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Las dudas de España
A España se le hizo más difícil de lo que se pensaba clasificar a los octavos de final. Terminó en el primer puesto de la tabla pero, antes de que comenzara el Mundial, se esperaba una resolución menos ajustada por parte de los campeones en 2010. En ningún momento de la doble fecha estuvo eliminada, pero sí muy cerca de que eso ocurriera.
El equipo, una vez más, volvió a mostrar ciertos defectos ante Marruecos (2-2) como en sus dos partidos anteriores (Portugal e Irán). El principal problema se encuentra en el enorme espacio que tienen que cubrir tanto Sergio Busquets como los dos centrales, Gerard Piqué y Sergio Ramos. Durante los dos años en los que Julen Lopetegui fue el seleccionador, los españoles recuperaron ese ritmo e intensidad para recuperar la pelota post-pérdida.
Sin embargo, en estos tres partidos de fase de grupos, tuvieron más desajustes de lo que seguramente les hubiese gustado. Influye, también, que ni Piqué ni Ramos están en gran nivel hasta ahora, por ende se hace casi insostenible jugar de esta manera. ¿Se recuperarán para los cruces de eliminación? Por lo pronto, frente a Marruecos, cometieron errores individuales, impropios de ellos, que le permitieron al rival anotar dos goles.
Otro aspecto que viene perjudicando al equipo es la poca respuesta desde el banco de suplentes. No por los futbolistas, sino por el entrenador. Lopetegui logró darle variantes a esta selección, y en muchas ocasiones realizó cambios en medio de los partidos que terminaron incidiendo tanto en el desarrollo como en el resultado. No es el caso, hasta ahora, de Fernando Hierro.
¿Cómo podría mejorar España su capacidad defensiva? Koke Resurrección o Saúl Ñiguez (¿por qué no juntar a los dos?) son centrocampistas con mayor despliegue y físico que los demás. Es cierto que no tienen la técnica de otros y tampoco entienden a la perfección el estilo de la selección, pero no sería un cambio sustancial. Al menos uno de ellos ayudaría a Hierro en el tema de las transiciones.
Las virtudes de España surgen en el movimiento de la pelota, la rapidez de su circulación y la facilidad para romper líneas con sus pases. Es la base para ser superiores y dominar a cada rival pero, al mismo tiempo, también genera dificultades propias. Tanta movilidad, sobre todo de sus mediocampistas, provoca un desorden que se siente principalmente cuando se pierde la posesión y que no ayuda al pressing o a reacomodarse para replegar.
Si nos referimos a las virtudes de España, Isco Alarcón es quien, posiblemente, lidere el ranking de futbolistas destacados. Es el dueño de este equipo y su libertad en el campo es absoluta. Diego Costa es el jugador que le sigue, y casualmente es el que posee características más diferentes de todo el plantel. Muchas veces le cuesta relacionarse con el estilo de juego, pero sus movimientos benefician a todo el equipo. Le da variantes ofensivas, y no solo eso sino que además ya convirtió tres goles.
Si se habla de futbolistas influyentes, muy pocos se acercan al nivel de Andrés Iniesta para lograr incidir en todo sentido. Sus dos primeros encuentros fueron flojos, aunque en este último ante Marruecos levantó –sobre todo en el primer tiempo–. El manchego ya no logra actuaciones estelares con regularidad, pero en un torneo corto como la Copa del Mundo, puede hacer frotar su lámpara de genio y decidir un partido (sirve como ejemplo la última final de la Copa del Rey contra el Sevilla).
La esperanza para España es que todo mejore desde ahora, en el momento clave, que es cuando comienzan los partidos de eliminación. El plantel está lleno de futbolistas de élite, con jerarquía y experiencia en enfrentamientos a todo o nada. Se sabe que el fútbol no tiene lógica, pero la selección española cayó del lado del cuadro que parece ser menos complicado a comparación del otro. Creer en una nueva final no sería descabellado.
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