Copas
“Maradona fue mi pesadilla”
5 de Junio de 1986. Italia. Partido 2.
“¿Dónde empieza y dónde termina el fútbol de Maradona?”, se preguntó Víctor Hugo Morales en una de las entregas de “1986, la historia detrás de la Copa”. “¿En esos pies o en esa cabeza, que pone en escena lo que otras no pueden?”, continúa el periodista.
¿Acaso resolvió de esa forma porque lo pensó o por ese botín zurdo talle 39 que no necesitaba demasiada teoría?
Un penal por mano de Jorge Burruchaga le había dado la oportunidad a Italia de ponerse arriba en el marcador, apenas cuando comenzaba el segundo encuentro de la Zona A. Alessandro Altobelli definió con un derechazo muy relajado y puso a los Campeones del Mundo arriba en el resultado.
“Cuando estuve en Milan, él fue mi pesadilla. Me hizo más de diez goles, uno más lindo que otro. Realmente lo sufrí”.
“Cuando estuve en Milan, él fue mi pesadilla. Me hizo más de diez goles, uno más lindo que otro. Realmente lo sufrí”. La frase proviene de las mismas cuerdas vocales que festejaron el gol de Altobelli a los 7 minutos del primer tiempo.
Giovanni Galli nació en Pisa, Italia, realizó las divisiones juveniles en Fiorentina y hasta debutó en la máxima categoría con el conjunto de Florencia, a finales de los años 70. También jugó en Milan, Napoli, Torino, Parma y Lucchese y además fue el arquero titular del elenco de Enzo Bearzot en México 1986. Compartió muchos encuentros con el astro argentino, en su mayoría, con el objetivo de evitar sus goles. Tan poco efectivas resultaron sus artimañas que el portero terminó jugando en el Napoli junto al enganche.
“Jugué muchas veces en su contra, me ha marcado muchos goles y para no sufrir más decidí jugar en su equipo. Me encontré no sólo con un jugador fantástico, sino con una persona extraordinaria”, declaró Galli en su momento.
“Todavía recuerdo un gran gol de falta directa que me hizo. Silvio Berlusconi (NdR: Dueño y Presidente de Milan desde 1986) me había dicho que pusiera un jugador en el palo si el 10 intentaba un tiro libre. Pero claro, no le hice caso…”, contó con complicidad el arquero italiano.
Pero el enfrentamiento Maradona-Galli tendría un capítulo más, apenas 27 minutos después del tanto de Altobelli. Sergio Batista jugó al medio, Ricardo Giusti verticalizó con el nacido en Villa Fiorito. Éste la dejó pasar y Jorge Valdano la tiró de primera al espacio para un nuevo encuentro entre el capitán argentino y el portero. La presencia de Gaetano Scirea podríamos declararla como anecdótica.
“Yo un día le pregunté por ese gol –relató Fernando Signorini– y me dice: ‘me volvió a hacer lo mismo. Porque cuando él salta y hace todo el recorrido yo pienso que va a impactar la pelota con mucha fuerza, entonces me pongo rígido’”. Pero nada de eso pasó. La zurda acompañó el balón y la parte interna del pie golpeó el cuero, que salió con mínima velocidad hacia el segundo palo. Rídiculo, sí.
“Cuando la pelota sale así, él quiso descontracturarse, no pudo y la vio pasar por al lado”, finalizó Signorini. Ni la posición, ni la marca encimada del defensor, ni siquiera el efecto que toma el esférico facilitaron el trabajo al argentino, quien resolvió con talento puro, como tantas otras veces. En particular, esa que destaca el propio arquero, cuando dos años antes, en un Fiorentina 0 – Napoli 1, Maradona la controló con el pecho y castigó al segundo palo. Mismos protagonistas, misma resolución. ¿La diferencia? En el Mundial, Galli ni siquiera se tiró.
¿Todo es mérito del talento? ¿Todo es responsabilidad de esa zurda?
La foto lo dice todo. Desde todos los ángulos. La delicadeza, la justeza para resolver una situación con un toque. La inteligencia para determinar cuándo con empeine, cuando con la parte interior del pie, cuándo fuerte, cuándo no. Ahora… ¿Todo es mérito del talento? ¿Todo es responsabilidad de esa zurda? Pues el doctor Antonio Dal Monte se encargó de demostrar que no, a través de varios estudios que le realizó a Maradona en la previa de México 1986.
“Un día recuerdo que se acercó y me dijo ‘tu amigo hubiera sido un excepcional piloto de prueba de aviones de guerra’”. ¿Por qué?, le preguntó Signorini al italiano. “Porque el campo de visión periférica de ellos es mayor al normal, tiene una capacidad extraordinaria”. Y agregó: “Su reacción al estímulo es más veloz que la de los mejores sprinters del mundo que he evaluado”. A Maradona no sólo lo acompañaba su talento, también había una explicación científica para algunas de sus genialidades.
Y Jorge Valdano no hizo más que justificarlo, siempre con ese grado de gracia característico: “Tenía una mirada periférica, que… Lo veía al arquero, al que vendía Coca Cola, a Tito que estaba en el banco. Lo veía todo”.
“¿Dónde empieza y dónde termina el fútbol de Maradona? ¿En esos pies o en esa cabeza, que pone en escena lo que otras no pueden?”. La pregunta la compartió Víctor Hugo Morales pero bien pudo vagar por la cabeza de Giovanni Galli en más de una oportunidad. Para ambos Maradona fue un antes y un después en sus vidas. Uno, siempre aliado. El otro, cumplió el famoso y querido “si no puedes con tus enemigos, únete”.
¿Dónde empieza y dónde termina el fútbol de Maradona? Vaya uno a saber.
El camino de Argentina en el Mundial 1986
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