Bundesliga
Julian Nagelsmann: su equipo juega como él vive
De una lesión que lo retiró del fútbol a los 20 años, al suicidio de su padre, a organizar un velorio, a tener que vender una casa y dar de baja seguros, a ayudar a su mamá y a su hermana sin tener trabajo, de estar en la ruina… a dirigir un sub 16 con tan solo cinco años más que sus dirigidos, y a tratar de mantener ese trabajo que nunca había querido hacer y que, sin saberlo, le iba a cambiar la vida. Pasen y lean esta historia digna de película, la vida de Julian Nagelsmann, el técnico del RasenBallsport Leipzig, más conocido como RB Leipzig.
Julian nació el 23 de julio de 1987 en Landsberg am Lech, al sur de Alemania. Quizás el nombre de la ciudad les suene un poco en la cabeza, ya que allí es donde Adolf Hitler escribió ‘Mein Kampf’ mientras estuvo en la cárcel en 1924. Está ubicada entre Múnich y Augsburgo, donde Julian se desempeñó brevemente como jugador. Era defensor, y una vez dijo que al retirarse no quería saber nada más con el fútbol.
Nagelsmann tenía un sueño y era ser futbolista, jugaba en el segundo equipo del F.C. Augsburg cuando una lesión en su rodilla lo retiró. El médico le dijo que no iba a poder jugar más y él juró olvidarse del fútbol para siempre, pero algo y alguien se lo impidieron. Ese algo era un contrato que todavía seguía vigente con el club y ese alguien era su entrenador, Thomas Tuchel, el hoy técnico del Paris Saint-Germain, quien también tuvo que dejar el fútbol debido a una lesión crónica en un cartílago. Las escenas de esta película se guardaban un acto para el reencuentro muchos años después, es que se cruzaron en la última Champions League, se enfrentaron en las semifinales, aunque esta vez el alumno no pudo superar al maestro. Pero no nos adelantemos todavía.
Meses después del retiro obligado, tuvo que enfrentar el suicidio de su padre, hecho que lo hizo madurar de golpe: “Me vi confrontado con preguntas que no eran propias de mi edad, cosas relacionadas con la venta de una propiedad, dar de baja seguros u organizar un entierro. Uno se quiebra o crece a partir de eso, yo decidí hacerme cargo y ser un apoyo para mi madre y mi hermana”. Poco antes de la muerte de su padre, el joven había abandonado la carrera de administración de empresas para estudiar deporte y ciencias del entrenamiento; su papá no estaba de acuerdo con la decisión y se había enojado con él.
Tuchel fue quien lo obligó a seguir ligado al fútbol a pesar de no poder patear una pelota. Le pidió que analizara equipos rivales, y no sabía bien qué es lo que debía observar: “Nunca me había detenido a reflexionar acerca de cómo piensa un entrenador”. Nagelsmann iba a los partidos con Verena, su actual mujer, que grababa con una pequeña cámara mientras él tomaba notas. Tuchel, satisfecho con los detallados informes que le entregaba, le sugirió formarse como entrenador y fue incluso quien le consiguió su primer trabajo, como su ayudante.
Luego de que el actual DT del PSG lo iniciara en la profesión, Nagelsmann entrenó al equipo Sub-17 del 1860 Múnich y, en 2012, llegó a las divisiones inferiores del Hoffenheim. Allí, su trabajo con el equipo Sub-17 no pasó inadvertido y, a sus 25 años, el entrenador Markus Gisdol lo invitó a ser su segundo en el primer equipo. Para entonces, sus avanzados conocimientos tácticos fueron más que suficientes para ganarse el respeto de jugadores que lo superaban en edad. Pero Julian no quería ser ayudante. Ya estaba para más, por lo cual retornó al fútbol amateur. En 2013 dirigió al Juvenil-A (Sub-19) y lo sacó campeón y, al año siguiente, subcampeón. A raíz de los buenos resultados, Bayern Múnich lo quiso para dirigir su equipo Sub-23, pero ni siquiera las palabras de Pep Guardiola, ídolo del joven Julian, fueron suficientes para convencerlo y Nagelsmann se quedó en Hoffenheim, como si supiera que algo inminente pasaría.
Así fue, ya que el veterano Huub Stevens había llegado para intentar salvar al equipo del descenso, pero en febrero de 2016 se tuvo que bajar del barco por problemas cardíacos; el estrés lo iba a matar. Tenían que buscar un reemplazante, pero ¿quién iba a querer dirigir un equipo que estaba al borde de la segunda división y que había ganado tan solo dos de los últimos 20 encuentros? El hombre de 28 años fue quien tomó el fierro caliente y se hizo cargo. Después, agarró el auto y tuvo que ir a tramitar un permiso especial para que lo dejaran dirigir en Primera sin haberse recibido aún como director técnico.
Como todo en la vida lo supera, en el fútbol también. Éste chico hizo de ese equipo acostumbrado a la derrota y al borde del descenso, un club con hambre de gloria. De los 14 partidos que quedaban, ganó siete y se mantuvo en la Bundesliga. Como si fuera poco, se convirtió en el entrenador más joven en la historia de la liga alemana. Una vez asentado en el cargo, logró llevar al Hoffenheim a disputar la Champions League y, durante sus años en el club, solo Bayern Múnich y Borussia Dortmund sumaron más puntos.
En el 2019 pasó al RB Leipzig y los alemanes criticaron su decisión, porque no es un equipo muy querido, ya que se hizo fuerte a base de los billetes de Red Bull. Pero en su primera temporada allí lo hizo más fuerte al equipo y no con dinero, sino con capacidad y esfuerzo. Lo situó tercero en la liga y sin ninguna gran estrella en el equipo.
Dueño de un estilo de juego vertiginoso, Nagelsmann es amante del fútbol ofensivo y de la presión alta. Sus equipos se caracterizan por hacer transiciones rápidas, atacar y mantener la intensidad durante los 90 minutos. Plantea los encuentros según el rival de turno, no tiene un 11 ideal. En un partido llegó a alinear cinco delanteros ubicando a dos de ellos como laterales, y cuando estaba al frente de la Sub-19 de Hoffenheim utilizó al enganche como líbero en la semifinal del campeonato alemán.
En sus equipos, al capitán lo eligen los jugadores porque le da mucha importancia al grupo humano: “Cuando vi ‘The last dance’, Michael Jordan estaba obsesionado con ganar, y yo también lo estoy. Pero para mí es importante que, si alguna vez se hace un documental sobre mi vida, al menos tres de cada diez personas digan que no solo era fantástico en lo que hacía, sino también una buena persona”.
En sus entrenamientos es una persona intensa, pero no por eso los carga de táctica, porque sabe que no sólo es importante mejorar, sino también divertirse. Llena de tecnología sus prácticas, con cuatro cámaras aéreas que le permiten ver en detalle lo que pasa en tiempo real y con juegos que mejoran la visión periférica y la reacción.
A pesar de utilizar la tecnología en el trabajo, no la usa en su vida, no tiene redes sociales. Apenas tuvo una breve incursión en Instagram y Facebook cuando asumió en el Hoffenheim para ver cómo era la interacción. En 2017 se convirtió en el primer entrenador en sumarse a la iniciativa ‘Common Goal’, que promueve el jugador español Juan Mata y consiste en donar el 1% del sueldo para destinarlo a organizaciones que utilizan el fútbol para potenciar el desarrollo social.
Más allá de que sus equipos jueguen intensamente los 90 minutos, prefiere la tranquilidad, su familia tiene una cabaña en la montaña y adora estar ahí sin señal en el celular. También le gusta hacer todo tipo de deportes, anda en moto, bicicleta, juega al vóley y hace surf. No le gusta leer porque prefiere estar tirado en el balcón y mirar los árboles y el cielo. En su breve carrera tuvo ofrecimientos para dirigir al Dortmund y Real Madrid, pero prefiere ir despacio. Sabe que el título le va a llegar en cualquier momento y comparte agente con Jürgen Klopp, quien tanto en Borussia como en Liverpool necesitó tres años para consagrarse campeón.
Nagelsmann trabaja constantemente para ganar, sabe los frutos que da el esfuerzo, pero entiende que no todo es trabajo, a veces es necesario relajarse, hacer entrenamientos divertidos y escaparse a la montaña. Ha sufrido mucho, pero esas cosas fueron las que lo ayudaron a superar obstáculos, y ahora trata de superarlos domingo a domingo en la Bundesliga. Mal no le va, porque sus equipos juegan como él quiere que jueguen, como él vive.
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- AUTOR
- Sebastián Baccarelli
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