Copas europeas
Manchester United: Entre la alegría y la reflexión
La algarabía final parece desmedida en comparación a las ambiciones del reciente pasado de Manchester United. La primera conquista en la segunda competición continental europea, une al club inglés a una selecta lista de instituciones que han ganado todos los títulos UEFA disponibles. Sin embargo los noventa minutos de Estocolmo le pusieron el sello de aprobado a una temporada que terminó dependiendo de último suspiro para alcanzar el objetivo propuesto de adquirir el pasaje a la próxima Champions League.
Con el propósito cumplido y tres títulos conseguidos -Community Shield, League Cup y Europa League-, es difícil cuestionar el discurso de José Mourinho. El portugués utiliza su hábil locuacidad para transportar todo lo que sucede a las fronteras de su conveniencia. Y es cierto que solo el Chelsea de Antonio Conte, ganador de Premier League y finalista de F.A. Cup puede mirar con una sonrisa socarrona los logros de este Manchester United. Ni el nuevo Manchester City de Josep Guardiola, ni Jurgen Klopp y su Liverpool, ni Arsenal, ni Tottenham Hotspur han transitado la temporada levantando trofeos que empujen al precipicio de la irrelevancia a los que obtuvo el conjunto mancuniano.
Sin embargo para evaluar la temporada con objetividad y escapar a la telaraña verbal del hombre nacido en Setúbal, no hace falta ir muy lejos en el tiempo. Solo basta con analizar qué hubiera sucedido si este inofensivo Ajax que regaló la final a un Manchester United con escasísimas luces, ganaba la final en Solna y dejaba a los Red Devils sin su lugar en la edición 2017/18 de Champions League. La respuesta es indescifrable porque la realidad es otra. Pero seguramente el trabajo de Mourinho y un formato colectivo que aún no consigue definirse con una identidad de juego, iban a sufrir reproches que el resultado de ayer encubre convenientemente.
Podemos medir en detalle esta temporada con algunos datos irrefutables que se complementan con otros casi condenatorios. Si analizamos los enfrentamientos de Manchester United con los cinco primeros en Premier League, el récord refleja solo dos victorias, cuatro empates y otras tantas derrotas. El entrenador podrá alegar que dos de estas derrotas ocurrieron presentando un equipo alternativo en las jornadas finales, lo que no resulta una excusa de mayor atención si recordamos que el propio Mou dejó sin chances a Liverpool con un Chelsea B en 2014. Ante esto es evidente que el nivel colectivo resultó insuficiente para aspirar con claridad al top four del certamen. En F.A. Cup el equipo sucumbió ante el primer obstáculo grande que encontró -Chelsea- luego de superar tres fases enfrentando a equipos del ascenso. Y en la Copa de la Liga obtuvo el título luego de derrotar a un solo equipo de la primera mitad de la tabla en la máxima categoría -Southampton en la final- y aun Manchester City que eximió del choque a la mayoría de sus habituales titulares, dejando en claro la escasa importancia que le otorgó al torneo. Tampoco la Europa League lo enfrentó a rivales de gran jerarquía.
Complementariamente hay que agregar que, si bien el United solo perdió más partidos que Chelsea, empató 15 partidos -cinco más que el cuarto y 12 más que el campeón- y ganó cuatro menos que Liverpool, que fue el que menos victorias obtuvo dentro del top four con 22. Además pese a recibir solo 29 goles y ubicarse segundo en Premier en el aspecto defensivo, el equipo de Mourinho marcó solamente 54 tantos, 24 menos que los Reds de Klopp que fueron los menos efectivos de los cuatro primeros en este apartado, y uno por debajo del modesto Bournemouth que culminó en el noveno puesto y disfruta de un presupuesto enormemente menor.
Todo esto queda tras bambalinas luego de una victoria incuestionable basada en el pragmatismo. Ajax no fue amenaza. Gestionó correctamente el balón pero olvidó que los partidos se definen en las áreas. Defendió mal en la propia y fue totalmente inofensivo en la ajena. Manchester United fue todo lo contrario. Les regaló la tenencia del balón a los holandeses y generó peligro cada vez que se lo propuso. El 2-0 final tiene aroma a felicidad y a objetivo cumplido. El operativo retorno a la elite del fútbol europeo ha superado la primera fase. Pero detrás de la alegría de la foto de tapa debe aparecer la autocrítica a una temporada mediocre. Este cuestionamiento puertas adentro de Old Trafford, resulta impostergable para dar un salto de calidad necesario de cara a una temporada con exigencias más acordes a la historia de una de las más prestigiosas instituciones del mundo.
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- AUTOR
- Nicolás Di Pasqua
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