la prensa, ante un equipo que estuvo puntero por dos jornadas, la escases de jugadores jóvenes y frescos para superar la adversidad de un plantel longevo, y la ciclotimia del elenco debido a las precoces salidas que tuvieron sus artífices, hicieron que el momento pase a ser efímero y que quede ya en la retina de todos los simpatizantes.
Con actores de poco renombre como Daniel Ramasco, Gustavo Balvorín, Héctor Desvaux, fueron pocos los que después estuvieron en las cercanías del epicentro futbolero, como Darío Gandín y su paso por Independiente, o Israel Damonte con su experiencia en Nacional de Uruguay o Estudiantes de La Plata, principales destinos de su currículum vitae.
Hoy en el “Nacional B”, transita con más penas que glorias, cerca de los últimos puestos de la tabla de posiciones, con mayoría de deportistas que no tuvieron minutos en otros clubes, como Sergio Ojeda y Gabriel Arce de Independiente, Milton Céliz -de paso por Arsenal- o Lucas Petrich, ex Rosario Central.
Con referentes a cuentagotas, sumado a las magras campañas que sus representantes hicieron en el último tiempo en el plano nacional, con el condimento de la pobreza y marginación, el futuro del fútbol jujeño no es prometedor. El horizonte parece llenar un porvenir con pocos jugadores de potrero similares a aquellos que supieron surgir de allí, como Ariel Ortega, ídolo de River, José María Paz, entre otros.
Las condiciones, a modo de prematuro, parecieran no estar dadas para que el fútbol jujeño vuelva a sus épocas de esplendor. La respuesta deriva de matices que hacen a la vida cotidiana del mismo, como malas campañas y las no apariciones de figuras para la comercialización. Asimismo, existen factores externos que hacen a la cuestión más de índole política y social, transformando a Jujuy en una de las zonas por descubrir y sembrar para la cosecha del futuro.
- AUTOR
- Julián Barral
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