América
La certeza de que no es un claro candidato
Detrás de una generación que alcanzó tres finales, de haber arribado al último partido en cuatro de las últimas cinco Copa América, la Selección Argentina esconde una certeza. Solo el peso de la historia la transforma, en el prólogo de la competencia, en un contendiente al título. A las recientes frustraciones y el despilfarro del capital futbolístico generado con el arribo a las sucesivas instancias definitorias, se le suma cómo las urgencias cohíben la posibilidad de desarrollar un proyecto. Actualmente, el proceso está atado a los resultados, casi inevitablemente, y solo el derrotero del equipo dirigido por Lionel Scaloni marcará qué hay más allá.
Scaloni actuó como un parche a mediados de año pasado, cuando asumió como interino y las sucesivas respuestas negativas de técnicos con mayor renombre obligaron al cambio de planes. El ex ayudante de Jorge Sampaoli fue un bálsamo para la actual conducción, puesto que agarró el fierro caliente dispuesto a mirar hacia adelante. El hombre nacido en Pujato da sus primeros pasos y no tildó casi ningún casillero en la hoja de requisitos para dirigir a la Selección, pero no se quedó anclado en el qué dirán e intentó una renovación de nombres que, a fin de cuentas, es reconocible si observamos la lista final de la Copa América. Tras ocho amistosos, no logró dotar de una identidad al equipo, pero sí le dio algunos aspectos reconocibles acerca de cómo quiere que juegue el colectivo albiceleste.
La ausencia de proyecto es clara, en el mar de urgencias se pospone casi siempre lo realmente importante. Cierto es que también hay otros combinados nacionales que llegan a la Copa con entrenadores que recién asumen sus tareas, pero en el caso argentino la incógnita se abre: nadie sabe qué sucederá a posteriori del torneo a desarrollarse en Brasil. A Scaloni también le convendría desconfiar de esta dirigencia, más allá de que en recientes declaraciones ha dejado claro que su real objetivo es competir ahora para empezar a formar la generación de Qatar 2022. El técnico, al igual que Lionel Messi, tiene en claro que Argentina no parte como candidato. El ensamblamiento entre nombres de la vieja guardia y algunos que dan sus primeros pasos vestidos de selección recorre sus primeros pasos.
El nivel de juego del equipo fue decreciendo, más allá de que las primeras partituras trazadas por el equipo, post hecatombe sucedida en Rusia 2018, fueron alentadoras. Después de la derrota ante Brasil, en los últimos compases del juego, las imágenes no fueron las mejores en Madrid (derrota con Venezuela) y Tánger (victoria ante Marruecos). Hubo pruebas con línea de tres zagueros, pero el cuerpo técnico rápidamente las dejó de lado; en el centro del campo, Guido Rodríguez parece haberse ganado su lugar como mediocentro de corte, aunque antes el DT había apostado por un doble pivote conformado por jugadores que se destacan más en la técnica de pase y salida que por la contención (Leandro Paredes). Sin embargo, ahí, en la renovación del centro del campo, se encuentra el punto de inflexión. Argentina hoy cuenta con volantes de mayor dinámica, de gran salida de balón y aptitud en el pase.
Mientras Argentina es un conjunto de hojas en borrador, una acumulación de pruebas mientras el tiempo escasea, la intención de Scaloni es apostar por un fútbol directo. Se pudo evidenciar en los partidos de preparación, la Selección busca llegar al área rival en pocos toques y acumular ataques, buscando precisión en velocidad sin reparar en acumular pases. Desarrolla un juego vertiginoso mediante la presión alta y la intención de forzar el error en el rival, para así lanzarse como una jauría asfixiante. Luego, hubo varios pasajes en que el conjunto se transformó en un equipo espeso, al que le costó desordenar a su rival mediante la posesión. Sin duda, estas dos semanas con las que contó el entrenador previamente al inicio de la Copa, habrán servido para mejorar la fluidez. Una de las metas más considerables es aceitar la sociedad de Giovani Lo Celso, quien extrañamente no jugó un minuto en el Mundial, con Messi.
Algunos futbolistas de la nueva camada se manifestaron de acuerdo a la continuidad del actual DT, a fines del año pasado, tras las victorias ante México. Quizá allí encuentre el mejor combustible para sostenerse, pero en paralelo sabe que no se le permite un paso en falso. Solo nueve jugadores que estuvieron en el Mundial del año pasado, repiten en la actual lista, y eso ya transmite un mensaje. Las inmejorables campañas de Messi, Sergio Agüero y Ángel Di María fueron insoslayables. Dentro de la urgencia, Argentina buscará ensamblar al equipo, aceptando de primeras que, tras mucho tiempo, no es un claro contendiente a la gloria continental.
Scaloni, entre el juego y la incógnita a futuro
Uno de los factores más destacados de su asunción, a pesar de que no acumuló méritos ni experiencia, tiene que ver con el recorrido previo. Fue entrenador del Sub 15, con el que ganó un Sudamericano, y propició la continuidad de los jóvenes en las siguientes selecciones. Ganó el certamen de L’Alcudia con el Sub 20, y rápidamente fue confirmado por la gestión de Claudio Tapia como entrenador principal de la mayor, casi como un manotazo de ahogado. Scaloni profundizó, desde el primer día, el sentido de pertenencia, señalando que nada debe haber más allá en la escala de valores que la Selección Argentina.
Sabe que las incógnitas dominan el rumbo y que está obligado a trazar un gran recorrido por la competencia para tener posibilidades de seguir en el cargo. Porque Argentina no llega como candidata a Brasil, pero al entrenador se le reclama que llegue al último día. Paradojas del destino, que acaso nacieron el mismo día en que se lo nombró como nuevo conductor. Busca que el equipo sea directo y vertical, que se asocie con dinámica, y que el rival no progrese desde los primeros pases. El tiempo de pruebas se acabó y, de ahora en más, flotan las preguntas. ¿Podrá hacer que Paulo Dybala conquiste por fin su lugar? ¿Podrá Guido Rodríguez ser ese mediocentro natural de corte?
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De pequeño paso por las inferiores del Mallorca, club por el que tuvo su período como jugador, Scaloni fue ayudante hasta que la posibilidad de tomar las juveniles argentinas le dieron la oportunidad de comenzar su carrera como líder de grupo. Es un hombre del riñón de José Pekerman, no tuvo un gran recorrido en el combinado mayor, pero sí anotó su nombre como campeón Mundial Sub 20, en Malasia 1997. Jugó poco en el país, allá por mediados de los ‘90, y rápidamente saltó el charco para jugar casi dos décadas en Europa. Su rol como conductor es incipiente, y solo el transcurrir de la competencia dictará su futuro.
La figura: Messi y su nuevo reto
Tras la desilusión por lo acaecido en tierras soviéticas, Lionel Messi retorna a la Selección Argentina. Solo un partido jugó bajo la tutela del actual entrenador, la derrota ante Venezuela, pero vuelve para disputar el octavo torneo internacional con la camiseta albiceleste. Goleador histórico de la Selección, se desconectó por un tiempo similar al que había durado su fallida renuncia. Actualmente, va por la revancha. El capitán era uno de los líderes de la mesa chica, dentro de una generación a la que solo le faltó un título para entrar en los libros, aunque esta vez se encuentra inmerso entre nombres con los que debe empezar a conectar.
Ningún DT ha sabido crear un escenario que proteja y potencie al crack rosarino en 13 años. Brasil 2019 se trata de una nueva experiencia para el ‘10’, un desafío que aparece como un salvavidas entre las recientes frustraciones. Símbolo del equipo, será necesario observar si en el torneo continental podrá trazar sociedades con Lo Celso, Leandro Paredes y Paulo Dybala, una conexión que hasta el momento no tuvo lugar. Asimismo, existe una cuestión que no es menor, la posibilidad de que los jóvenes que hoy se suman a la Selección dejen de verlo como el hombre del póster, y la relación dentro del campo fluya de manera natural.
Comparativa entre planteles
Si trazamos un esquema de paralelismos entre el equipo que jugó el certamen Centenario de Estados Unidos en 2016 y el que hará lo propio en Brasil, podemos comprobar un par de singularidades. En primer lugar, Argentina tiene hoy jugadores con menor experiencia en la Selección que aquella vez, pero en segundo orden, el promedio de edad colectivo es similar. En promedio, el plantel de tres años atrás acumulaba 35 partidos con la camiseta nacional, mientras que el valor actual es de 23 juegos. Asimismo, los números arrojan que en tierras estadounidenses, la media de edad era de 28,5, en tanto ahora es de 27,9.
En caso de centrarnos en la mediana (el número central entre los jugadores ordenador de menor a mayor), podemos comprobar que sí existe una mayor distinción. 27 partidos en el seleccionado tenía el jugador situado en el medio de 2016 (Javier Pastore), y 11 futbolistas habían jugado más de 30 partidos en la mayor. Ahora mismo, el valor se reduce a siete juegos (Germán Pezzella), lo que arroja la conclusión de que hay 11 citados que jugaron media docena o menos de encuentros con la albiceleste. Se da la mixtura entre los experimentados y que superan los 30 años, como Messi, y los de pocos partidos pero con la misma edad, como Franco Armani.
El historial en la Copa
La última gran consecución argentina data de 1993, cuando levantó la Copa América de Ecuador y fue bicampeón. Tras ello, los 26 años de sequía que aún continúan su curso. Aquel equipo que conducía Alfio Basile tenía entre sus figuras a Oscar Ruggeri, Diego Simeone, Fernando Redondo y Gabriel Batistuta, entre otros, y le ganó la final a México. Dos años antes, Perú había sido el escenario en el que se subió al primer escalón del podio, pero aquello está guardado en el arcón de los recuerdos. Argentina llegó a la final en 2003, 2007, 2015 y 2016, y en ninguna de ellas logró llevarse el trofeo.
Con 14 coronas americanas, el gran objetivo argentino de consagrarse en Brasil va de la mano con alcanzar en cantidad de títulos logrados a Uruguay, ubicado al tope de la lista. La dorada historia que colecciona en el certamen conoce de grandes capítulos, como las ocasiones en que campeonó en los anteriormente llamados Sudamericanos de la década del ‘20, los títulos con la batuta de Guillermo Stábile en el ‘40 o los Carasucias del ‘57. De cualquier manera, Argentina sufrió una larga racha sin conquistar esta copa, entre 1959 y 1991. Dentro de la línea histórica, el número supera al actual.
Plantel
ARQUEROS: Esteban ANDRADA (Boca), Franco ARMANI (River), Agustín Marchesín (América, México)
DEFENSORES: Juan FOYTH (Tottenham, Inglaterra), Nicolás TAGLIAFICO (Ajax, Holanda), Renzo SARAVIA (Racing), Ramiro FUNES MORI (Villarreal, España), Milton CASCO (River), Nicolás OTAMENDI (Manchester City, Inglaterra), Germán PEZZELLA (Fiorentina, Italia), Marcos ACUÑA (Sporting Clube, Portugal)
MEDIOCAMPISTAS: Roberto PEREYRA (Watford, Inglaterra), Guido RODRÍGUEZ (América, México), Guido PIZARRO (Tigres, México), Rodrigo DE PAUL (Udinese, Italia), Leandro PAREDES (Paris Saint-Germain, Francia), Giovani LO CELSO (Betis, España), Ángel DI MARÍA (Paris Saint-Germain, Francia)
DELANTEROS: Matías SUÁREZ (River), Sergio AGÜERO (Manchester City, Inglaterra), Lionel MESSI (Barcelona, España), Paulo DYBALA (Juventus, Italia), Lautaro MARTÍNEZ (Inter, Italia)
- AUTOR
- Nicolás Galliari
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