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Memorias de un hombre sin suerte
Tan cerca y tan lejos. La sensación de haber llegado al final luego de un intenso trabajo y quedar con las manos vacías. Algunos –la gran mayoría- se convencerá de que no hay otra respuesta que el fracaso. Otros, sin embargo, con una visión más detallista y analizada, buscarán encontrarle una explicación más allá de la “mala suerte”. Para el extraño caso de Héctor Cúper, la segunda de estas máximas se acerca más a la realidad, pues su interminable e intachable carrera, amerita tantos aplausos como reprobaciones. De todos modos la realidad es una sola. Nadie puede transformarla. Los hechos sucedieron y arrojaron resultados desfavorables: seis finales perdidas y el mote de “perdedor”. Ahora bien, aquellos que no se dejan engañar con el falso contenido de significado de la palabra fracaso, o al menos no caen en la tentación del amarillismo periodístico, podrán comprobar que la trayectoria del santafecino está plagada de hechos interesantes, más allá del resultado final.
Pocos entrenadores estuvieron y están tan convencidos de su idea de juego como Cúper. La seguridad en sus decisiones tácticas lo ha caracterizado en todos los planteles que le tocó dirigir y los jugadores respondieron siempre de la mejor manera, conociendo las pretensiones del argentino. Este detalle es fundamental, ya que antes de su llegada a un club de la talla de Inter de Italia, había conseguido excelentes campañas en Argentina (Huracán y Lanús) y España (Mallorca y Valencia). Semblante duro, palabras justas, gestos medidos y seriedad máxima. Prácticamente un señor entrenador, de esos que quedan pocos, cuyas actitudes se ven reflejadas en los equipos que para en el terreno de juego. Solidez defensiva, como cuando solía jugar al fútbol en los años 80 en Ferro y un ataque certero y demoledor, algunos suelen compararlos con los equipos de Capello o Simeone. Mejor etiquetarlos como equipos de Cúper.
Clausura 1994
Cúper se encontraba tomando las riendas de Huracán. 11 partidos consecutivos sin perder, con ocho victorias y tres empates, lo depositaron en la primera posición del torneo a falta de la decimonovena y última fecha. Enfrentaría a Independiente, escolta a dos puntos, obligado a ganar para hacerse con el campeonato (en aquel momento, se le otorgaban dos puntos al ganador y uno al empate). En la definición, el Rojo sin piedad le propinó cuatro goles y dejó al Globo con las manos vacías. A pesar de salir segundo, Huracán fue el conjunto que más partidos ganó en aquel certamen, y es recordado por los hinchas como uno de los mejores equipos, por detrás del de César Menotti en 1973 y Ángel Cappa en 2009. En ese equipo resaltaban las figuras de Hugo Morales (Cúper luego lo lleva a Lanús), Víctor Hugo Delgado y el uruguayo Wálter Pelletti.
Copa Conmebol 1996
Ya asentado en Lanús, Cúper se hizo con su primer título como director técnico. Si la excusa de haber perdido tantas finales es atribuida a la presión por jugar este tipo de partidos, desde ya que es desacertada. El Granate jugó la final ante Independiente Santa Fe, primero en La Fortaleza, con resultado a favor por 2-0 y luego fue a defender el resultado a Bogotá ante un Campín colmado. Empezó perdiendo al inicio del juego y con uñas y dientes defendió el resultado, hasta que finalmente logró empatarlo. Así, Lanús se consagró por primera vez en 81 años de vida a nivel internacional. Carlos Lechuga Roa, Gustavo Falaschi, Ariel Ibagaza, Hugo Moráles, Juan José Serrizuela y Ariel Chupa López, entre otros, fueron los artífices del histórico acontecimiento.
Copa Conmebol 1997
Lanús volvió a disputar una final en este certamen. El poderío ofensivo resultó ser clave para llegar a esta instancia, aunque la gran incorporación al plantel fue de la del Oscar Cabezón Ruggeri. Una defensa sólida en conjunto con un ataque aplanador determinó una nueva definición, esta vez ante el Atlético Mineiro de Brasil. La historia fue diferente, ya que el 8 de noviembre de aquel año, en el partido de ida, el conjunto Galo se llevaría el cotejo por 4-1, aunque la noticia de la noche fue la gresca que se armó sobre el final, una batalla campal encabezada por Ruggeri y los rivales. En el partido de vuelta, con la serie casi consumada, la igualdad en uno consagró a Atlético Mineiro. A pesar de haber caído en esta final, Cúper dejó Lanús por la puerta grande. Estas experiencias positivas en el fútbol argentino, le sirvieron para que Europa posara la vista en él. Su futuro del otro lado del charco estaría en Mallorca.
Copa del Rey 1997-1998
Los Bermellones no dudaron al momento de apodar a la nueva contratación. El “Capello” argentino llegaba a España para dirigir a un recién ascendido Mallorca. Cúper se llevó consigo a varios de los jugadores que habían jugado para Huracán y Lanús en las temporadas anteriores, como Roa, Siviero, Ibagaza y “Chupa” López. Sencillamente esas temporadas fueron espectaculares, puesto que finalizaron en el quinto lugar de la tabla de posiciones en la liga y además a mitad de año disputó la final de la Copa, nada menos que ante el Barcelona de Rivaldo, Figo y cía. Aquella definición terminó empatada en uno, luego de que al inicio del partido Jovan Stankovic abriera el marcador y ya en el complemento Rivaldo anotara el empate. Cabe destacar que Mallorca jugó toda la prórroga con nueve jugadores. En la tanda de penales, luego de que Roa les tapara las ejecuciones a ambas figuras del Barca, Stankovic malogró el tiro que le hubiese dado el título y luego los Culés se llevarían la serie por 5-4. En Mallorca, aún no encuentran explicación a esa final, que tenía todos los tintes heroicos posibles. Cúper, mientras tanto, seguía dejando su huella.
Supercopa de España 1998
El hecho de que los catalanes hubieran obtenido el doblete (Liga y Copa del Rey), le permitió a Cúper y sus dirigidos disputar la final de la Supercopa de España. En esta ocasión, en una serie ida y vuelta, los mallorquines se impusieron en ambos cotejos: 2-1 en Palma, dando vuelta el score en el segundo tiempo mediante goles de Dani García y Stankovic, luego de que un tal Xavi Hernández abriera el marcador para los culés. En la vuelta, en el Camp Nou, el “Cabezón” batiría a Van Gaal y dejaría a Barcelona sin chance de triplete, al volverle a ganar por 1-0 con otro gol de García. Este, sería el primer título en la historia de Mallorca.
Recopa de Europa 1998
¿Es justo considerar un perdedor a un hombre que con un equipo modesto como Mallorca disputó tres finales en un lapso de diez meses ante rivales individualmente superiores? Porque cabe aclarar que, futbolísticamente, Mallorca nunca fue menos que nadie. Como si fuera un cuento de hadas, el 19 de mayo de 1999, los baleares viajaron a Birmingham para jugar una nueva final, esta vez ante Lazio, que contaba con un verdadero equipazo, dirigido por Sven Goran Eriksson. Cúper no se sintió nunca avasallado, aun teniendo que lidiar con Christian Vieri, Pavel Nedved, Alessandro Nesta, el chileno Marcelo Salas, etc. Faltando solo diez minutos para finalizar, el checo hundió las esperanzas de una nueva proeza, y le terminó dando el triunfo y la última edición de la Recopa a Lazio.
Supercopa de España 1999
El tremendo paso de Cúper por Mallorca hizo que un equipo más importante de Europa se fijara en el argentino. La tarea que tenía por delante era complejísima: continuar con el gran trabajo que había realizado Claudio Ranieri previamente en el Valencia. El italiano dejó el club “Che” habiendo ganado la Copa del Rey de ese año, por lo cual uno de los primeros escollos para el argentino fue disputar otra Supercopa de España, ante el mismísimo Barcelona de Van Gaal. En el encuentro de ida disputado en Mestalla, el resultado fue 1-0 a favor de Valencia gracias a un tanto del argentino Claudio Piojo López sobre el final. La vuelta fue una verdadera guerra. Los catalanes se pusieron al frente tres veces y en las tres, Valencia pudo igualar. Lo llamativo de este partido es que en dos de las tres remontadas, los goles de los blanquinegres se convirtieron dos minutos después de haberse puesto en ventaja Barcelona, lo que marca un enorme poderío de respuesta ante situaciones adversas. El resultado final fue 3-3, y así, Héctor Cúper ganó su primer y único título al mando del valencianos. Sin embargo, lo mejor (y lo peor) estaba por venir.
Liga de Campeones 1999-2000
Mestalla era un hervidero ante el poco poder de reacción de Cúper cuando sus dirigidos no encontraban el gol (a veces no lo buscaban). El mote de defensivo se adueñó de su figura por parte de los aficionados, pero no por mucho tiempo. El santafecino le escapó a la crítica y logró hacer del Valencia un imperio impenetrable. Conformó un auténtico equipo, de esos que se pueden apreciar más por su convencimiento a la hora de jugar que por lo vistoso que puedan llegar a ser. La solución a la falta de gol no sería un problema teniendo a jugadores como Piojo López, Gerard y el rumano Adrian Ilie. Detrás de ellos, se conformaría uno de los mediocampos más trabajadores de todos los tiempos con Francisco Farinós, Cristian Kily González y Gaizka Mendieta (luego se sumaría Angulo).
Atrás, al mando de Santiago Cañizares desde el arco, se encontraban cuatro pilares fundamentales en el esquema defensivo, Mauricio Pellegrino, Jocelyn Angloma, Miroslav Djukic y Gerard García. Aquella Champions sería la primera experiencia de Cúper en el torneo más importante a nivel clubes del mundo, y no le temblaría el pulso hasta el final. Luego de acceder a cuartos de final con diez puntos, segundo por debajo del Manchester United, Valencia eliminó a la Lazio con un global de 5-3, ganando con autoridad en la ida por 5-2 y luego cayendo –relajadamente- 1-0 en la vuelta.
En semis, lo esperaría nuevamente el Barcelona. El partido de ida fue un auténtico paseo. Con un Mestalla colmado hasta la última grada, los “Che” se llevaron aquel partido por 4-1. Luego en el Camp Nou, los catalanes no pudieron con la épica y sólo pudieron vencer por 2-1. La final se disputó en el Stade de France de París el 24 de mayo ante casi 80 mil espectadores. La inexperiencia en este tipo de definiciones más el marco que se vivía desplomaron cualquier esperanza de los levantinos. Real Madrid aquel día fue una topadora y se llevó puesto al Valencia por 3-0. No hubo reparos. Raúl González, Fernando Redondo, Roberto Carlos, entre otros, se hicieron una fiesta que terminó con los merengues quedándose con la orejona. Como si fuera poco, el Valencia finalizó tercero en Liga, lo que le permitió disputar la siguiente edición, cerrando una temporada maravillosa.
Liga de Campeones 2000-01
Algunos quizás se esmeren en seguir contando finales perdidas, otros no podrán creer cómo un técnico junto a sus hombres llegó a dos finales de Champions consecutivas ante los mejores del mundo. Algo similar a lo que vivió Diego Cholo Simeone con el Atlético Madrid, quien disputó las finales de 2014 y 2016 contra el eterno rival, quedando en ambas a medio paso del título. Otra vez la victoria le será esquiva al “Cabezón”, con un plantel con algunas caras nuevas como Roberto Ayala y Pablo Aimar, que atravesaba uno de sus mejores momentos. En fase de grupos clasificó en primera posición con 12 puntos al igual que el Mánchester United. En cuartos, debió enfrentarse al Arsenal de Arsene Wenger, y lo venció por la mínima en el global.
Ya en semis, se las vería con el sorpresivo Leeds United. En el encuentro de ida el marcador no se iba a mover, pero en Mestalla los de Cúper demostraron toda la superioridad y vencieron a los ingleses por tres tantos contra cero. Una nueva final se avecinaba. Valencia estaba ante la enorme chance de ganar su primera Champions y Bayern Múnich fue el rival en el San Siro de Milán ante 74 mil fanáticos. Aquel cotejo fue una alarma para Héctor Cúper, porque si bien estaba logrando hacer historia llevando al Valencia a una nueva final, pecó de ingenuo. Ya con experiencia en este tipo de definiciones a partido único, el argentino realizó un cambio polémico en el entretiempo con el resultado a favor por 1-0 (gol de Mendieta al inicio), al sacar a Aimar por David Albelda, una modificación por demás defensiva, para aguantar la arremetida alemana.
Lo cierto es que a los cinco minutos del complemento, Stefan Effenberg iba a igualar el resultado y así quedaría hasta el final de los 120 minutos, con un Valencia que pudo haber estirado el resultado si se lo hubiese propuesto, pero que luego se encomendó a la suerte en los penales. Y la suerte, nuevamente, desapareció. Mauricio Pellegrino, inexperto ejecutando tiros desde el punto penal, tuvo en sus pies la desgracia, ya que con un tiro anunciado a la derecha de Oliver Kahn, desechó otra posibilidad de hacer historia. El arquero detuvo el penal y la serie, que había tenido varios penales fallados por parte de ambos equipos, terminó 5-4 en favor de Bayern Múnich.
Serie A 2002-2003 (y más)
En la carrera de Cúper aún no figuraba un equipo considerado grande. Sin embargo, el trabajo realizado en los anteriores conjuntos (a pesar de los desenlaces) llamó la atención de varios clubes importantes de Europa. Así fue que se dejó caer por la tentación del Inter de Milán, un equipo que debía recuperar la memoria ganadora y que tenía lo suficiente para lograrlo.
Con el título a un paso en la temporada 2001-02, Inter visitaba a Lazio en la última jornada del torneo. Aventajando por un punto a Juventus y por dos a Roma, el equipo milanés se aseguraba el título con un triunfo en el Olímpico. Sin embargo a pesar de estar 2-1 arriba en el marcador promediando el primer tiempo, Inter cayó 4-2- y sendas victorias de la Vecchia Signora y de los Giallorossi, no solo le quitaron el campeonato sino que le impidieron clasificar en forma directa a Champions. En el campeonato que se disputó entre 2002 y 2003, el neroazzurro quedó segundo, siete unidades por debajo de la Juve campeona.
Quizás lo más recordado de su paso por Italia fue haber dirigido a uno de los mejores centrodelanteros de la historia: Ronaldo, quien en 2013, en una entrevista, opinó que “Héctor Cúper era un entrenador muy malo”. Sinceramente, su paso por Inter no terminó de convencer. La posibilidad concreta de asentarse como técnico de equipos grandes se esfumó, y a partir de allí su carrera se devino. Evitó un descenso en su vuelta a Mallorca en la temporada 2004-2005, luego recayó en Real Betis, donde solo dirigió 14 jornadas, para dar paso al Parma, equipo que descendió luego de una temporada pésima del santafecino.
Luego tendría su primera ocasión como entrenador de una selección nacional. En este caso, Georgia se hizo de sus servicios a mediados del 2008, pero el hecho de no haber logrado siquiera una victoria terminó por abandonarla a finales de 2009. Desde Grecia llegaban buenas noticias, ya que el Aris Salónica quería contar con el “Cabezón”, una institución muy reconocida en este país. En abril del 2010, Cúper disputó una nueva final: fue la de la Copa de Grecia ante el Panathinaikos, que lo derrotó por 1-0 estirando así la racha negativa de finales perdidas a partido único.
Después de haber pasado otro mal trago en Grecia, volvió a España, esta vez al Rácing de Santander, lugar donde no pasó más de un año, para recalar en Orduspor de Turquía, nuevamente sin pena ni gloria. Ya con pocos destinos donde probar suerte, se fue a Emiratos Árabes Unidos a tomar las riendas del Al Wasl (Diego Maradona había dirigido ese equipo anteriormente), también con resultados adversos. Parecía que la carrera de Cúper estaba hundida. El rally por varios clubes sin poder alcanzar los objetivos propuestos lo sumieron en un agujero negro. Su figura no volvió a aparecer en tapas de diarios, en las radios ya no se hablaba de sus lejanos logros. Se perdió el rastro de un gran entrenador.
Copa África 2017
Marzo de 2015. Lo que se veía como un nuevo destino a la deriva, acabó siendo un nuevo reencuentro. Cúper aceptó la dirección técnica de Egipto. Su experiencia al mando de una selección no era buena, de todas formas, se vio tentado por el proyecto del fútbol egipcio. Los objetivos eran claros, pero no del todo simples, ya que debía disputar la Copa Africana de Naciones que se jugó en Gabón a comienzos de este año y llevar a Egipto a disputar un Mundial. Hasta el momento, el segundo objetivo está encaminado. Ha ganado los dos primeros partidos en la fase de grupos ante Ghana y Congo (el otro equipo es Uganda) y debe quedar primero en esa tabla para obtener una de las 31 plazas a la próxima Copa del Mundo de Rusia 2018.
Sin embargo, la primera de las metas, volvió a tener un final amargo. Es que en Gabón, debió disputar otra final a partido único, es decir, una nueva prueba de fuego. En la final, los Faraones se enfrentaron a los Leones cameruneses, que llegaban al certamen con varias ausencias, pero que partido a partido demostraron ser una potencia en el continente. Los favoritos eran los egipcios a pesar de todo el morbo que se generaba por la situación que vivía el entrenador argentino. Con Mohamed Salah y Mohamed Elneny a la cabeza, Egipto arrancó aquel partido decisivo ganando 1-0 con un fuerte derechazo de Elneny. Pero desde el banco vinieron las respuestas de Camerún. Primero con el gol de Nicolás Nkolou y luego con el 2-1 definitivo de Vincent Aboubakar, a tan solo dos minutos de finalizar el partido. Otra vez los fantasmas aparecieron y otra vez Cúper ignoró los errores de las finales pasadas, puesto que ganando 1-0, prefirió resguardar el resultado y no ir en busca del segundo. Sí, otra vez la misma historia. En declaraciones post-partido, Cúper eligió esquivar las inevitables preguntas acerca de su maldición y pidió perdón al pueblo egipcio.
Así, concluye el repaso de la carrera de este enorme entrenador. Aquel que no se merece cargar con el mote de perdedor más allá de los resultados adversos, por todo lo que demostró a lo largo de muchos años. Pero que no parece aprender de ciertas experiencias negativas, para terminar con el maleficio y poder callar a los miles y miles de ganadores que hay en el Planeta Tierra.
- AUTOR
- Juan Podestá
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