Historias
La derrota no es el final sino un escalón hacia el éxito
Netflix ha subido a sus filas una película que por estos pagos es casi desconocida, pero que esconde en ella una historia que vale la pena repasar: Sommeren 92’ (Verano del 92’), que encarna la impensada victoria de Dinamarca en la Eurocopa de dicho año, encuadrando de manera precisa la agonía y el nerviosismo de tamaña competición con la frialdad escandinava que embandera al film.
Al protagonista de esta historia podríamos otorgarle cariñosamente el mote de antihéroe: El destacado actor Ulrich Thomsen le da vida a Richard Nielsen, el cascarrabias y obsesivo entrenador del seleccionado danés. Adentrado en los cincuenta y con la experiencia de haberse desenvuelto como ayudante de campo del mítico Sepp Piontek (DT entre 1979 y 1990) y, al mismo tiempo, como coach del equipo juvenil de su país, la película adentra sus escenas primerizas con un Nielsen preparándose para asumir el cargo de entrenador de la Selección de Dinamarca, practicando en el living de su casa la oratoria que llevará a cabo con sus dirigidos.
Tiene papeles por doquier en un archivo en donde circulan sus vivencias a la sombra de Piontek. Da la impresión que estuvo toda su vida preparándose para ese puesto. Pero todo se disipa en un instante, cuando tras reunirse con los popes de la asociación del fútbol le comunican que su proyecto no fue aceptado ya que lo que necesitaba Dinamarca era un entrenador extranjero. Gracias por los servicios y adiós al pobre Nielsen, quien descargó su fastidio, como buen escandinavo, refaccionando la cocina de su casa.
Esta historia es totalmente cierta. El alemán Horst Wohlers iba a ser quien comandara las tácticas de la mencionada selección. Mientras Nielsen veía muebles en un IKEA de Copenhague, resignado y afligido. Ambas historias se entrecruzarían cuando los medios publicaran la información de último momento de que un problema en el contracto de Wohlers respecto a su equipo saliente (KFC Uerdingen, hoy ajeno al plano principal del fútbol) propiciaba de nuevo la vacante en el puesto de seleccionador. Cual perro arrepentido, y sin dejar de verlo jamás como la única opción potable en aquel entonces, la asociación del fútbol revive su oferta y así Nielsen se convierte en entrenador de la Selección de Dinamarca en 1990, con la obligación de devolverlo a la competición de primer nivel tras su ausencia en el Mundial de Italia. Su primer prueba de fuego era, en efecto, clasificar a Dinamarca a la Eurocopa de Suecia 92’.
La película deja al descubierto con énfasis en las contradicciones que se veían cuando Nielsen planteaba el juego. Por un lado, en la teoría, buscaba cortar de raíz la humildad y conformismo que según él limitaba al conjunto danés, acostumbrado a festejar empates frente a los denominados ‘grandes equipos’, y obstinado a permanecer en segundo plano. Pero, en la práctica, el DT oficiaba como un acérrimo apegado a sus conceptos tácticos, lo cual muchas veces se podía dejar entrever como limitaciones a la hora de crear situaciones, poco lugar para la fantasía y un sólido aferre a las posiciones. Aquí es donde aparecerían las discusiones con los hermanos Brian y Michael Laudrup, quienes renunciarían al seleccionado en oposición a Nielsen, el sorpresivo egocentrismo de Peter Schmeichel, la incomprensión con John Jensen y la ajenidad de Kim Vilfort.
El conjunto danés no realizaba una mala campaña, pero su juego torpe y por momentos forzado inconformaba de forma colectiva, y en la película queda al descubierto causa de las muecas de disgusto de los jugadores para con su entrenador. Culmina el último partido de cara a la clasificación: Dinamarca 2-1 Irlanda del Norte. A pesar de la victoria, el vestuario parece un velatorio. Hay silencio, nerviosismo, decepción y una fuerte tendencia a dejar la mirada clavada en el suelo, símbolo de resignación. Musicalizan dicha escena los gritos de furia de los fanáticos pidiendo la cabeza de Nielsen. Yugoslavia, que peleaba con nuestros protagonistas cabeza a cabeza la clasificación, había vencido a Austria y lograba la única plaza del Grupo 4 que daba un lugar en la Euro. Dinamarca, con ocho partidos jugados, seis ganados, uno empatado y una caída, había acumulado 13 puntos, uno menos que la escuadra yugoslava. Nielsen no había logrado hacer clasificar al equipo, los daneses estaban afuera del a Eurocopa y era un hecho que su fugaz etapa como técnico del combinado nacional estaba concluida.
Y eso es lo extrañamente hermoso de esta historia. Porque el tiro de gracia permanentemente salió desviado para Nielsen, ya que mientras almorzaba en su casa esperando el llamado que le confirmaría su salida del seleccionado, recibió la noticia de que una sanción llevada a cabo por Naciones Unidas causa de la guerra civil en Yugoslavia había repercutido en la participación de dicho conjunto en la Eurocopa. La FIFA había suspendido a aquel seleccionado a diez días de que arrancara el torneo. Dinamarca, como segunda clasificada tras ellos, fue invitada a ocupar el lugar que había quedado libre. Y el disparador del corazón del film es la pregunta que el presidente de la asociación del fútbol le hace a Nielsen: “¿Podés tener listo un equipo para comenzar los entrenamientos en menos de una semana?”. La secuencia de los jugadores retomando de sus interrumpidas vacaciones para disputar la Eurocopa es memorable.
Aderezarían esta situación el regreso al equipo nacional de Brian Laudrup (no así de su hermano), el propio Nielsen jugando en un entrenamiento ante la falta de jugadores para completar un equipo de once mientras los players restantes volaban rumbo a la concentración, los cortocircuitos del entrenador con los dirigentes del fútbol danés, a quien él siempre recriminó su falta de apoyo y fe en el equipo, y el slogan que varios futbolistas del equipo repetían para apaciguar su malhumor ante el cese de su descanso: «Jugamos tres partidos y nos volvemos». Claro que esto no era solo un conformismo. Era falta de autoestima. Nadie creía que un equipo aburrido, insulso y con una preparación de tan solo un puñado de días iba a poder dar pelea en la competición.
El relato se desenvuelve con un Nielsen ganándose, poco a poco, el corazón de los jugadores a medida que Dinamarca daba señales de pelea en el campo de juego y lograba avanzar de fase. Las noches pensando y repensando tácticas en la casucha que habían conseguido como hospedaje a último momento, las enseñanzas de vida que de golpe arrojaba el viejo y sabio Kaj Johansen, ayudante de campo del DT, y sobre todo, la emocionante vivencia del volante Kim Vilfort, cuya hija se encontraba peleando contra una enfermedad terminal y por quien él abandona al plantel en pleno torneo para ir a su lado a acompañarla. Aunque claro, como en toda la película, ese no fue el final de su participación en la escuadra.
Las diferentes micro-historias que componen la obtención de la Eurocopa 1992 por parte de la Selección de Dinamarca comenzaron de forma amarga y negativa. La suerte, caprichosamente, decidió revertir tamaño pesar dándole un giro total. Se pasó de la condena a la bendición en un puñado de meses. Reconforta saber que el film está basado en hechos reales.
Sommeren 92’ está disponible en Netflix, en su idioma original y subtitulada al español.
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- AUTOR
- Esteban Chiacchio
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