Colombia
La copa rota
En estos imposibles tiempos que atraviesa la humanidad, hasta hace poco tiempo el gobierno de Colombia y la CONMEBOL parecían decididos a ir contra el mismísimo sentido común: hospedar a una Copa América en una tierra en dónde está teniendo lugar la represión, persecución y la propia violación de derechos humanos. Acarrear dichos factores en el continente que habitamos, conlleva a rememorar sus épocas más turbias. Hasta el último suspiro, el presidente Iván Duque resistió en la realización de evento buscando desviar la atención de sus políticas de miseria y su sanguinaria persecución a manifestantes. La CONMEBOL , decidida a todo costo a que el negocio del fútbol no deje de rodar, se desentendió una y otra vez del ensombrecido de aquel país.
La situación en Colombia implica militarización de diferentes zonas en búsqueda de sofocar a las protestas, denuncias por personas desaparecidos, abuso sexual por parte de las fuerzas policiales, ingreso de entidades paramilitares en el conflicto y, en la base de todo ello, el hartazgo de una enorme parte de la sociedad en torno a un modelo económico que lleva décadas y que muchos identifican su principal dispositivo en el ex presidente Álvaro Uribe. Convocamos a diferentes integrantes de la sociedad colombiana para que nos contaran como viven estos turbulentos tiempos, y más en específico, que sienten al respecto con la organización de la Copa América 2021 en su suelo, en testimonios previos a la confirmación de la cancelación de su nación como anfitriona de la competición continental.
La politóloga y concejala por la ciudad de Cali, Ana Erazo, reflexionó: “Este es un momento en que se reconoce que todo este tiempo hemos luchado por nuestros derechos, y la agudización de la crisis, sumado a la política del gobierno, generó un descontento en la ciudadanía que le da legitimidad a ese paro. Hay momento de tristeza, sin embargo. La salud mental, el miedo al salir a la calle, la zozobra por lo que acontece en falta de abastecimiento de gasolina y alimentos… genera un fuerte descontento”. ¿Y qué hay de la Copa América? “Se siente una especie de engaño por parte del gobierno. En el marco de la pandemia se vieron afectadas muchas economías debido al confinamiento, ahora con la gente en las calles se abren bares y discotecas, y funciona como estrategia para el gobierno. Hay un rechazo a la Copa América: la gente considera que hoy no estamos para ese tipo de eventos. Colombia está atravesando un estallido social y se deben garantizar primero y antes que todo, la garantía de derechos para las comunidades.”
El abogado Otoniel Camargo apuntó directamente a Iván Duque: “El actual presidente utiliza la cortina de humo de la Copa América para ganar popularidad. Es la terquedad de insistir en un evento que ya no le interesa a la gente local. Algo parecido a lo que pasó en Brasil 2014, en cuanto a estadios enormes en regiones que no podrían llegar a llenarlos. Esas payasadas que se le ven haciendo en campaña, como series con la cabeza y más, manifiestan unos niveles de frivolidad absolutos. Y está la responsabilidad de la CONMEBOL de persistir en el evento cuando no corresponde. David Yallop, apenas terminado el Mundial de 1998, publicó ‘¿Cómo se robaron la copa?’ denunciando la corrupción en la FIFA, la cual no es diferente a la que hay en la CONMEBOL, de la mano de Nicolas Leoz y Londoño, el presidente de la Federación Colombiana en aquel entonces. La réplica a nivel regional de esa corrupción y de esos intereses relacionados con la plata, de la FIFA, tiene su réplica regional en la CONMEBOL, cómplice y funcional al mezquino interés de Duque en lavar su popularidad, insistiendo con sacar adelante este torneo.”
Camargo abrió la puerta también para una expresión de los manifestantes que llegó a ojos de millones durante las transmisiones de Copa Libertadores: “Los manifestantes en Barranquilla, en estas últimas semanas, acertaron plenamente al trasladar su protesta en la periferia del Estadio Metropolitano de Barranquilla, para que los periodistas de la cadena ESPN se percataran del asunto: Diego Latorre fue uno de los que señaló el absurdo de persistir con la realización de la copa, como así lo hizo Marcelo Gallardo, lo que tuvo naturalmente un eco superior a que lo haga un colombiano.”
Andrés Camilo Rodríguez Castillo, licenciado en Filosofía y defensor de Derechos Humanos, profundizó el contexto: “Lo que viene sucediendo en los dos últimos años es producto de una crisis orgánica y estructural que desató el proceso de paz: en los últimos años, la discusión e intención de resolver el conflicto armado, desató una crisis orgánica, y en torno a la hegemonía del proyecto político del régimen, recreado en los últimos años bajo el ala del uribismo. Y en medio de las circunstancias actuales, convergen tres fenómenos: las disputas por la paz, la crisis social y económica y la gestión de la pandemia que profundizó los anteriores elementos, e incrementó las condiciones de pobreza y exclusión.”
“El Estado promueve la Copa América porque ya hay comprometido una serie de recursos para el desarrollo de la copa”. Rodríguez Castillo descifró las prioridades del gobierno colombiano en estos tiempos arduos. “Como sociedad civil, hemos manifestado que mientras el país siga sumido en una violencia sistemática, violación de derechos humanos y crisis social y política, no se puede realizar eventos de esta índole. No ayudará a la recuperación económica, y profundizará las tensiones que venimos teniendo. No pueden prevalecer las lógicas del mundo económico del fútbol por encima de condiciones de vida de las personas”.
“El momento crítico que vivimos hace que hasta el fútbol pase a un segundo plano y de no haber una pronta solución sociopolítica en nuestras problemáticas, jugar la Copa América en nuestros estadios sería una irresponsabilidad gigante, por la seguridad de todos los implicados en el deporte, pero también por respeto a quiénes afuera del escenario están siendo impactados por la violencia entre la fuerza pública, civiles y hasta delincuencia común, todos involucrados en esta crisis en Colombia”, aportó desde su lado el periodista deportivo Fabián Ramírez León.
Para conocer más sobre los antecedentes que explicarían este estallido social, le consultamos a María Antonieta Cano Acosta, dirigente de la Federación Colombiana de Trabajadores: “Duque propone una serie de reformas que profundizaban los ya 30 años del modelo neoliberal, que nos dejó sin agricultura, industria, agua potable, ampliación urbana, negación de prácticas de derechos educacionales y sanitarios, incapacidad de adquirir viviendas, 70% de la población en informalidad… sumado al cuadro del coronavirus. Hay una desatención y tacañería absurda por parte del gobierno. Solo hemos encontrado oídos sordos por su parte.”
Es concluyente con su posición respecto a la realización del torneo: “En medio de la situación en la que estamos, de crisis económica y social propinada por el maltrato por parte de la fuerza pública y las órdenes que ha dado en los últimos días Duque en torno a dar tratamiento de guerra a un conflicto social, con los muertos y desaparecidos que tenemos… no debería haber ni la discusión de hacer o no una Copa América en medio de un país que se está desangrando por la represión”.
Hay un partido más importante que se está disputando en Colombia, y va más allá del fútbol, las fases, el trofeo, el negocio de la FIFA y el fallido intento de pantalla que busca dar Duque realizando el torneo a toda costa. Eli Preciado, trabajadora social y docente universitaria, nos dio un avance del país que puede venir cuando pase la tormenta. Un partido que el pueblo colombiano no quiere perder por nada del mundo: “La gran batalla cultural que se está librando en estos momentos es el hecho de que en nuestras familias estamos volviendo a hablar de política, el cual fue un tema silenciado y que genera mucho temor. Hay un despertar sobre poner sobre la mesa lo que está pasando, y eso nos permite disputar desde el debate a los hechos que ocurren, y erradicar ese pensamiento de que hay que exterminar al otro sino piensa como nosotros.”
Que la voluntad de un pueblo siempre prevalezca por sobre un puñado de intereses concentrados y antipopulares. Específicamente en Latinoamérica, nos toca gritar esa consigna un poquito más fuerte que en otros lares.
- AUTOR
- Esteban Chiacchio
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