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Las cinco figuras de Rusia 2018
Rusia 2018 fue el Mundial de los equipos, el del bloque por encima de las individualidades, en el que el carácter colectivo fue más que alguna aparición singular. Grandes estrellas fueron quedando en el camino, demasiado temprano contemplando los casos de Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, y emergieron nombres cuyo talento fue inacabable. Hay nombres por doquier, entre ellos futbolistas que no aparecían en la marquesina principal de la Copa del Mundo, pero que dejan su estela grabada para siempre. Nos quedaremos con cinco a tratar a continuación, por su espíritu de equipo y una calidad asombrosa.
LUKA MODRIC
Desde 1994, la distinción al mejor jugador de cada Mundial cae en manos de un futbolista subcampeón. No fue la excepción en lares rusos. Modric fue principio y final de la Croacia finalista. Más allá de que muchas veces se espera un lucimiento personal y jugadas antológicas de quienes reciben el Balón de Oro del Mundial, el premio tuvo su justicia en el hombre del Real Madrid por la manera en que lideró a la selección balcánica. Siempre dispuesto a recuperar y conducir, emergió cada vez que su equipo lo necesitó y fue clave para depositarlo en el partido cumbre.
Dos goles en las primeras dos jornadas de competencia (ante Nigeria y Argentina, los únicos que convirtió) y su influencia en la fluidez entre líneas croata daban la primera impresión de que prolongaría en el mundo de selecciones su presencia entre los mejores centrocampistas del planeta. Luego aparecieron tramos, desde octavos de final en adelante, en los que a sus compañeros les costó encontrarlo por dentro y, junto a Ivan Rakitic, pasaba desapercibido. Pero no se escondía, emergía de las sombras y hallaba nuevamente zonas donde recibir, desde cualquier sector, para cambiar el ritmo y conducir una y otra vez. La resiliencia croata tuvo en Modric su razón de ser: casi no falló pases, tiró una y otra vez del conjunto y profundizó cuando las piernas parecían decir basta. El penal que falló ante Kasper Schemichel pudo ser un mal trago en octavos de final, pero rápidamente se redimió en la tanda decisiva.
EDEN HAZARD
Talento desbordante. Parecía que el hilo del carretel no terminaba nunca para Hazard en el modo de desplegar su magia. Cada intervención suya dentro del certamen dejó desequilibrio y una gambeta prodigiosa. Tuvo su partido consagratorio ante Brasil, por cuartos de final, mezclando la dinámica en conducción de Pablo Aimar con una capacidad sublime de proteger la pelota alla Juan Román Riquelme. Fue imposible quitarle el balón, apareciendo por cada sector del ataque, apoyando la salida o desnivelando y sacándose de encima cuanto rival se le pusiese por delante.
Sin duda alguna, pudo llevarse el premio al hombre más destacado del Mundial, aunque no pudo insertar a su equipo en la final. Mientras Bélgica caía ante el repliegue francés, el del Chelsea nunca dejó de intentar partiendo por dentro o desde la banda. Provocó ventajas para sus compañeros y fue puro deleite, en el que fue acaso el equipo más vistoso de la Copa por su inagotable categoría ofensiva y la precisión en velocidad junto a Kevin De Bruyne o Romelu Lukaku.
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ANTOINE GRIEZMANN
Una de las mejores expresiones de la funcionalidad individual al servicio del equipo. Didier Deschamps supo crear el contexto para que todos sus futbolistas se involucren y dispongan del escenario con que sacar a relucir la calidad ofensiva. En ese ámbito, Griezmann destacó una y otra vez por alternar su rol en el repliegue, tapando líneas de pase, con su capacidad para lanzar los ataques de Les Bleus. Resultó determinante por su inteligencia táctica y una zurda que decidió siempre bien al momento de temporizar las jugadas o apretar el acelerador.
Inmediatamente tras el robo del mediocampo, la figura que finalmente se quedará en Atlético Madrid hallaba el hueco detrás de los volantes rivales para crear una línea de pase y propulsar las transiciones ofensivas galas. A ello, su compromiso defensivo y las apariciones vitales en la zona de fuego, agregó una pegada magnífica en jugadas a balón parado. A partir de tiros libres o córners y la pegada de Antoine, Francia abrió cada partido desde cuartos de final en adelante.
N’GOLO KANTÉ
El éxito del campeón mundial no podría explicarse de manera alguna sin uno de sus jugadores insignia, factor diferencial para que el equipo desplegara todo su arsenal ofensivo. Kanté significó un aporte clave por sus lecturas en la mitad del campo, su ubicación siempre correcta y la cantidad de robos por partido. No necesitaba de grandes esfuerzos, sino que su previa anticipación a la acción hacía que esté en todas partes. Omnipresente, sobresalió en la fase de grupos y en los choques a eliminación directa, tanto que su flojo nivel en la final -impreciso y concediendo espacios a su espalda, dentro de un colectivo al que le costó asentarse durante la primera mitad- no empañó para nada su gran rendimiento y la puntualidad de cada aparición.
Lideró el triángulo defensivo con Raphael Varane y Samuel Umtiti en los repliegues, contó con las ayudas cada vez más regulares de Paul Pogba, y realizó anticipos ofensivos claves en más de una ocasión para que los de Deschamps desarrollen ataques cortos y verticales. Fue el hombre pac-man, asistiendo a la ayuda de los compañeros, realizando los relevos en cada sector donde era menester y jugando simple.
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KYLIAN MBAPPÉ
Siempre amenazante, indescifrable, capaz de lo más insospechado en el momento cumbre. Mbappé fue decisivo por su velocidad supersónica, difícil de controlar incluso para las defensas que intentaron tomarlo de forma escalonada. Sus intervenciones estuvieron llenas de jerarquía, de la que alardea pese a su irreverente juventud. Frente a Argentina dio una de las grandes exhibiciones de la Copa del Mundo, añadiendo goles clave y desbordes que rompieron cada retroceso. La distinción como mejor jugador joven de la competencia tuvo total justicia, para quien puede ser catalogado como el futbolista del futuro.
Así como Griezmann, sus ayudas defensivas abundaron, tapando las bandas y auxiliando a Benjamin Pavard, algo que no le quitó nunca explosión en campo contrario. Incluso, demostró que su calidad puede decir presente en espacios reducidos, como exhibió en sus asociaciones con Griezmann o Paul Pogba o los dos excelsos pases que colocó para Pavard o Giroud ante Bélgica, ante los que Thibaut Courtois negó el gol.
Otros nombres quedan en el archivo, como el propio Courtois, Jordan Pickford, Harry Maguire, Diego Godín, Lucas Hernández, Kieran Trippier, Ante Rebic, Ivan Perisic, Philippe Coutinho, Denis Cheryshev, Hirving Lozano, De Bruyne, Edinson Cavani, Lukaku… Son futbolistas que podrían integrar el club selecto del Mundial ruso, el del VAR, la pelota parada, el ataque directo, pero por encima de todo, del colectivo por sobre la individualidad. Y todos los destacados respondieron a una estructura.
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- AUTOR
- Nicolás Galliari
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