Copas selecciones
México: Con sus mejores armas y el sueño de repetir
“La idea siempre ha sido tener un juego de posesión por posición y que tengamos la posibilidad de crear abundantes situaciones de riesgo y opciones de gol. Ser un equipo que a partir de allí tenga el control del juego en gran parte de los 90 minutos. El objetivo es convencer a este grupo de que podemos competir de igual a igual contra cualquier rival”. Las palabras pertenecen a Juan Carlos Osorio, entrenador de la selección mexicana, en una entrevista concedida a la revista digital The Tactical Room. México llega a la Copa Confederaciones en la búsqueda de dar continuidad a la evolución de su rendimiento y, sobre todo, de comenzar a insertarse entre las selecciones más poderosas.
Inmerso en un hexagonal que lidera cómodamente en la ruta hacia el Mundial próximo, la selección tricolor no consiguió la clasificación en la última doble fecha de Eliminatorias de Concacaf. Un triunfo en el clásico ante Estados Unidos le hubiese brindado el pasaje, pero la igualdad hace esperar el cumplimiento de una meta que parece casi segura. En ese contexto, arriba a un certamen que siempre tomó con seriedad y en el que ambiciona volver a estar entre los cuatro mejores.
Fue en 1999 cuando México se consagró, siendo el primer país en obtener la Confederaciones como local. Las ediciones anteriores se disputaban en Arabia Saudita, y a partir de 2001 comenzaron a jugarse tradicionalmente doce meses antes de la Copa del Mundo en el país sede de la cita planetaria. Aquel equipo contaba con muchas figuras, como Jorge Campos, Rafael Márquez, Cuauhtémoc Blanco, Pavel Pardo, Alberto García Aspe o Luis Hernández. La final ganada ante el Brasil de Ronaldinho en el estadio Azteca perdura en la historia del fútbol mexicano. Ulteriormente, los mexicanos no volvieron a la final de la competencia, siendo la decepción en 2001 y arribando hasta semifinales en 2005. Es, junto a Brasil, el combinado que más ediciones disputó del certamen (6).
En dos meses, los dirigidos por Osorio deberán afrontar dos torneos de máxima exigencia. Luego de jugar en tierras rusas, desde el 7 de julio disputarán la Copa Oro en lares estadounidenses. Precisamente, fue a través de la copa continental donde México consiguió la clasificación a Rusia 2017, habiendo ganado en California el partido decisivo a E.E.U.U entre los ganadores del certamen en 2013 y 2015. El entrenador cuenta con una base de 50 jugadores y no repetirá convocados entre un campeonato y otro, optando por los futbolistas de la liga local para viajar a Norteamérica.
Pese a haber perdido solo dos partidos de 24, y haber encaminado la clasificación al Mundial, Osorio carga con aquel partido tan significativo de Copa América 2016 que parece haber marcado a una generación. Chile lo goleó 7-0 y, desde allí, la presión sobre el cuerpo técnico es mucho mayor a la que existía en un comienzo. México se encuentra en una progresiva búsqueda de identidad y su nivel ha ido in crescendo últimamente, pero al DT colombiano le exigen llegar a semifinales en Confederaciones y refrendar el título de Copa Oro.
“Trato de reconocer las características intrínsecas de cada jugador y hago un esfuerzo genuino por complementarlas -prosigue Osorio-. Quién puede jugar al lado de quién, detrás, delante, tratar de crear esas interrelaciones entre cercanos, intermedios y lejanos”. El conductor del Tri lleva adelante su primera experiencia en un seleccionado; dice haber pasado cinco días enteros con Marcelo Bielsa en medio del descanso que tomó post sufrimiento ante el equipo trasandino, y le dio una flexibilidad táctica muy marcada a su equipo. México puede oscilar entre la defensa de tres o cuatro hombres, el doble pivote o un mediocentro con dos interiores, y arriba dispone de futbolistas con mucho desequilibrio individual.
Acostumbra a tomar la iniciativa y a dominar con balón, aunque los espacios que deja en fase defensiva pueden multiplicarse si no logra un ritmo con el cual desordenar al rival. El primer pase de Oswaldo Alanís se complementa con la salida de Héctor Herrera, pues el futbolista de Porto parece ser la piedra basal del conjunto. Parado como volante central, Herrera es el encargado de iniciar cada ataque, sin embargo esa condición también puede recaer en Andrés Guardado una vez recuperado de la lesión con que llega a la ciudad de Kazán.
En el escalón siguiente, Carlos Vela, quien atraviesa por un nivel superlativo tras retornar al combinado nacional, es un factor clave. Partiendo desde la banda derecha, a pierna cambiada, se cierra y crea superioridad por dentro. En carriles internos, apoya su pie zurdo en ambos interiores y el centro delantero. Además, deja el callejón abierto para la subida del lateral. De esa manera, México crea juego por dentro y ensancha el campo con el marcador de punta y el extremo del lado opuesto, siempre dispuesto a recibir en ventaja. Teniendo en cuenta este último aspecto, el plantel cuenta con nombres como Hirving Lozano, Jurgen Damm -suple la baja reciente de Jesús Tecatito Corona-, Javier Aquino o Giovanni Dos Santos (llega sin un nivel óptimo).
Como punta de lanza, Raúl Jímenez o Javier Chicharito Hernández pueden alternar en el once titular para cumplir diferentes funciones. El jugador del Benfica sale del área, cae a banda y suele apoyar pases verticales de sus zagueros. No brinda referencias y crea espacios para que un mediocampista ataque por sorpresa. El del Bayer Leverkusen, por su lado, ofrece continuamente desmarques en diagonal al vacío, desde el centro del ataque. Incluso, el técnico ha juntado en algunos momentos a dos ‘9’, insertando en diversos encuentros a Oribe Peralta.
Guillermo Ochoa saca a relucir sus condiciones bajo palos, aunque no demuestra seguridad al salir para descolgar centros. Néstor Araujo lidera la defensa. Oswaldo Alanís es vital al sacar la pelota, con desplazamientos en corto y largo. “Busco soluciones en pases más diagonales que rectos, sean verticales u horizontales”, señaló Osorio en TTR, y la calidad de pase del zaguero de Chivas es la respuesta. El despliegue de Jonathan Dos Santos y Marco Fabián equilibra al equipo y Rafa Márquez puede dibujar los últimos trazos de su prolífica carrera. Por el costado izquierdo, si el colectivo salta al campo con tres centrales, Miguel Layún (también llega tocado en lo físico) puede ser un cuchillo que aporte profundidad.
México posee casi abrochada su clasificación a la máxima cita, pero siempre ha utilizado la Copa Confederaciones para intentar dar un salto competitivo. Viaja a Rusia con sus mejores armas, y distintos recursos que le brinden su idea de dominar los encuentros mediante la pelota. La meta es repetir aquella consagración de 1999, y comenzar a inmiscuirse definitivamente en un plano superior.
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- AUTOR
- Nicolás Galliari
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