Historias
La Batalla de Bernabéu
5 de mayo de 1984. Estadio Santiago Bernabéu, Madrid. Final de Copa del Rey entre Barcelona y Athletic de Bilbao. Cultura, tradiciones, costumbres y políticas diferentes, todo reunido en este imponente estadio emplazado en el Paseo de la Castellana. Madrid esta vez actuaría de veedor de una de las batallas campales más recordadas en la historia del fútbol. Esas rispideces entre vascos, catalanes y el resto de España suele verse con mayor claridad en el fútbol, y aquella noche no fue la excepción. Sin ánimos de incurrir en el desenlace antes de contar lo que ocurrió, supongamos que el Bernabéu aquel día fue un ring de boxeo.
Necesariamente el Athletic se presentaba como el pugilista defensivo, aquel que se caracteriza por aguantar la catarata de golpes del contrincante y, en un imprevisto, saca las garras que tiene escondidas para liquidar el combate. Barcelona propone otra estrategia, teniendo la zurda de Diego Armando Maradona y la derecha de Bernd Schuster no se puede esperar otra cosa que show. Ambos jugadores del Barcelona eran los únicos extranjeros presentes en aquel ring, que luego especialmente, y gracias a ellos, se convertiría en un fiel testigo de una batalla campal. Pero ahora, saliendo del mundo boxístico para entrar específicamente al futbolero, sinceramente hubo razones necesarias en el pasado para que el astro argentino y el alemán se comportaran como guerreros.
Athletic venía agrandado. Eran los campeones de Liga y estaban preparados para enfrentar a un equipo como el Barcelona que, bajo la conducción de César Luis Menotti, se mostraba desganado por no haber conseguido el título de aquella temporada. Ya con 14 minutos de partido jugados, Endika convirtió el 1-0 para los bilbaínos, que luego defendieron con alma y vida el resultado hasta el final. El resultado fue un factor desencadenante en el estrepitoso final, aunque no el más importante o, al menos, no el único.
El 24 de septiembre de 1983, en un partido liguero entre ambos conjuntos, Andoni Goikoetxea, defensor aguerrido, embistió de atrás a Maradona sin pelota y lo dejó con el tobillo doblado y encastrado en el césped, lo que le provocó una lesión que marginó al astro mundial de pisar una cancha unos cuantos meses. Se recuerda la frase que el Diego le dijo a Migueli, compañero de equipo que intentó reincorporarlo: “No, Miguel, no. Me rompió todo”. Anteriormente, en diciembre de 1981, el mismo Goikoetxea se encargó de hacer lo propio con el alemán Schuster en San Mamés: rotura de ligamentos cruzados de la rodilla derecha y nueve meses afuera de las canchas. Andoni tuvo el descaro de declarar a posteriori que “no había sido nada”, mientras que Schuster lanzó sin rodeos que “volver de Bilbao era más difícil que volver de Corea”.
Tanto el Diego como Schuster no pudieron sacarse de la cabeza aquellas actitudes del vasco. Cualquier situación fuera de lo común aquel día implicaría una trifulca sin rodeos. El alemán estuvo durante todo el partido provocando al público; en un 80% del total, vascos. Barcelona no paró un segundo de ir a buscar el empate y los minutos finales trajeron consigo una carga emotiva muy fuerte. El hecho de ir, buscar, querer entrar y no poder, terminó por cansar a los culés. Ya en tiempo añadido y con los miles de vascos ondeando sus banderines en el aire, el árbitro Ángel Martínez paró el encuentro porque había varios fotógrafos en el piso tras una avalancha de los hinchas del Athletic, que querían ingresar al campo de juego para festejar.
La televisión mostró a oficiales retirando de la tribuna a una mujer de edad avanzada que se había desvanecido. Este cúmulo de eventos desafortunados provocó que Martínez pitara el final del partido. Athletic de Bilbao era campeón de la Copa del Rey. Maradona no lo pudo evitar y, con una calentura pocas veces vista en una cancha, arremetió contra bilbaíno se le cruzara por delante. El primer dañado por el alterado Diego Armando fue Miguel Ángel Sola, con un rodillazo que lo dejó nocaut, para que después se decante la famosa tangana. Corridas, patadas, piñas, empujones, separaciones de por medio. Aquellos fotógrafos cubiertos por un delantal verde y un número de identificación bien grande en sus espaldas, que antes se desplomaban por el piso, ahora se diseminaban por todo el rectángulo de césped en búsqueda de la mejor fotografía. Los policías que debían impedir el ingreso de la afición enajenada por el título, ahora se preocupaban por detener las trompadas limpias de los jugadores. Todo esto terminó de la peor manera posible, por si existen dudas de que era una película con final anunciado.
Las repercusiones no tardaron en llegar. A Diego le dieron tres fechas de suspensión, que no cumplió por haber sido traspasado al Nápoles (lo que vendría sería mucho mejor). El Athletic, que venía de obtener un triplete liguero, sumaba su 23° título en la historia y, paradójicamente, el último hasta la fecha. La Batalla de Bernabéu había llegado a su fin, no así la violencia entre vascos, catalanes y defensores de una España unificada, que sigue en pie en la actualidad.
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- AUTOR
- Juan Podestá
One Comment
Chicho
19. abr, 2019Me gustaría que veas el video solo con las jugadas de Maradona, si fuera hoy en día, el Athletic quedaba con menos de 7 jugadores en la cancha en ese partido, una patada alevosa tras otra, y Maradona siguió jugando sin chistar, ahora la culpa es de Maradona que tras terminar el partido volvió a sufrir el asedio de un par de jugadores del Athletic y respondió esa agresión…ahora la culpa es de Maradona? Mamita, hasta hay una patada igualita a la del «Carnicero»…