Fóbal
Manchester United: Por el camino que demanda la historia
La exigente temporada de Premier League que cuenta con los más variados estilos futbolísticos, pregonados por entrenadores de gran capacidad con diversas ideologías de juego, ha propuesto grandes dificultades para dos de los exponentes más reconocidos en el mundo de la dirección técnica. Por un lado Josep Guardiola ha soportado cuantiosas dificultades en Manchester City para que sus intérpretes lleven a la práctica la idea que pregona. Algo parecido ha ocurrido con José Mourinho. Su Manchester United aún no ha conseguido meterse en puestos clasificatorios para Champions League, aunque a diferencia del hombre de Sampedor, ha transitado un camino ascendente que le permitió cosechar los últimos 12 puntos en disputa en la competencia liguera, hilvanando rendimientos interesantes y muy mejorados respecto al turbulento primer tercio de competencia.
Como marcó el entrenador luso en conferencia de prensa tras la contundente derrota que sufrió el United en Stamford Bridge, ese 0-4 ante Chelsea parece constituir un hito en el nivel del equipo. Desde aquel 23 de octubre hasta hoy los ‘Diablos Rojos’ sólo perdieron un partido –con Fenerbahce en Turquía por Europa League-, acumulan 11 juegos sin derrotas y ganaron sus últimos cinco compromisos. Pero lo mejor de todo es que, incluso en encuentros en los que debió conformarse con el empate –Burnley, West Ham, Arsenal y Everton- el equipo demostró superioridad sobre su adversario en largos pasajes y terminó cediendo puntos por su falta de eficacia en el área pese a contar con buena cantidad de situaciones de gol. Esta mejora que encuentra un equipo ágil, equilibrado, coherente con las ideas futbolísticas de su entrenador y bastante más amalgamado en todas sus líneas respecto a aquella versión inicial de la etapa Mourinho, tiene ciertas bases fundamentales que pasaremos a revisar:
Comprensión de la idea
Tras un comienzo de temporada con ritmos de juego similares a la etapa de Louis Van Gaal, Mourinho se apoyó en situaciones de juego particulares –incluso en diversas conferencias de prensa- para explicar las ventajas que entregaban sus dirigidos a los rivales a lo largo y a lo ancho del campo. Los metros libres que disponían los adversarios del United, sobre todo en el nacimiento del juego, en las bandas y en la zona de gestación, les permitían lastimar con facilidad a la defensa mancuniana.
Uno de los principales cambios en la mentalidad del equipo fue la automatización de la presión constante sobre la pelota. Hoy todo jugador de Manchester United en cualquier zona del campo tiene asimilada la importancia de generar incomodidad sobre el portador del balón y los posibles receptores para obligar al rival a dividir la pelota y estimular las chances de recuperar el balón rápidamente. Desde Zlatan Ibrahimovic hasta Marcos Rojo, con puntos altos en Ander Herrera, Paul Pogba y Antonio Valencia, han entendido este apartado como una de las claves fundamentales de la idea futbolística de Mou.
Del mismo modo el equipo ha interpretado las diferentes velocidades de juego que solicita Mourinho, que distan bastante de las que aplicaba el holandés en su afán por conservar la pelota hasta encontrar el desequilibrio individual en los últimos metros. El de Setúbal busca diversas alternativas de ataque y transiciones ofensivas rápidas que conviertan la posibilidad de defender con mucha gente en un ataque sorpresivo y generoso. Para esto se utilizan algunas estaciones de pausa creativa y sectores de vértigo constante y desequilibrio.
Competencia interna
En la conformación del equipo el entrenador portugués dio señales precisas sobre sus prioridades. Los nombres nunca van a aparecer por encima de la actualidad del jugador. El que está mejor juega y el que no interpreta su mejor versión espera afuera.
Más allá de alguna disconformidad iparticular que ha sido acallada por Mourinho con el premio a los merecimientos, el plantel fue potenciando su nivel individual a través de la competencia. Hoy Martial o Marcus Rashford, otrora fundamentales en la formación, son alternativas a las que Mou les pide crecimiento. En contrapartida Henrikh Mkhitaryan, sobre quien se señalaron diversas versiones de fastidio mientras no tenía lugar en la convocatoria, se ha ganado a fuerza de adaptación y trabajo un lugar importante en el equipo. Incluso ha desplazado a Juan Mata, de gran nivel en el arranque de la temporada. Y ni siquiera Wayne Rooney, hoy alternativa de lujo, se ha salvado de esta permanente medición de nivel futbolístico que ha hecho rodar la cabeza del promisiorio e irresponsable Memphis Depay.
Otro tanto ocurrió en la defensa donde las lesiones terminaron entregándole chances inmediatas a Matteo Darmian, Phil Jones y Marcos Rojo que, a pesar de su escaso rodaje previo, aprovecharon con carácter y temple la oportunidad y mantienen su lugar en el once titular con Chris Smalling, Daley Blind y Luke Shaw como alternativas, esperando la recuperación física y la participación en la próxima Copa de África del marfileño Eric Bailly.
La influencia de Carrick e Ibrahimovic
En el camino de Manchester United existe un punto de quiebre que va de la mano con el ingreso a la fomación titular de un viejo conocido: Michael Carrick. Tiempista y conocedor absoluto de la función que ocupa en el equipo, el mediocampista marca los tiempos en la salida y equilibra un mediocampo que, hasta su ingreso, no encontraba su mejor forma.
Carrick ha repercutido enormemente en la estructura colectiva permitiendo a Herrera y Pogba liberarse a posiciones más adelantadas para colaborar en la presión de la salida rival y en la generación de juego, como así también pisar el área adversaria con mayor facilidad. Otro jugador que cobró dividendos del ingreso del ex futbolista de Tottenham y West Ham es Zlatan Ibrahimovic. El sueco no necesita retroceder en el campo y martilla en el lugar donde más lastima. Es letal en las cercanías del área y puede construir juego para los que llegan de atrás, erigiéndose en la principal referencia del United en ofensiva y en socio perfecto de Pogba para la descarga.
Tanto Carrick como Ibrahimovic –curiosamente los dos hombres más veteranos del plantel- han generado un gran impacto en lo anímico y en lo futbolístico. Ya no se ven las caras de temor de los jugadores esperando el grito que llegaba desde afuera en la etapa de Van Gaal y todos se sienten con derecho de mando detrás de las dos voces cantantes. Igualmente, ambos son los que se hacen cargo del socorro cuando las papas queman ante la presión del rival en los distintos sectores del campo. Referentes inequívocos en todo sentido, han comprendido a la perfección la tarea de líderes que Mourinho ha volcado en todos sus equipos a jugadores con experiencia y carácter.
Variantes ofensivas
Aún la plantilla de Manchester United continúa en proceso de reforma. La decadencia sufrida desde la fracción final de la exitosa era Ferguson hasta la llegada de Mourinho -pese a los millones gastados con poco acierto- todavía golpea ciertos aspectos de la conformación del plantel. Tanto en la mitad de la cancha, donde carece de recambio de nivel para el triángulo Carrick-Herrera-Pogba, como en la zona defensiva, donde a excepción de Valencia nadie ha alcanzado un nivel brillante y no existen referencias claras, los próximos mercados serán fundamentales para terminar de construir una nómina a la altura de las ambiciones.
Sin embargo esto no ocurre en el apartado ofensivo. La diversidad de opciones y características ha permitido una rotación óptima y respondido a las distintas necesidades que detectó el entrenador. Dinámica, desequilibrio y creatividad conviven en cantidad entre Mata, Jesse Lingard, Rashford, Martial, Mkhitaryan y Rooney para acompañar o incluso reemplazar a Ibrahimovic en la ofensiva. Todos con buen pie y con habilidades técnicas de distinta índole, permiten explotar las debilidades rivales con mayor eficacia, adaptando la formación a los requerimientos de cada momento.
La aprobación del público
La gestión Van Gaal tuvo mayor reprobación del público de Old Trafford por sus formas que por los resultados obtenidos. Aún con la consagración en F.A. Cup, última estación del proceso de trabajo del holandés al frente del equipo, no había consenso entre los simpatizantes para la continuidad por el ‘aburrido’ camino futbolístico que pregonaba el ex entrenador de Ajax, Barcelona y Bayern Munich entre otros clubes.
Si algo no le falta a Mourinho es tacto. En ese ámbito vive en las antípodas de Van Gaal. El portugués debe haber recurrido a los libros y a los videos que lo adentraran con precisión en el interior del gusto del seguidor de Manchester United. Entendió que en el club los resultados están por detrás de las formas. Que hay una manera de jugar que identifica al club y que se basa en el ataque y la verticalidad desde hace décadas. Y hacia allí caminó. Inclusive cuando se pueden ver destellos del famoso Bus estacionado delante del arco ante ciertas necesidades, y cuando David De Gea ha sido responsable de sostener algún resultado con atajadas sobresalientes, el vértigo que propone el equipo cuando ataca levanta permanentemente a un público que se muestra efervescente y aprobatorio ante la actualidad del equipo. Ante algunos impensados y dolorosos empates como local, teniendo en cuenta la diferencia de 13 puntos que separa al conjunto del gallardo Chelsea de Antonio Conte, el aplauso generalizado ha entregado un abrazo multitudinario a las intenciones de Mou.
A partir de ese triunfo el portugués intentará construir su imperio. Cinco resultados positivos, una serie sin derrotas de importancia, rendimientos individuales mejorados y el público en el bolsillo, comienzan a darle la razón a su estrategia de trabajo. Pese a la lejanía de la pelea por el título y a un sexto puesto que no alcanza para conseguir el principal objetivo: retornar a Champions League. El futuro tiene la última palabra. Pero parece que el Manchester United de Mourinho empieza a recorrer los caminos correctos.
- AUTOR
- Nicolás Di Pasqua
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