Copas selecciones
México ’86, una constelación de estrellas
Romualdo Arppi Filho alzó sus brazos, mostró el círculo central del estadio Azteca y puso punto final a un duelo que quedó en la retina de varios. Argentina derrotó a Alemania por 3-2 y se quedó con su segundo título mundial. Con Diego Maradona como figura estelar y un plantel que seguía su rol al pie de la letra, la albiceleste volvió a mostrar al mundo la calidad innata que nace por estas tierras. Claro, las conquistas en suelo local en 1978 y el certamen juvenil un año después, con «Pelusa» y Ramón Díaz como mayores responsables, bastaban para inflar el pecho por estos lados. Pero más allá del hombre del nacido en Villa Fiorito, Jorge Burruchaga o Jorge Valdano, otros de los puntos altos del elenco de Carlos Bilardo, aquel México ’86 fue escenario de uno de los mundiales con mayor talento jamás visto. Habilidosos de todos los colores y estilos.
Para ir paso a paso, y desmenuzar los apellidos más interesantes, Argentina compartió el grupo A con Italia, Bulgaria y Corea del Sur. En el seleccionado azzurro estaba el experimentado Paolo Rossi, goleador y figura italiana en la obtención del Mundial cuatro años atrás, Walter Zenga y un jovencito Gianluca Vialli. Por el lado de los asiáticos se encontraba Cha Bum-kun, uno de los delanteros más respetado en la Bundesliga.
En la siguiente zona estaba el combinado local, con Hugo Sánchez como máxima figura. El delantero mexicano ya llevaba varios años rompiendo redes en España, primero en el Atlético Madrid y un año antes del inicio del mundial en el Real Madrid. Además de sus pergaminos personales, Hugol era considerado de los mejores en su puesto. Al elenco dirigido por Bora Milutinovic lo acompañaban Paraguay, Bélgica e Irak. El seleccionado guaraní tenía un talentoso de potrero, de esos que prometen pero nunca terminan de explotar todo su potencial: Julio César Romero. Romerito era pieza fundamental del Fluminense y en 1985 había sido galardonado como «El Mejor Jugador Sudamericano», por sobre nombres muy importantes como el mismísimo Diego Maradona, Claudio Borghi o Ricardo Bochini por ejemplo. Años después, sería una incorporación fugaz del Barcelona. Cambiando de bando, la selección belga llegó a suelo azteca con la base de la «generación dorada» comandada por Jean Marie Pfaff, considerado el mejor arquero de su país y uno de los mejores de todos los tiempos. Era pilar de un combinado que tenía como antecedente más importante el cuarto puesto de la Euro ’80 en Italia. Otros de los futbolistas destacados que acompañaban al guardameta eran el goleador Jan Ceulemans, Franky van der Elst y el joven ascendente Enzo Scifo.
En el Grupo C se destacaban la Unión Soviética y Francia. Los sovieticos tenían entre sus máximas figuras al histórico Oleg Blokhin, premiado en varias ocasiones como el mejor futbolista de la URRS y Ucrania y «Balón de Oro» en 1975, e Igor Belanov. Éste, curiosamente, a finales de 1986 fue elegido como el mejor futbolista del año, distinción que recibían sólo futbolistas europeos. Del lado galo, que venía de conquistar la Eurocopa en su casa, tenía un plantel lleno de talento y un «cuadrado mágico». Jean Tigana, Alain Giresse, Luis Miguel Fernández y Michel Platini conformaban, para muchos, el mejor mediocampo de la época. Obviamente, la conquista del primer título en la historia del fútbol francés sirvió para enaltecer la imagen de muchos de los protagonistas. Volviendo a los nombres propios, sin dudas que Platini era quien se llevaba todas las miradas. El volante de la Juventus era «LA» figura, no solo por su papel dentro del seleccionado sino también por su presente en Turín, que se reflejaba en los laureles individuales (Mejor Futbolista Europeo 1983/84/85, Balón de Oro 1983/84/85, Mejor Futbolista del Mundo 1984/85). Otro de los destacados en los dirigidos por Herni Michel era el incipiente Jean-Pierre Papin, que llegó al Mundial luego de una temporada endiablada en el Club Brujas.
Siguiendo de forma correlativa, en el D sobresalían la siempre poderosa Brasil y España. En la verdeamarelha emergían las figuras de Socratés, Zico, Careca, Alemao y las promesas Paulo Silas y Müller (protagonistas del campeón sub 20 en URSS). «La Furia Roja», segunda de la Euro ’84, viajó con un plantel en el que predominaban los experimentos pero donde destacaban integrantes del combinado subcampeón de la Eurocopa Sub 21 del ’84: Andoni Zubizarreta, Míchel González y Emilio Butragueño, un combo ideal según los periodistas españoles. A estos dos últimos, piezas fundamentales de «La Quinta del Buitre», se los consideraba el futuro de su fútbol.
Alemania Federal, Dinamarca y Uruguay eran quienes se llevaban todas las miradas en la zona E. Los germanos, que buscaban la revancha tras perder la final del Mundial ’82 ante Italia, contaban con Toni Schumacher, Andreas Brehme, Karl-Heinz Rummenigge, Lothar Matthäus y Rudi Voller como pilares, además de tener en el banquillo a un multicampeón como Franz Beckenbauer. Los daneses, que venían de sorprender en el certamen europeo en Francia, donde perdieron por penales en semifinales ante España, tenían a un joven Michael Laudrup, socio ideal de Platini en Juventus, como eje de su juego, y en Preben Elkjaer Larsen y Jesper Olsen a sus máximos exponentes. Por su parte, los sudamericanos contaban con integrantes del plantel que los llevó al tercer puesto en el Mundial Sub 20 de Japón ’79 y conquistar la Copa América de 1983, teniendo en Enzo Francescoli (premiado en 1984 como Mejor Jugador Sudamericano) y Antonio Alzamendi los futbolistas de mayor renombre. En el recambio, también aparecían Carlos Aguilera, Ruben Paz y Mario Saralegui como las figuras «para un futuro cercano».
El listado de grandes nombres que actuaron en suelo mexicano lo pueden cerrar Bryan Robson, Gary Lineker, John Barnes y Paulo Futre. Empezando por el trinomio sajón, el primero llegó al certamen global con el título del «mejor futbolista inglés de la década del ’80», elogio que recibió por sus actuaciones en el West Bromwich Albion y Manchester United. El atacante desembarcó en su mejor momento, con casi 150 goles en apenas ocho años de carrera, mientras que el último ya era figura en el Watford y en unos años sería considerado como el mejor extremo de en la historia de Inglaterra. Por su parte, el delantero portugués daba sus primeros pasos aunque ya había sido premiado como el jugador más distinguido de la liga lusitana en la temporada 1985/86.
Es una realidad que aquel México ’86 fue la premiación de Diego Maradona como el mejor del mundo y de todos los tiempos, opacando a muchos de los mencionados. También es una certeza que varios de los destacados no terminaron de exhibir todo aquello que insinuaron en sus comienzos. Sin embargo, siempre es «lindo» recordar que hay apellidos que con su calidad enamoraron a alguien para que éste los catalogue como uno de los mejores. ¡¡¡ Pero que viva el fútbol !!!
Relacionado
- AUTOR
- Claudio González
Comentarios