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La evolución de Guido Pizarro
Guido Pizarro no está en la lista de grandes jugadores en la mente de la mayoría de nosotros. Salió de Lanús y llegó al Tigres mexicano en gran medida por la petición del técnico Ricardo Ferretti. Estuvo cuatro años allí, una liga de la cual los jugadores sudamericanos no suelen dar el salto a una liga importante del continente europeo, salvo excepciones que ahora mismo no vamos a mencionar.
Firmó con Tigres antes de la llegada de grandes futbolistas que convertirían al equipo universitario en el rival a vencer del fútbol mexicano. Poco después de su llegada al fútbol azteca, Pizarro se adueñó del centro de la media cancha del equipo. Tras un par de años sin obtener el título máximo nacional (y tras la llegada de fichajes de peso), el equipo de Pizarro empezó a acercarse más y más a certámenes importantes hasta que en el torneo de Apertura 2015 se alzó con la liga doméstica. Ese mismo año sería subcampeón de la Copa Libertadores, en la que Tigres caería en la final ante River Plate.
Siendo un jugador querido por la afición de su club, Pizarro aún apuntaba a seguir creciendo profesionalmente. Y su oportunidad llegó. Eduardo Berizzo ya lo había contactado cuando era técnico del Celta, y se abrió una vez más la puerta del fútbol español. Esta vez el club era el Sevilla y fue un tren que Guido no pudo dejar pasar. A su salida de México, el jugador fue despedido por una multitud de personas que cantaron para despedirlo y corearon su nombre. Despedían a quien se dejó todo por su equipo y además alguien que fue siempre un gran profesional.
Llegó a España a ganarse lo mismo de la afición del Sevilla. Ahora deberá demostrar su categoría en una de las ligas más mediáticas del mundo. Tendrá que exhibir su calidad en el corte y recuperación, sus virtudes para salir jugando y su clarividencia para mover la pelota rápidamente. Le tocará pelear con todo para buscar un puesto en el equipo de Argentina de cara al Mundial de Rusia 2018.
Rápido le llegó la oportunidad de demostrar, una visita al Camp Nou, con la tarea de frenar el ataque de Lionel Messi y compañía. Para sumarle a la ocasión, el técnico de la selección, Jorge Sampaoli, estaba en la gradería. Ante todo esto, Pizarro no decepcionó y jugó un partido que sorprendió. Fue un recital de recuperaciones de todo tipo, secando en gran medida a los rivales, y además sumó un gol a la salida de un tiro de esquina.
Ahora le toca seguir en esa línea, ser regular en La Liga, ganarse a la afición de Nervión y más que todo demostrar su calidad. Quién sabe, tal vez estemos ante la sorpresa de la selección argentina en Rusia.
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- AUTOR
- Adrián Pacheco
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