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Kia Joorabchian, el asesor iraní
En tiempos de pandemia mundial, de casi nula actividad futbolística y de cuarentena obligatoria, nos proponemos analizar otro virus que nos azota desde hace unos años y que, aparentemente, no solo llegó para quedarse sino que cada día adquiere más y más fuerzas. Se trata de un virus para el cual no existe más antídoto que la redonda, pero que lamentablemente está presente, de manera omnisciente, en cada campo de juego. Al virus se lo podría llamar «agentes empresarios», y sinceramente una vez que ponen un pie en alguna institución, el daño es irreversible. ¿Por qué? Porque las decisiones ya no las toman quienes más conocen de este juego, sino los más poderosos. Así, es como se pasean megaestrellas del fútbol mundial por equipos de primer orden sin hacer siquiera un mínimo análisis de la conveniencia de los mismos en cada plantel.
Así, es común ver traspasos millonarios por jugadores ignotos, como si fuesen una mercancía, sin poder de decisión y muy mal asesorados. ¿Quién puede negarse a jugar un año en China para salvar su carrera económicamente? ¿Por qué Neymar fue cedido al PSG y no a otro equipo donde realmente pudiera hacer la diferencia? Como estos, surgen decenas de interrogantes. Sin embargo, queremos detenernos en un caso. Un caso que engloba al resto, no por ser el peor o el más importante, sino porque define el accionar de la enorme mayoría. Se trata de Kia Joorabchian, un «agente» iraní con nacionalidad británica y pasaporte canadiense, que con sus polémicas maniobras inundó el fútbol europeo -luego lo expandió a todo el mundo- de negociados cuanto menos turbios.
Lo cierto es que el modus operandi de esta especie de «administrador de inversiones» ha puesto y pone actualmente en jaque a las dirigencias de los clubes más importantes, que suelen manejar millones de euros en cada mercado de pases. Como ejemplo, se puede citar la inexplicable llegada de Malcom a Barcelona, cuando previamente había sido ofrecido por Kia al Real Madrid, como también el arribo polémico de André Gomes en 2016; también, el traspaso de Robinho del conjunto merengue al Manchester City, justo al mismo tiempo que el jeque Al Fahim se adueñaba de la franquicia inglesa, o bien la llegada de Gabriel Barbosa –Gabigol– y Joao Mario al Inter de Italia, ambos con flojos desempeños. Negocios que incluyen tanto a la gran mayoría de equipos europeos como también a jugadores de élite, con la particularidad de no quedar pegado a ninguna foto, ya que supuestamente Kia no es representante, ni dirigente, tan solo un asesor en los derechos y contratos de los jugadores.
El caso emblemático del asesor iraní se dio en el año 2004, con Javier Mascherano y Carlos Tevez como protagonistas cuando jugaban en Corinthians. El club brasileño fue adquirido por Joorabchian, por medio de su fondo de inversión MSI (Media Sports Investment), a un valor de 35 millones de dólares y obteniendo de esta manera el 51% de los derechos televisivos y el 80% de los traspasos. Esto facilitó la llegada de ambos argentinos, además de jugadores con un enorme futuro por delante como Nilmar, con el objetivo de quedarse con el Brasileirao que finalmente consiguieron, en el año 2005. MSI solo duró poco más de un año en el club paulista, puesto que Kia tenía en mente aumentar su capital económico, al pretender adquirir el West Ham de Inglaterra. La misión era la siguiente: Tevez y Mascherano, que pertenecían al fondo de inversión, pasarían de jugar en el Timao al club londinense, que ya dependería de Joorabchian. La realidad en Inglaterra fue diferente para ambos: así como el volante central solo jugó cinco partidos con los Hammers, el delantero fue figura y con sus goles logró salvar del descenso al equipo. Pronto, la UEFA encendió el alerta por estos traspasos y así tanto el Apache como el Jefecito vieron sus futuros en Manchester United y Liverpool, respectivamente.
La Premier League, con estos dos casos como atenuantes, prohibió que los jugadores pertenezcan a terceras partes y además multó al West Ham por estas maniobras sucias con 8 millones de euros. La crisis institucional y deportiva de uno de los clubes más representativos de Londres impactó de lleno en la figura de Joorabchian, que poco a poco fue abandonando MSI para continuar sus negociados por otro lado, aunque no por ello menos turbios. West Ham, por su parte, debió recurrir al salvataje económico y allí es donde surgió la figura del empresario islandés Eggert Magnusson, quien adquirió el club a cambio de 123 millones de euros. Pero claro, las suspicacias no tardarían en llegar, puesto que Magnusson era también presidente de la Federación Islandesa de Fútbol y -oh casualidad- miembro del comité ejecutivo de la UEFA.
La relación de Kia Joorabchian con varios de los magnates del fútbol es muy amena, de ahí la enorme cantidad de jugadores traspasados desde y al Chelsea, por ejemplo con los arribos de los brasileños Ramires, Willian y David Luiz, lo que demuestra la gran amistad (comercial al menos) con el ruso Roman Abramovich. Aunque también ha tenido grandes vínculos con el Inter de Milán, con los casos anteriormente mencionados como los de Joao Mario y Gabigol -entre otros-, que denotan la gran amistad (comercial al menos, insistimos) con los chinos dueños de Suning Holdings Group, propietarios de la entidad Neroazzurra. Es cierto, se distingue un patrón también con jugadores brasileños. Se ve que ese país lo atrae, claramente, están los mejores. Pero atención, porque el iraní no perdió tiempo y conoció a su actual esposa, Tatiana Alonso, brasileña ella también.
Las cámaras no los suelen enfocar, claro, las maniobras de estos muchachos son siempre tras bambalinas. Kia Joorabchian suele estar en los palcos de los estadios más imponentes de Europa, siempre bien vestido y con el mejor catering, presenciando partidos de primerísima. Nos preguntamos si realmente vale la pena. Ese lugar podría ocuparlo alguien que realmente ame y sienta el fútbol. En fin, en tiempos de lucha en contra de las Sociedades Anónimas Deportivas, haciendo un enorme esfuerzo por mantener el rol social por delante de lo rentable o no rentable, es preciso hacer una breve descripción de personajes como el iraní. Que quede claro, por cada negociado trunco como el del West Ham, hay otras cientas operaciones exitosas. Ojo, exitosas en lo económico, no necesariamente en lo deportivo.
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- AUTOR
- Juan Podestá
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