Entrevistas
Matías Fondato: “El fútbol y el arte tienen muy presente la creatividad”
Una vez puso punto final a su carrera, Matías Fondato se encontró con otra hoja en blanco, aunque descubrió un nuevo camino. Siempre aficionado al dibujo, transformó esa hoja en un lienzo y se dedicó a la pintura. Hoy es un reconocido artista en el ambiente del fútbol, pintó numerosos retratos y llegó a regalar obras a Lionel Messi, Gerardo Martino, Mauricio Pocchettino, Raheem Sterling, N’Golo Kanté o DeAndre Yedlin. Aquel futbolista que debutó y fue campeón en Newell’s durante 2004, con compañeros como Ignacio Scocco o Fernando Belluschi, se inspira hoy frente a bastidores y pinceles. Además, trabaja en las inferiores del Newcastle y colabora en la adaptación de nuevos refuerzos, enseñándoles la ciudad y nuevas costumbres.
CR: ¿Qué estás haciendo hoy en Argentina? ¿Cómo vivís estas vacaciones?
- Trato de venir una vez por año, generalmente para pasar las Fiestas. Le esquivo al invierno inglés y vengo al verano argentino. Este año, por las restricciones, se me demoró un poco la vuelta. Me quedo acá por eso mismo, mucha actividad no hay allá. Recién está volviendo a activarse todo y está mejorando el clima. A medida que empeora acá, mejora allá. Calculo que me estaré yendo en un par de semanitas.
CR: ¿Cuándo arrancaste con la pintura? ¿Qué te motivó a empezar?
- Hace tres o cuatro años. Siempre me gustó dibujar, toda mi vida. Un día visité a DeAndre Yedlin, lateral de la selección de Estados Unidos y jugador del Newcastle. Es vecino y amigo, le gusta el arte y me impulsó a empezar a pintar. Le dije ‘te voy a pintar un retrato’. Se lo tomó a modo de broma, pero le gustó mucho y lo publicó en sus redes sociales. Eso generó un efecto bola de nieve y así arrancó de todo.
CR: Has pintado futbolistas y artistas que son de otro ámbito
- Sí, personas con quienes tengo afinidad, o amigos en común. Me tocó pintar músicos, actores, comediantes… La verdad es que está bueno. Jugué al fútbol y es el ambiente en el que me manejé por 20 años. Eso me impulsó a mezclar mis dos pasiones, el arte y el fútbol. Todo arrancó por ahí y se fue expandiendo por inercia. Al principio, pintaba por encargue, aunque con la pandemia ya tuve más tiempo con respecto a mis otras actividades y me dediqué a pintar. Me gusta la música, ver películas, la NBA, el boxeo, entonces también empecé a pintar personajes icónicos que salen del fútbol. Las cosas se fueron dando.
CR: ¿En qué se relaciona el fútbol con el arte? ¿En qué punto se encuentran?
- Los dos tienen muy presente la creatividad. He estado dentro del ambiente muchos años y puedo decir que están estrictamente ligados. Muchas veces se subestima la capacidad intelectual de un deportista, de un jugador, y ya lo decía Guardiola: «Lo que en todos los deportes se hace con la mano, el futbolista lo hace con los pies». O sea, se necesita una especie de coordinación importante, y me parece que es similar al arte. Ya sea pintura, escultura, música, lo que sea. Es usar la creatividad en el fútbol para salir de situaciones límite, hacer un gol, poner una pelota de gol o recuperarla. Las situaciones de partido te demandan esa creatividad.
CR: ¿Sentís que la pintura fue un arma contra el retiro? ¿Cómo fue pelear contra eso?
- La verdad es que, cuando dejé de jugar, no sabía qué hacer. Sí quería seguir ligado al fútbol. Tengo hecho el curso de técnico y de representante, y doy una mano con el idioma ya que hablo inglés como el español. Podía recibir llamados para alguna traducción. La pintura se fue dando sola, tampoco es que estaba perdido o que estaba mal. Aunque es una transición para la que no te preparan, no es fácil de atravesarla y hay muchas dudas. Estás 20 años haciendo una cosa y, de un día para otro, no la haces más.
CR: ¿Cómo te llevas con la libertad frente a un lienzo en blanco? ¿Tenes algún horario para pintar?
- Es muy relativo. Obviamente, depende de los detalles, si tengo otra cosa que hacer o puedo focalizar toda mi energía en la pintura. Por lo general, son días, semanas. También, depende del humor y la inspiración. Muchas veces, uno quiere pintar pero, si no tenes ganas, es muy difícil. Es medio difícil de explicar, pero pasa. Y en ocasiones me sucede que, durante un mes, pinto todos los días. Hay momentos en los que tengo que pintar y no me dan ganas, y otros en los que no y empiezo igual.
CR: ¿Qué tipo de arte hacés? ¿Cómo lo definirías?
- Te digo la verdad, lo que hago es buscar inconscientemente un estilo. No tengo un pasado en el arte, lo mío es muy de autodidacta y tiene mucho de curiosidad. Es ver otras pinturas, captar otras ideas, mezclarlas. No sé si tengo un estilo propio. Llega un momento en el que estoy pintando y me gusta, entonces me voy guiando mucho por eso. Se trata de una percepción personal. Me gusta mucho pintar caras, tengo una especie de debilidad por las expresiones faciales, sus sombras, y captar una emoción. Eso es lo que más me seduce cuando hago esto. Después, he pintado mascotas, coches, paisajes, pero si me das a elegir, es esto.
CR: Le diste una pintura a Raheem Sterling en su increíble fiesta de cumpleaños, le regalaste una pintura a Messi y tuviste un saludo de Maradona cuando lo pintaste. ¿Qué grandes sorpresas has tenido desde que comenzaste?
- Esos momentos uno nunca los espera y van cayendo de casualidad. El saludo de Diego, conocerlo a Lionel a través de mi pintura, tener reacciones en el Instagram de Manu Ginóbili o Alessandro del Piero por obras que hice no para ellos, sino para alguien que me las ha pedido. En otro momento, la cuenta de San Antonio Spurs reposteó el retrato que hice de Manu. Son cosas que se fueron dando y no te las esperas. Cuando son así y no son forzadas, tiene otro gustito y está bueno.
CR: Saltando a tu carrera futbolística, ¿qué significó aquel título con el Newell’s de Américo Gallego? Te consagraste con el equipo del que sos hincha y cuando recién debutabas.
- Fue una satisfacción muy grande, aún cuando me tocó entrar a cuentagotas en el equipo. Con la mayoría de los integrantes de ese plantel, nos conocíamos hacía años. Habíamos jugado en inferiores en conjunto, más allá de que algunos chicos eran una o dos categorías más grandes. Muchos vivimos juntos en la pensión. Fue un gustito especial haberlo compartido con ellos. Se trató de una mezcla perfecta entre gente de la casa y la experiencia que llegó a potenciar todo, más el Tolo como cabeza de grupo. Además, lograr un título con tu equipo después de diez años en inferiores te deja sin palabras. Es impagable, lo mejor que me ha pasado como jugador.
CR: Por ese tiempo, fuiste parte de las selecciones juveniles de José Pekerman. ¿Cómo se vivía aquel proceso del equipo que también fue campeón?
- Tengo grandes recuerdos. Era chico, tenía 15 años, me acuerdo que estaba en la pensión y vinieron a decirme que estaba convocado. Uno en ese momento no toma la real dimensión de que se trata de la selección nacional. Después, compartí plantel con chicos que jugaron al más alto nivel y hoy conformamos un grupo de amigos. Te juntas, parece que los viste ayer y, por ahí, no nos juntábamos hace 15 o 20 años. Es un gran recuerdo, una gran satisfacción, porque tampoco es fácil llegar a representar a tu país. Es una de las grandes posibilidades que me ha dado el fútbol de disfrutar, cantar el himno y representar a un país entero. Está buenísimo.
CR: Una vez dejaste Newell’s, pasaste por otros clubes sudamericanos y diste el salto a Europa. Más allá de lo futbolístico, ¿sentís que esos viajes te abrieron la cabeza para este presente?
- Sí, totalmente. Siempre trato de aconsejar de que quien pueda viajar lo haga. Con el simple hecho de subirte a un colectivo, tren, avión, lo que tengas la posibilidad de hacer, podes conocer diferentes culturas, otras perspectivas de lo que es la vida. Empezas a entender otras cosas. No digo que esté mal quedarse en un lugar, pero de esa manera no tenes la posibilidad de ver cómo se vive en otros lados, aprender idiomas, costumbres o tradiciones. Siempre te enriquece, y a mí me ha servido mucho para conocer gente que después me ha encargado pinturas.
CR: En la actualidad, ¿qué tipo de trabajo estás haciendo en el Newcastle? ¿Cómo llegaste al club?
- Dejé de jugar y me llamó Fabricio Coloccini, que es amigo de toda la vida y nos conocimos en la selección juvenil. Viviendo en Newcastle, da la casualidad de que me invitan a jugar un partido con el staff de las inferiores. La mayoría eran exjugadores y entrenadores, yo también había dejado de jugar e intercambiamos ideas. Ven que jugaste y se te acercan, te pones a hablar de fútbol, Argentina, Inglaterra, Maradona, Messi… Un día hablé con el coordinador de las infantiles, me invitaron a ser parte del proyecto y, de un día para el otro, me encontré trabajando en el club. De hecho, hoy está todo parado por la pandemia, veré cómo sigue ahora que vuelvo para allá. La idea que tienen es que, para junio o julio, se retome todo tipo de actividad. Igualmente, depende de cómo se den las cosas.
CR: Los chicos que entrenas, ¿juegan torneos recreativos o competitivos?
- El sistema es muy diferente al de acá. Hablo de Newcastle porque es lo que conozco, sé que otros lugares tienen otras posibilidades. Hasta los 18 años no tienen competición, no hay torneos y es un poco más recreativo. Sí juegan amistosos, pero no tienen esa competición a largo plazo y esa presión de los tres puntos, la dicotomía del perder o ganar, qué pasa si sucede tal cosa. Los chicos no llegan a eso hasta cierta edad. Está bueno porque se puede aportar algo para cualquier edad formativa a partir de los 12 o 13 años, cuando el jugador ya empieza a tomar noción de su posición y qué les gusta. Siempre juegan para divertirse, pero a esa edad se empiezan a marcar algunas tendencias. Ya ves quién quiere hacer goles y quién quiere defender o ir al arco.
CR: Por fuera del club, ¿en qué se basa tu trabajo de acompañar a nuevos jugadores que llegan a Inglaterra para ayudar en su adaptación?
- Es algo personal, no a través del club. Cuando llega a la ciudad un jugador argentino, brasileño, español o italiano, trato de dar una mano en los primeros meses. El objetivo es que tengan una adaptación porque vivir aquí tiene sus cambios. Acá manejas del otro lado, las costumbres son distintas, llueve la mayoría de los días, en invierno es de noche a las 16:30 horas. No es un cambio fácil y es la parte que la gente no ve. Me gusta colaborar por ese lado.
CR: ¿Antes te habías adentrado en el mundo de la representación? ¿Te interesó meterte en ese ambiente?
- Nunca me metí de lleno. Siempre colaboré con algo, a lo mejor me llamaban para traducir o dar una mano a un excompañero o amigo. No es que no me gusta, al contrario, me parece muy necesario. Aunque también pasa que hay mucha gente que no está del todo capacitada y la profesión está un poco mal vista. Soy consciente de que es un ambiente en el que hay plata dando vueltas y es tentador. Mi experiencia como jugador me ha llevado a la conclusión de que es muy necesario, pero también hay que ver a qué tipo de agente nos referimos.
CR: ¿Has hecho también el curso de entrenador?
- Lo hice allá, me queda un tramo final que debía hacerlo cuando empezó la pandemia y se pospuso. Seguramente lo terminaré para tenerlo e ir viendo qué pasa. He tenido propuestas y las frené por una cuestión de que me gusta terminar el curso antes. No quería empezar a trabajar y que el estudio pase a un segundo plano. Prefiero terminarlo y, si llega a aparecer una posibilidad, analizarla con todo cerrado.
CR: En el último tiempo has vivido allá y acá, ¿cómo te trató la pandemia? ¿Qué podrías decir de las restricciones de un lado y otro?
- La verdad, no me afectó mucho, al contrario. Este parate en cierta forma me hizo bien. Allá estoy acostumbrado a estar solo o con un grupo de gente muy limitado, y me redescubrí. Tuve mucho más tiempo para focalizarme en la pintura, algo que siempre viene bien. Antes trabajaba mucho por encargue y ahora pensé en expandirme un poco más, tratar de que la gente pueda ver mi trabajo. Allá había restricciones pero te daban un par de horas para ir a entrenar, entonces podía mantenerme físicamente activo. Después, creo que uno también debe tener capacidad de adaptación. Soy consciente de que no tengo familia, no tengo hijos, y en ese sentido dependía sólo de mí. Es muy personal pero, siendo sincero, me hizo muy bien.
CR: Ahora, ¿qué sigue? Volverás a Inglaterra y tal vez vuelva la competencia. ¿Tenes algunos pedidos de pintura por cumplir?
- Tenía algunos pedidos acá y por eso estiré un poco la estadía. Volveré allá y tengo otros tantos. También tengo otros proyectos a futuro relacionados con la pintura. En el tema fútbol, quiero ver cuándo se retoma para observar qué panorama hay. Además, seguiré colaborando con la adaptación de los jugadores, es algo que me gusta, me da placer y siento que estoy haciendo algo que me hubiese gustado que me hagan a mí. Dar una mano, opciones. No soy de planear mucho a largo plazo, soy de vivir el presente y ver lo que viene.
- AUTOR
- Nicolás Galliari
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