Argentina
Kempes, el crack de la primera consagración
El Mundial de 1978, realizado en la Argentina, se desarrolló en uno de los contextos más oscuros de la historia del país. La dictadura cívico-militar, encabezada por Jorge Rafael Videla, utilizó la Copa del Mundo como una pantalla para tapar sus crímenes atroces, como también para legitimizar sus violaciones a los derechos humanos.
En este ambiente, varios hombres ajenos a la situación, que por entonces trabajaban como futbolistas, lograron ganar el primer título Mundial de la Selección. Un sujeto, de nombre Mario Alberto Kempes, se destacó por sobre los demás al ser el goleador del torneo con seis tantos. “El Matador” es considerado uno de los mejores jugadores de la historia de la Argentina, y sus mejores años fueron con la camiseta de Rosario Central y la del Valencia de España.
El campeonato conseguido, más allá de todas las crueldades que por aquel entonces cometieron los militares y las dudas que surgieron posteriormente, en cuanto a arreglos de partidos, fue el éxito de un proyecto futbolístico.
César Luis Menotti, el entrenador del equipo, tomó el cargo en 1974, tras la eliminación de la Argentina en la Copa del Mundo de ese año. Unos meses antes, en 1973, Huracán, liderado por el técnico rosarino, logró ganar su primer título de la historia en la era del profesionalismo, con un equipo que aún hoy en día es recordado por muchos futboleros. La Selección argentina, mediante su llegada, comenzó a tener orden y se convirtió en prioridad para todos.
Menotti es la principal figura que revolucionó el fútbol nacional, y probablemente sea uno de los grandes maestros que tuvo este país. Trasladó su idea al equipo, que se basaba en el juego ofensivo y la asociación primordialmente, para luego lograr el campeonato del Mundo. No obstante, sin futbolistas que puedan llevar a cabo un estilo así dentro de la cancha, el trabajo se quedaría por la mitad. Y la Argentina los tuvo, principalmente con su goleador Kempes.
El delantero cordobés –aunque también se lo podría denominar mediocampista ofensivo, por cómo jugaba– no metió ningún tanto en los primeros tres partidos de la zona de grupos, aunque participó en varios de forma indirecta. La Selección ganó dos, frente a Hungría y Francia, y perdió uno ante Italia. Sin embargo, los goles del ’10’ de la albiceleste aparecieron en los momentos decisivos; en la segunda ronda, logró dos dobletes en los partidos contra Polonia y Perú, para darle la clasificación a la final a su equipo.
Luego, frente a Holanda en los 90 minutos que definirían al nuevo campeón, Kempes anotó nuevamente dos goles. El primero, a los 38′ del primer tiempo, mientras que el segundo fue a los 105 del suplementario, y en ambos demostró la capacidad de zancada y gambeta que tenía, con sus piernas largas y su botín izquierdo. Daniel Bertoni se encargó de colocar el 3-1 que sentenció el encuentro y así la Argentina se coronó, por primera vez en su historia, campeona de un Mundial.
Aunque principalmente aquella Copa del Mundo fue organizada por la junta militar con el objetivo de ocultar sus atrocidades, la victoria frente al combinado de Ernst Happel sirvió, al menos por un rato, para alegrar a los argentinos ante el contexto triste y de lucha en el que estaban viviendo. Con Menotti a la cabeza, Ubaldo Fillol, Daniel Passarella, Américo Gallego, Leopoldo Luque, entre otros, y sobre todo por los goles de Kempes, el pueblo se permitió sonreír por un momento.
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