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Marruecos, la selección migrante
Cuando Argelia clasificó al Mundial 2010, luego de 24 años de ausencia, conformó su plantel con 16 jugadores de un total de 23 que habían nacido en Francia. La mitad de ellos habían disputado algún encuentro con alguna selección juvenil francesa. Que casi un 70% de un plantel no hubiera nacido en el país al que representaban era toda una rareza.
La Selección de Marruecos, clasificada luego de 20 años sin participar a un Mundial, puede estar en camino de superar este récord, pero diseminado en, por lo menos, tres países distintos. De los catorce jugadores que entraron en la cancha en la victoria por 2-0 en Costa de Marfil, doce no habían nacido en suelo marroquí. Para marcar la diferencia, del último plantel marroquí en un mundial (Francia 1998), apenas dos de los 22 convocados no habían nacido en territorio marroquí: Ali Elkhattabi (Holanda) y Gharib Amzine (Francia).
Todo esto encuentra su razón en la gran cantidad de emigrantes marroquíes. De acuerdo a un estudio del año 2013 de la Fundación Hassan II para los Marroquíes Residentes en el Exterior, hay un total de cuatro millones de marroquíes en el extranjero, esto implica más de un 12% del total de población del país. De esos migrantes, un 75% vive en Europa: 1,2 millones en Francia, 550 mil en España (aunque algunos otros estudios sitúan el número en 800 mil), 380 mil en Italia y 280 mil en Holanda. La lógica de la emigración marroquí a Europa ha ido cambiando de “trabajadores temporarios” a asentarse directamente en el país donde han echado raíces, sin olvidar las suyas. Lógicamente, este fenómeno fue variando entre países.
Marruecos fue un protectorado de Francia y España de 1906 a 1956 y aún mantiene fuertes lazos económicos, sociales, culturales y políticos con Europa, por encima de otros países árabes. El principal país donde se instalaron los marroquíes fue Francia, pero su porcentaje en la participación ha ido disminuyendo, diseminándose en más países. Cinco de los que clasificaron al mundial nacieron en Francia, liderados por el capitán y símbolo Medhi Benatia, quien actualmente juega en la Juventus, además de Younès Belhanda, Romain Saïss, Khalid Boutaïb y Fayçal Fajr.
España es el país donde más creció la inmigración marroquí desde la década del ’90. El boom económico en su momento, las posibilidades laborales y el hecho de que España se encuentra a 14 kilómetros de la costa norte marroquí y además tiene dos ciudades en África del Norte, Ceuta y Melilla, facilitaron los sucesos. Actualmente, una tercera parte vive en Cataluña.
Dos jugadores de la selección nacieron en España. El arquero titular Munir Mohamedi, nacido en uno de los terrenos africanos que conserva España, y el joven lateral derecho del Real Madrid: Achraf Hakimi, nacido en la capital ibérica. Podría haber habido un tercero que es Munir El Haddadi, pero eligió jugar con España en el año 2014 en un partido eliminatorio para la Euro 2016. En ese momento el jugador era titular en el Barcelona, dada la ausencia de Luis Suárez post Mundial 2014. El temor a que pudiera jugar para Marruecos hizo apurar los plazos de Vicente del Bosque en convocarlo. Con 19 años debutó en La Roja, pero no volvió a tener minutos de allí en más. Una decisión que quizás lamentará el día de hoy, porque no figura en los papeles para ir al Mundial con España. Precisamente, Munir está empezando a hacer gestiones ante la FIFA para que le «condonen» esos 13 minutos. Suena muy difícil pues sería cambiar la reglamentación existente.
En el caso de Holanda en particular la mayor parte de la población de origen marroquí se concentra en el oeste del país, cerca de la zona de influencia de Amsterdam, Rotterdam y Utrecht, como ciudades más importantes. Fue una inmigración del último medio siglo, que comenzó siendo solo por trabajo hasta instalarse definitivamente con reagrupamiento familiar y creación de nuevas familias. Si bien el flujo migratorio se redujo, el crecimiento de la población de origen marroquí es muy relevante. Hay una diferencia contra otro origen de donde provino buena parte del equipo holandés de la década del ’90 y posterior (Suriname y las Antillas), y es un mayor sentido de pertenencia con Holanda de lo que ocurre con los marroquíes. En una encuesta en el año 2009 que está mencionada en el mismo reporte de la Fundación Hassan II, un 45% de los marroquíes de segunda generación se considera holandés, una cifra por debajo de los de origen antillano (85%) y surinamés (68%), pero mayor que los de primera generación, donde sólo uno de cada cinco marroquíes se considera holandés. Si bien es uno de los países europeos que mayores posibilidades dio a la inmigración, persisten dificultades socio-económicas a la hora de conseguir trabajo para los marroquíes.
Cinco de los héroes en Abidjan nacieron en Holanda. Karim El Ahmadi, Mbark Boussoufa, los hermanos Nordin y Sofyan Amrabat, además de Hakim Ziyech. Este último surgió de las categorías básicas del Heerenveen y debutó en primera con su técnico Marco van Basten. Dos años y 36 partidos después fue traspasado al Twente por 3,5 millones de euros. Luego de un año en Twente le llegó la convocatoria para integrar el seleccionado holandés con una convocatoria preliminar de Guus Hiddink. Sin embargo, no llegó a debutar y en septiembre fue convocado para participar de la selección marroquí, a pesar de haber integrado el combinado Oranje en divisiones inferiores. Precisamente, su ex técnico van Basten criticó en demasía la decisión de Ziyech por “no saber esperar”. Curiosamente, Holanda no clasificó para ningún torneo internacional desde entonces. Ziyech tiene todos los papeles para ser la carta desequilibrante marroquí en el mundial. Por otro lado, cabe señalar que los holandeses de origen marroquí aportaron dos jugadores al equipo subcampeón del mundo en 2010: Ibrahim Afellay y Khalid Boulahrouz.
De los que jugaron en Costa de Marfil, solamente Nabil Dirar y Achraf Bencharki nacieron en Marruecos. Pero Dirar vivió desde muy joven en Bélgica. Sin embargo, hay también jugadores nacidos en Bélgica que podrían jugar en Rusia, siendo los que más chances tienen los volantes Mehdi Carcela-González (Olympiakos) y Omar El Kaddouri (PAOK), que ya disputaron la Copa Africana de Naciones a comienzos del 2017. Los dos fueron internacionales por Bélgica en categorías juveniles. A su vez, cabe señalar que hay muchos belgas de origen marroquí que sí están jugando en la selección europea, siendo el más destacado el centrocampista del Manchester United, Marouane Fellaini.
Con respecto a Italia, pese al gran número de italianos de origen marroquí, no aporta jugadores al actual equipo. Sin embargo, hay dos que podrían estar. El lateral izquierdo de Benevento, Achfraf Lazaar, ya jugó 17 partidos en la selección y fue parte de este proceso eliminatorio con tres juegos en su haber, pero hace un año no es convocado. Por otro lado, se encuentra el jugador del Milan, Hachim Mastour, quien debutó con menos de 17 años en la selección pero que no ha vuelto a jugar. Con 19 años, actualmente su carrera parece haberse estancado, jugando en el equipo Primavera del Rossonero.
Marruecos vuelve al mundial luego de 20 años, con un conglomerado de jugadores en su mayoría nacidos y criados en Europa con algunos que lo hicieron en suelo africano. Resta ver de qué modo este combinado emergido en distintos países pero con el corazón representando a uno solo se desempeñará en el verano ruso.
- AUTOR
- Pablo Dragun
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