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La curiosa revolución del fútbol mexicano
Dicen que toda crisis trae nuevas oportunidades y también que a río revuelto, ganancia de pescadores y un poco de todo esto es lo que está ocurriendo en el fútbol mexicano en este letárgico 2020. La pandemia de Covid-19 resultó ser una excusa perfecta para llevar a cabo y acelerar hacia algunos proyectos que los dueños de las sociedades anónimas deportivas de ese país ya tenían en mente pero debían ser manejados con cierta sutileza por ser polémicos, extravagantes y hasta en algunos casos impopulares.
El viernes 17 de abril del corriente año y luego de la primera asamblea de dueños (compuesta solo por equipos de la Primera División), el presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla anunció que en México ya no habrá ascensos ni descensos por lo menos por cinco años. En realidad los descensos ya habían sido suprimidos dos años con la intención de llevar la Liga a 20 equipos en lugar de los actuales 18, pero la idea de cortar con los ascensos con la excusa que los años post coronavirus traerán aparejado un retraimiento de la economía de unos ya castigados equipos de la segunda categoría del fútbol de México, será la estocada definitiva.
Con los campeonatos parados desde el 15 de marzo, sin un campeón decretado y con la imperiosa necesidad de llegar al cupo requerido es que se decidió que de los 12 equipos que quedaban del Ascenso MX, tal como se nombra a la Segunda División, dos consigan su lugar en Primera no por mérito deportivo, sino por quién pague más por ascender.
Como desojando una margarita los distintos equipos en cuestión se fueron bajando por distintos motivos de esa pugna. Algunos por insolvencia económica como Correcaminos, o los Cafetaleros de Chiapas. Otros porque no cumplen con la ley de la multipropiedad, es decir que en la Liga MX no puede haber más de dos clubes del mismo dueño como los casos de Dorados, el ex equipo de Diego Maradona, propiedad del grupo Caliente (casas de apuestas y casinos) dueños de los Xolos de Sinaloa y del Querétaro. O por ejemplo de Mineros cuyo dueño, el inefable Jesús Martínez, es también propietario del Pachuca y del León.
Así las cosas, solo seis equipos tienen la posibilidad de lograr los ansiados cupos a la máxima categoría pero para conseguirlos, no solo habrá que tener dinero sino también buenas relaciones con los mandamases del fútbol azteca y ahí parece que el final será de bandera verde entre dos históricos como el Atlante y el Celaya; y dos que darán pelea como el Zacatepec y los Alebrijes de Oaxaca. Los que queden en el camino, no tendrán opción más que aggiornarse al nuevo statu quo o morir. Una nueva liga, llamada Liga de Desarrollo se está gestando en lugar del Ascenso MX. En ella se aceptarán solo jugadores menores de 23 años con la excepción de cinco mayores pero solo tres en cancha. En cuanto a los extranjeros se aceptarán tres por equipo pero con la premisa que deben ser menores de 20 años.
A este grupo, se le sumarán las combinados juveniles de los 18 equipos que hoy militan en Primera y dos más que subirán de tercera, aunque aún no se sabe cómo, para llegar a 30. Una de las intenciones de este proyecto, aunque no la principal, es generar materia prima para las distintas selecciones nacionales con el horizonte puesto en el Mundial que organizarán junto a Estados Unidos y Canadá en 2026, preocupados por el estancamiento que tiene la tricolor desde hace años.
El punto más polémico en todo caso, es que los distintos equipos deben prescindir de la inmensa mayoría de jugadores mayores de 23 años lo cual dispara la tasa de desempleo en el fútbol mexicano a números estratosféricos. Se dice que más de 250 jugadores se quedarán sin equipo y muchos temen lo peor. Alguno quizás podrá emigrar hacia alguna liga de Centroamérica. En el mejor de los casos Costa Rica, y muchos otros deberán buscar su futuro en los clasificados del diario.
Pero el hecho de que estos equipos no jueguen por ascender. No tengan premio por mérito deportivo más allá de la medalla al final del campeonato pero sin el mayor incentivo que es el económico, sobre todo para los dueños pero también para jugadores, hace que la zanahoria a alcanzar sea poco menos que insignificante. Solo se jugara por jugar pero así, resulta difícil entender como esta liga atraerá inversiones o publicidad.
En todo caso es la punta de un iceberg mucho más profundo. La gran trama de todo este movimiento se maneja desde el norte con un gran proyecto central que es la de unir la Liga Mx y la MLS en una sola liga norteamericana. El periodista de ESPN John Sutcliffe encendió la mecha y la bomba explotó en forma de noticia por toda la región. La idea primigenia es que a partir de 2026 los dos campeonatos más importantes del norte del continente sean uno. 20 equipos mexicanos y 30 estadounidenses compitiendo por la misma porción de torta. Una porción enorme y rentable para los propietarios de los clubes.
Los estadounidenses ganarían en competitividad, ya que aunque su liga no para de crecer en todos los aspectos, todavía le falta dar el gran salto cualitativo representado en que solo el DC United y LA Galaxy pudieron ganar la Concachampions alguna vez hace ya 20 años. Y no hay que restarle importancia a la enorme masa de mexicanos que residen en Estados Unidos. Muchos de los cuales ya tienen su simpatía vernácula pero ¿cuánto más ganarían en sumar a los que siguen a sus equipos desde la distancia?
Por su parte los mexicanos lograrían entrar a un sistema donde el dinero fluye por sí solo. Las últimas dos franquicias en sumarse a la MLS tuvieron que desembolsar lar friolera de 200 millones de dólares cada una para sumarse al circo. De ahí parte la necesidad de los dueños mexicanos de blindarse y no dejar que nadie, léase clubes de ascenso u empresarios, pueda bajarlos del festín. Por eso la eliminación de los ascensos se fraguó entre gallos y medianoches por los que tienen el inflador de la pelota azteca.
Hay un par de cuestiones en México por resolver y es una condición sine qua non para fusionar a su liga con la Major League Soccer. La famosa multipropiedad no está bien vista al norte del Río Grande, y en un fútbol con cada vez más equipos pero con menos dueños, eso es un problema. Por lo que muchos deberán desprenderse de alguna de sus unidades de negocio, o encontrar una grieta legal para seguir adelante. Otra traba para esto es que en Estados Unidos no aceptan como patrocinadores nada que tenga que ver con casas de apuestas y por lo tanto, uno de los protagonistas más importantes de la mesa chica como lo es Jorge Hank, dueño del grupo Caliente, deberá replantearse como continuar.
Semejante movimiento en un sistema tan apegado a tradiciones de origen como es el fútbol mundial, necesita claro, el visto bueno de la FIFA. La fusión de dos ligas de distintos países no deja de hacer ruido y de alguna forma revolver algunas tripas de quienes prefieren mantener al fútbol lo más descontaminado posible. Si bien no sería el primer caso ya que por ejemplo la misma MLS cuenta con equipos canadienses o en España equipos de Andorra juegan en las categorías inferiores, si lo sería la unión directa de dos ligas con todos sus equipos formando una sola. Más aún, siendo campeonatos económicamente fuertes y porque no, en el caso de México, hasta con una historia respetable y establecida. Pero siendo Giani Infantino un presidente tan afecto a este tipo de revoluciones futbolísticas, todo el mundo intuye que será, de poder lograrse el consenso final, una mera cuestión de trámite.
Pero estas no solo son las habas que se cuecen en el país de los mariachis, el tequila y los narcocorridos. Un grupo de irreductibles bárbaros, está dando a luz a una nueva liga. Una liga de fútbol profesional paralela por afuera de la Federación Mexicana de Fútbol y por ende de la FIFA. Y no es una idea locamente descabellada que entra en la cabeza de un par de soñadores. De hecho ya tiene nombre: Liga de Balompié Mexicano. Y tiene equipos confirmados y muchos a punto de confirmarse. Por ahora son once pero se quiere llegar a 20. Con varios históricos y otros no tanto. Sería el regreso por ejemplo del Toros Neza. Aquel equipo que viera brillar a un teñido y díscolo Turco Mohamed. Los Tiburones Rojos de Veracruz, recientemente desafiliado de la Liga Mx con un presidente, Fidel Kuri, quien vivió los últimos años enfrentado con su pares por sus polémicas actitudes y sus continuas deudas. Además estarán representadas ciudades como Acapulco, Puerto Vallarta, Ensenada, Oaxaca entre otras importantes, cada una con sus equipos.
La intención es atomizar a los clubes, jugadores, aficionados, medios de comunicación y empresarios que quedaron afuera del sistema, y puedan ingresar a otro parecido. Con tanto equipo histórico desaparecido en México, muchos sueñan con renacer a través de esta nueva liga supuestamente más igualitaria. Con el reparto del dinero por partes iguales y con un piso para sueldos de jugadores y árbitros, pero la posibilidad de pagar grandes sumas para tentar a alguna estrella. Será una oportunidad para los futbolistas que queden sin club a partir del desguace del Ascenso MX, ya que se tiene previsto sumar franquicias para armar una segunda y tercera categoría y como no, también una liga femenina.
Si bien la nueva Liga de Balompié Mexicano tiene en la agenda comenzar a rodar la pelota en el mes de septiembre y la misma ya fue presentada y apadrinada por jugadores famosos como Carlos Salcido o Ramón Morales, parece difícil encontrarle un futuro promisorio por fuera de los organismos oficiales sin la posibilidad de jugar torneos internacionales o que sus jugadores sean citados a las selecciones nacionales.
El por qué en México pueden pasar estas cosas tan ajenas a la idiosincrasia de países con otra cultura de la redonda se puede explicar en las raíces. En un lugar donde el fútbol se tuvo que ganar un lugar tardío en el corazón del aficionado dándose codazos con el béisbol y el fútbol americano para hacerse un hueco, puede ser uno de los motivos. Allí, esos deportes son o fueron tan o más importantes que el fútbol. En el norte de México por ejemplo, hay más canchas de béisbol que de fútbol y en la misma Ciudad de México, el Super Bowl genera casi tanta ansiedad como la final del Mundial de fútbol. Imposible soslayar la impronta que baja desde el norte donde ningún deporte funciona con la lógica normal en todos los demás países de ascensos y descensos y todo el mérito es del que ponga los dólares.
El hecho de que en México gran parte de los clubes que actualmente juegan en la Primera División hayan nacido directamente como sociedades anónimas deportivas, donde sus dueños hicieron y deshicieron a sus anchas; vendiendo, comprando, llevándose a sus equipos de ciudad en ciudad sin la posibilidad de arraigarse a un barrio o ciudad o región y representando nada más que el interés económico de la persona que posea el título de propiedad, hace que este tipo de experimentos sea cuanto menos y aunque de mala gana, aceptado.
Habrá que ver cómo se desarrollan los hechos y si al final la Liga de Desarrollo solo dura los cinco años que se establecieron como límite o queda in eternum, si la Liga de Balompié Mexicana tiene algún futuro por fuera del establishment o si por fin, se concreta la fusión de la MLS con La Liga MX después del Mundial que organizarán en conjunto. Pero sobre todo habrá que estar atento a que si esta revolución es mexicana o se extiende por el resto del planeta deportivo y tendremos un nuevo orden mundial en el fútbol, donde las fronteras se tracen mirando las pizarras en el mercado de valores.
- AUTOR
- Horacio Ojeda
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