Entrevistas
“Mi vínculo era crítico y yo necesitaba entender el fenómeno popular del box desde otro lugar. Entonces Ringo era el personaje ideal para eso”
Los americanos, como les gusta autodenominarse a los yankees, le pusieron “nuevo periodismo” a un estilo que surgió en la década del 60. Una manera de contar historias con un abordaje completo, complejo y en la que el redactor tiene un protagonismo especial. Era la época del periodista con anteojos de marco grueso, el grabador en el bolso y la máquina de escribir hasta altas horas de la noche en las salas de redacción. Sin embargo, los manuales de periodismo mienten un poquito, o al menos, no mienten pero omiten. Pasan de largo “Operación Masacre”, el trabajo de Rodolfo Walsh, quien hoy es recordado cada “Día del periodista” en Argentina. Meterse en la historias y escribir desde adentro, eso es lo que hace hoy el periodismo narrativo, eso es lo que hace un periodista que escribe una gran biografía como lo es Díganme Ringo.
Ezequiel comenzó la profesión en plena dictadura y muy pronto trabajó con el Mundial ´78, unos años después, aún en dictadura, realizó una serie de investigaciones que arrojaban detalles escandalosos sobre los costos económicos de dicho evento. Él llegó al periodismo e ingresó en la sección de deportes porque era donde mejor se desempeñaba, sin embargo muy pronto entendió que el “deporte siempre forma parte de un proceso político del país”.
Como decimos a veces, no son solo 22 tipos corriendo detrás de una pelota, el fútbol tiene un empirismo social prácticamente único. Desde ese lugar Ezequiel hace periodismo. Del mejor. Escritor en diarios y revistas de las más reconocidas, y también periodista de radio y documentales.
Después de ver la nueva serie Ringo: Gloria y pasión, que anda dando vueltas por la plataforma que todos conocemos, decidimos llamarlo para preguntarle sobre su libro Díganme Ringo, una biografía que escribió por encargo en la década del 90, quedó inundada en un sótano y se publicó gracias a un llamado de Juan Forn. Luego la reeditó en 2015 de manera independiente.
CR: ¿Por qué decidiste escribir una biografía de Ringo Bonavena? ¿Cómo fue el proceso de investigación?
- Cuando Planeta y Sud estaban juntas decidieron hacer una colección de personajes populares fallecidos. Me pasaron una lista que tenía como 19 jugadores de fútbol y un boxeador que era “Ringo”. Como yo tenía un vínculo complejo con el boxeo, porque había publicado notas criticas del boxeo, había ido al Borda, había visto boxeadores anónimos dañados, médicos neurólogos que criticaban el box. Mi vínculo era crítico y yo necesitaba entender el fenómeno popular del box desde otro lugar. Entonces Ringo era el personaje ideal para eso. Aparte Ringo formaba parte de mi adolescencia, yo veía las peleas con mis hermanos y mis viejos. Esa colección nunca salió y este libro cortito queda en un taller inundado. Lo rescatan y me llama Juan Forn un día y me dice: “Ezequiel contame qué es esto”, y le conté y me dice queremos que esto sea un libro propio. Así que ese librito de 100 páginas se transformó en un libro mucho más amplio. Hicimos entrevistas con la familia, conocidos, periodistas, corresponsales que estuvieron en EEUU.
CR: Sabemos que la relación sentimental entre Huracán y Ringo fue muy fuerte. ¿Qué podemos decir de la relación de Ringo con el fútbol como deporte?
- Él le compró el pase de (Daniel) Wellington a Huracán. Era muy habitué con el Huracán de César Menotti. Cero cosa de “San Lorenzo enemigo”, él era muy amigo de Toscano Rendo, de Héctor Vieira. Quiso ser futbolista pero era imposible, desde los pies planos hasta su peso. Como él dice: no me queda otra que ser boxeador.
«Quiso ser futbolista pero era imposible»
CR: Respecto a Ringo y Huracán, cuál fue la anécdota que más te llamó la atención y que descubriste o exploraste en la investigación para el libro.
- Cuando le compra el pase a Wellington que era un cordobés muy talentoso pero un poco vago. Siempre dice que jugaba del lado de la sombra. Eso marca bastante la relación. Después hay una anécdota, cuya veracidad es difícil de comprobar, que es la de un hincha que se infarta en pleno palco en una jugada que terminó siendo un gol que no fue, entonces Ringo se manda una de las suyas y dice “uy se murió al pedo”. Después, me acuerdo que el inglés Babingtón me contó que él estaba jugando en Alemania cuando Ringo muere y ve en la pantalla de la televisión que a Ringo lo mataron de un balazo en el corazón. “Y sí. Si era lo más grande que tenía, el corazón”, me dice.
CR: No sabía que tenías un libro editado sobre la historia del deporte en Argentina. ¿Me podrías contar un poco sobre ese laburo? ¿Qué te motivó a realizarlo y cómo fue?
- Fue una propuesta de El Ateneo, para una colección de libros por el bicentenario de Argentina. Creo que acepté porque era una “breve historia”, sino no podía, no tenía tiempo. Y me atraía mucho la idea porque siempre me interesan las cosas que sabes que te van a aportar algo a vos mismo. Aprendí de historia, porque consulté con muchos historiadores para hacer el libro. Me resultó muy atractivo hacerlo porque era todo el tiempo una mirada personal, respetando los semáforos obviamente pero con la libertad de aportar mi mirada. Ahí ves cómo el deporte siempre forma parte de un proceso político del país, todo eso me fue atravesando a lo largo del libro.
«La calidad de la información se deterioró mucho»
CR: Por último me gustaría tener tu punto de vista sobre la actualidad del periodismo escrito. ¿Cómo ves el futuro del periodismo en los próximos años?
- Siempre tuve una mirada crítica del periodismo, esa expresión de “cuarto poder” siempre me pareció un sinónimo de arrogancia muy fuerte. Esa doble cara, que dice representar a la gente por un lado, y por el otro crea la opinión de esa gente, nunca me gustó. Yo inicio la profesión con la dictadura, así que inevitablemente siempre tuve una mirada crítica. Una mirada muy escéptica sobre el periodismo como fuerza positiva y de construcción democrática. Entonces dicho eso, vos me preguntas por el futuro, y yo siempre lo vi difícil, y ahora mucho más. Si antes estaba concentrado en familias poderosas, ahora está concentrado en intereses que tienen que ver con fondos de inversión, los mercados, y la calidad de la información se deterioró mucho. La tecnología entonces está haciendo unos cambios brutales. Internet era para democratizar la palabra y ahora vemos que los algoritmos terminan creando los contenidos. Se crean circuitos paralelos de trabajadores, nuevos actores que posibilita internet, pero su poder es me parece infinitamente menor al de los dueños de los grandes medios. Es responderle con una onda al poder del tanque. Pero es importante esa onda y tenemos que caminar sobre esas posibilidades. Aprecio mucho la escritura. El periodismo tiene que respetar mucho la escritura, y hoy por momentos es lo que menos importa.
Nosotros, mientras tanto, acá estamos con la onda. Convivimos con los tanques, hacemos lo que podemos, pero no dejamos de contar historias. Sobrevivimos al “nuevo periodismo” de estos días, que poco tiene de complejo y completo, sino más bien de “Kiosco 24 hs” como diría Ezequiel.
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- AUTOR
- Nicolás Diana
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