América
La importancia de ser distinto
Allá donde se plante generará polémica y animadversión, no hay grises con ellos o es blanco o es negro, el equipo de la capital del país azteca celebra éste año su centenario y como todo club que se jacte de ser grande, ha tratado de hacerlo por todo lo alto, buscando títulos y agradando a su afición.
Sin embargo para el festejo de los 100 años se presentaron una serie de aberrantes inconsistencias fuera del sagrado rectángulo verde que llevaron al América a pasar más de una pena; primero el desastroso uniforme que nada tenía que ver con la historia azulcrema, lejos de rememorar la década de los 80’s en la que el equipo mereció ser denominado grande. Optó por una indumentaria granate, supuestamente en honor al Torino, rival que enfrentó en la inauguración del Estadio Azteca (su casa) y por un amarillo deslucido que se difuminaba en blanco. Absurdo total.
Ese hecho hubiese sido anecdótico de no ser por el descarado plagio que se hizo del fabuloso himno sevillista para adaptarlo a la entidad azteca y la posterior presentación de un logo que era claramente copiado de otro de la Armada de USA. La suma de todo ésto devino en burlas y descrédito para el ahora equipo centenario. Fuera de las canchas se hizo todo mal pero ¿qué sucedió dentro de ella en un año tan trascendental?
El periplo lo inició en la dirección técnica Ignacio Ambríz, quien nunca contó con la aprobación de la afición ni del medio periodístico, donde argumentaban que le quedaba grande la encomienda.
Comparativo entre ambos himnos.
Ambríz, con más dudas que certezas, logró concluir en el timón el Clausura 2016, pero se sabía que más temprano que tarde abandonaría el nido. Una seguidilla de malos resultados devinieron en la salida del entrenador, la derrota en el Clásico Nacional marcó el adiós del otrora ídolo necaxista. ¿Quién tomaría las riendas del Club sabiendo las altas exigencias de la directiva y el hipotético mal vestidor reinante en el equipo de Coapa? Encima se sabía que en enero del próximo año regresaría el bien amado «Piojo» Herrera. Los más exigentes clamaban por un hombre de la casa, como Carlos Reinoso, Daniel «Ruso» Brailovsky, Manuel Lapuente, Mario Carrillo quizás, pero en su lugar apareció el menos pensado, no por capacidades que le sobran, sino por un hecho de identificación. Fue Ricardo Antonio La Volpe el elegido por Ricardo Peláez (Director deportivo). Su aparente falta de vigencia no se superponía al conocimiento que el ex arquero comprobadamente posee.
Ya con el argentino al mando, el América llegó a hilvanar 12 juegos sin conocer la derrota, récord coartado en semifinales de liga por el Necaxa, y pese a que sucumbieron ante el Guadalajara en semifinales de Copa, los azulcremas aprontan una nueva final de liga ante los poderosos Tigres del «Tuca» Ferreti.
La Volpe supo hacer valer la condición de favoritos y ante los coreanos del Jeonbuk logró un debut triunfal en su muy particular revancha en el Mundial de Clubes (hace un año hizo menos de lo esperado). Ahora, Cristiano Ronaldo y su séquito de estrellas aguardan por ellos, y el América deberá demostrar que si fuera de la cancha se hizo todo mal, dentro de ella el festejo puede alcanzar proporciones épicas; todo está listo para que el cuadro capitalino enarbole y acrecente su mito de ser un equipo distinto.
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- AUTOR
- Abda Barroso
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