Entrevistas
Mónica Santino: «El deporte es una herramienta valiosísima para erradicar la violencia de género»
CR: ¿Pudiste ver algo de fútbol femenino este fin de semana?
- Muy poquito. Vi algo de los goles de River. Una goleada tremenda a Excursionistas y la verdad que después no vi mucho más. Yo no pago el fútbol por una cuestión de convicción, entonces después busco videos, busco la manera de ver lo que se pueda, pero no pude ver mucho. Sé que la previa, el sorteo, fue como suelen ser las cosas en AFA, muy desprolijas. Después en la mayoría de los lugares que comparto estaba un pasacalle, colgado en la puerta de la AFA, con la leyenda del ciclo cumplido de (Carlos) Borrello. Un pasacalle muy prolijo, colgado a tiempo en AFA cuando ahí no podés ni siquiera colgar un piolín. Esto parte de quienes quieren echar a (Claudio) Tapia de su gestión y se agarran de todos los temas contrarios a su gestión para hacerlo. No creo que lo haya colgado alguien del fútbol femenino y tampoco espero que la salida de Borrello genere cambios. Me parece que los cambios van por otro lado, puede cambiar el nombre, pero seguir todo exactamente igual. Hubo toda una repercusión con eso, porque la verdad que fue llamativa la aparición de ese pasacalle con un reclamo que es casi desde el fútbol femenino entero, sobre todo por cómo se resolvió todo el tema del DT y las jugadoras de la Selección mayor.
CR: Y a pesar del servicio pago para poder ver el fútbol femenino, la televisación misma no solo de lo que es la fecha en sí, sino también de lo que fue el Mundial transmitido por la TV Pública… ¿puede ayudar a fomentar el fútbol femenino, no lo ayuda tanto o no es tan gravitante?
- Yo creo que sí, lo ayuda un montón, y de hecho me parece que algunas cuestiones establecidas como que “bueno, el fútbol femenino no le interesa a nadie”, empiezan a dar por tierra cuando ves los niveles de audiencia y sobre todo la que tiene que ver con otras transmisiones, como las de redes sociales. Se comprobó con la Copa Libertadores, en donde hubo una transmisión por un canal del Estado, por DeporTV. Encima, la cobertura era toda de compañeras mujeres comprometidas y desde una perspectiva de género. Esa transmisión no me parece un dato menor. También ahí hay que poner un foco. Y bueno, se dieron audiencias importantísimas y estoy segura de que, si hubiese existido la posibilidad de público en las canchas, hubieran estado mayormente llenas. Entonces, creo que ayuda, creo que ayuda un montón. El problema es qué partidos elige la televisión, la cuestión de los horarios, lo mismo que pasa con el fútbol de varones. Cuando son más importantes los intereses de la televisión que los deportivos, ahí entrás en una puja de poder que no sabés si está tan bueno. Ahora, en términos de difusión, yo creo que para este momento histórico nuestro, está bien. También deben pasarse por la TV partidos que sean competitivos. Si no, se vuelve a la época que jugaba yo, en mitad de los 90, que hubo también un tiempo de transmisión de televisión y que eso hizo que entraran una cantidad de equipos a AFA. En el año ’97 éramos 24 equipos y al año siguiente con la televisación esa cifra aumentó a 35. Se armaban equipos de fútbol femenino de cualquier manera. 20 pibas que capaz estaban jugando en una esquina y que no estaban a la altura del alto rendimiento, sobre todo en cuestión de preparación física. Además, te televisaban River-Platense, que River le metía 30 goles a Platense, pero 30 goles literal y eso te lo pasaban en una transmisión televisiva. Entonces, cualquiera que veía fútbol a mediados de los ’90 decía “bueno, esto es un desastre, esto no se puede pasar”. Y ahí es donde me corro de los intereses televisivos y pienso que a su vez como pasa en el fútbol de varones, la concentración de buenas jugadoras, los recursos y demás, están repartidos en tres equipos, entonces tenés algo parecido a lo que pasa en las ligas europeas de varones donde también es aburridísimo. Digo España: Real Madrid, Atlético Madrid y Barcelona y listo, así vas pasando ligas y la verdad que eso en términos de venta es un bajón. Como el terrible poderío de Boca con los demás equipos de fútbol femenino no está bueno y televisar eso o ponerle un ojo a eso no está bueno. La televisión como herramienta siempre es buena, el problema es cómo se usa y qué es lo que vas a reflejar.
CR: Hablando un poco de esto, de la televisación, vos misma me decías lo del pasacalle colgado en AFA. ¿Cuánto es el compromiso dirigencial con el fútbol femenino? No solo de AFA sino de todos los clubes en particular…
- Es muy relativo eso, porque podés encontrar clubes en donde hay solo uno o dos dirigentes realmente interesados y comprometidos. Después, la mayoría dicen “bueno, hay que hacerlo, no tenemos otra”. Se hace a regañadientes. Se siguen sosteniendo los mismos prejuicios que hace décadas: «No nos interesa», «es su problema» o «no nos ingresa dinero por esto», pero a la vez tienen que adecuarse a la época. Ahora sí, a diferencia de cuando jugábamos nosotras, quedar políticamente incorrecto te puede traer más problemas. Socialmente hay más presión y creo que eso tiene que ver con los espacios feministas y con los movimientos de mujeres. Pero creo que, si hacemos un porcentaje en la ciudad, sin tener números precisos, diría que se sostienen muchas actitudes hipócritas en relación al fútbol de mujeres. Pero me interesa mucho no ponerlo solo ahí, porque creo mucho que el fútbol está mal, la organización del fútbol está mal, si pensamos en los compañeros varones también. Nosotras estamos igualadas a un compañero futbolista que juega en Primera C, o en la B Metropolitana. La gran mayoría sostiene laburos además de jugar al fútbol. Y me parece que como somos los laburantes de esto, sería una gran estrategia que nos pongamos de acuerdo entre nuestros compañeros varones y nosotras –o la disidencia- y pensar en una forma de representación gremial distinta de toda esta masa de jugadores, porque la élite del fútbol es del 1%. Después todos los demás corremos la misma suerte. Entonces, ese dirigente que pasa por estos procesos, de un 38/38, de las irregularidades, los huecos que hay, la falta de proyectos incluso para la selección de varones, cómo se eligen los técnicos… Bueno todo lo que conocemos del fútbol creo que no da para más. Y me parece que estos compañeros tendrían que ver al fútbol femenino no como una amenaza, sino más bien como una estrategia de alianza para pensar un fútbol distinto.
«La televisión como herramienta siempre es buena, el problema es cómo se usa»
CR: ¿Y por qué sentís que el fútbol femenino es una amenaza para el fútbol de varones?
- Porque tocamos privilegios. O porque tocamos una manera de ser, una construcción, una identidad masculina muy fuerte alrededor del fútbol. Permitir toda esta entrada es realmente pensar el fútbol desde otro lugar. Y creo que eso da miedo, siempre las cosas nuevas dan miedo. Entonces creo que, si eso pasara, no sería muy loco pensar en mujeres dirigentes con capacidad, porque podés ser mujer y pensar igual que un hombre en estos lugares, quiero decir, el ser mujer únicamente no te salva, pero me parece que mirándolo desde el feminismo o de la perspectiva de género es un poquito más. Entonces esa mujer comprometida desde ese lugar claro que es una amenaza porque vas a tocar privilegios, un status quo y una forma de conducir.
CR: Eso justo se despega de la otra pregunta que tenía ganas de hacerte: ¿Cuáles son los lugares en los que todavía le falta ganar a la mujer? Por ejemplo, el ser directora técnica, el ser dirigente (ahora Banfield tiene una presidenta mujer), pero también ir ganando más potencia a través de los costos altos de los clubes. ¿Qué es lo que te parece a vos?
- Sí, sí, sin dudas. Mirá, creo que hay en este momento muchos espacios feministas que están por afuera de la vida institucional de los clubes, digamos que no forman parte de la institucionalidad pero que tienen cada vez más presencia. Y me parece que, para llegar a esos lugares en AFA, por donde tenemos que entrar es justamente por los clubes. Participar activamente de la vida política de los clubes es una tarea ardua, porque entrar a una Comisión Directiva desde abajo para arriba y tratar de romper estas lógicas es durísimo, pero me parece que ese es el gran desafío que tenemos por delante. Nos faltan esos lugares de toma de decisión, sin duda. Y con respecto a las entrenadoras también, por eso decía lo del pasacalle. El que lo cuelga no es porque quiere que en lugar de Borrello vayan compañeras directoras técnicas, seguramente vaya otro varón peor o igual que Borrello, digamos que no modifica nada. Entonces, sí necesitamos sus lugares, hay una cantidad enorme de compañeras directoras técnicas en todo el país, compañeros haciendo un muy buen trabajo en las ligas de Provincia. Por ejemplo, una compañera que dirige Belgrano de Córdoba que se llama Daniela Díaz, una que se llama Silvana Villalobos que labura en Mendoza y también dirige varones, digamos que ya hay compañeras con trayectoria, que no son vistas como laburantes, que no son vistas como directoras técnicas. Ahí es donde me parece que tenemos que dar un paso adelante, creo que ya es momento. Cuando vos recorres todos los deportes en el mundo, te vas a encontrar con que casi el 95% de los directores técnicos son varones, incluso en deportes donde convencionalmente o culturalmente se suponen que son más para las mujeres. No sé, el vóley, el hockey, la gimnasia, están llenos de entrenadores varones. Me parece que es uno de los lugares por donde tenemos que ir. Y después, me parece que lo fundamental para el desarrollo de nuestro fútbol son nuestras divisiones inferiores. Hoy una niña que quiere jugar al fútbol puede encontrar una escuelita, pero no hay capacidad de alojamiento en los clubes para esas pibas. Cada vez hay más casos de pibas que quieren jugar en ligas de varones y les dicen que no porque son mujeres o porque no hay espacio de competencia, entonces pensar en una futbolista a una edad temprana, seguro que cambiaría eso. Necesitas perspectiva de género en los clubes para decir: “Vamos a incluir divisiones inferiores en nuestros equipos”.
CR: ¿Y creés que la ayuda de los varones puede llegar a ser fundamental para el fútbol femenino, o no es tan trascendente?
- Los varones… ¿en qué sentido?
CR: En manifestarse a favor del fútbol femenino como lo están haciendo muchos, quizás más por una cuestión de convicciones que por un pedido de los clubes del fútbol femenino, pero ¿cuánto podría ayudar que la rama de varones se pueda expresar a favor del fútbol femenino?
- Un montón. Creo que es muchísimo y validado con lo que te decía antes. Eso también ayudaría a cambiar la visión del espectador de fútbol. Las veces que nosotras tuvimos visitas en el barrio de jugadores de renombre como Sebastián Domínguez, Juan Pablo Sorín (te nombro algunos de los jugadores más célebres que nos tiraron centros), la repercusión siempre es muy buena. Y después hay una intención o un movimiento social como por ejemplo los “Futbolistas Unides”, que tienen compañeras mujeres y compañeros varones juntos, que por lo general la mayoría son futbolistas del ascenso. Creo que es una organización que encabezaba Sebastián Vidal, que ahora es Secretario de Deportes en Avellaneda y fue jugador de fútbol por mucho tiempo. Ignacio Bogino, Leonardo Di Lorenzo, digo, por nombrar algunos que han hecho punta por nuestro fútbol y se han interesado. Kurt Lutman, que hace un montón de años que no juega, pero siempre que puede tira cuchara. Me parece que es muy importante para darle un empuje cultural a esto y cambiar los sentidos comunes en relación a nuestro fútbol. Es la clave para que pensemos un fútbol diferente, sino queda como que el feminismo y la perspectiva de género son cuestiones de mujeres. Y no son de mujeres, nos hacen parte a todos, nos interpelan a todes. Entonces me parece que ese sería un muy buen camino, pero no solo para nosotras, insisto, sino para pensar en un fútbol mucho mejor para todos nosotros, juntes.
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CR: Kurt y Bogino también estuvieron hablando con nosotros. Nacho habló esto mismo que decís vos del fútbol femenino. ¿Cuánto falta para que dejemos de hablar de “fútbol” haciendo referencia al fútbol de varones y “fútbol femenino” como clasificando a otra instancia del fútbol?
- No sé cuánto tiempo puede faltar si lo medís en años, el tiempo es una cosa medio loca de medir ahora en pandemia jaja. Todavía me da como un escalofrío, pero, a ver, si yo pienso en lo mucho que avanzamos en cuestiones de visibilidad y en materia de derechos de la época que jugábamos en AFA para acá (y soy siempre referencial en esto porque es lo que conozco), hace 20/23 años, te digo que todo lo que estamos charlando ahora en esa época era inconcebible de pensar. Ni hablar de que hubiera pasado algo como lo que hizo Maca Sánchez. En esa época era mucho más fácil dejarte aislada. Entonces, a mí me parece que es una cuestión de encuentros, de no tenerle miedo a la participación política (no estoy hablando de la política partidaria sino de la política que podemos hacer nosotros como laburantes, que puede ser muy interesante). Si logramos esa amalgama entre todos los futbolistas, más temprano que tarde vamos a terminar hablando de fútbol, porque es el mismo deporte, es exactamente el mismo el que practicamos. Para eso, creo que debemos darle una patada bastante grande a la estantería en donde se para el deporte en general y de la manera absolutamente binaria en la que está construido, porque cuando recorres los deportes es lo mismo (básquet femenino, vóley femenino). Siempre que lo decís pareciera que garpa un poco menos, ¿viste? No es lo mismo hablar de la “Generación Dorada” que, de la Selección Argentina de básquet de mujeres. Así podemos ir recorriendo, en el tenis y en casi todos los deportes. Pensarlo así nos ayudaría mucho en esa deconstrucción que nos tenemos que dar, en relación a los deportes, los géneros, quiénes pueden jugar y quiénes no. Y después es un camino de libertad, pero inmenso, es un poco la experiencia que nosotros recogemos de la Villa 31, de lo que les pasa a las pibas cuando juegan al fútbol en relación a sus cuerpos, a sus vínculos y al territorio, a la conquista de la cancha. Es una herramienta para erradicar la violencia de género fabulosa, el fútbol en particular por todo lo que significa, pero también el deporte, entonces creo que es tiempo, es tiempo de juntarse.
«Una mujer comprometida es una amenaza porque vas a tocar privilegios, un status quo y una forma de conducir»
CR: En base a tu experiencia, ¿cuán fuerte es el fútbol como herramienta de inclusión? No solo de las clases, sino de varones, mujeres, trans.
- Así como te decía que me parece inmenso para erradicar la violencia de género y pensar en otras lógicas, creo que es un derecho humano. Y esto es experiencia implícita en la cancha. Jugar es un derecho humano, no es algo menor. El jugar te hace conocer a la persona con la que estás jugando, establece de alguna manera reglas, jugar es fundamental. Todas las personas tenemos que tener derecho a ese acceso, así como la salud, la educación, la vivienda, la comida, agua potable. El juego está adentro de esa lista. No es algo menor, ni algo chiquito. En esa esencia el camino de empoderamiento es gigantesco. No es lo mismo una persona que pudo jugar a lo que quiso con otres cuando era chico o chica, a alguien que no lo hizo nunca y no lo pudo hacer por una división de las personas. Nosotras desde nuestra práctica vemos que es así y lo comprobamos permanentemente. En ese deporte que se llama ‘social’ y el alto rendimiento hay un paso nada más. ¿De dónde saldrían los deportistas para el alto rendimiento si no fuese de estos lugares? Me parece que es muy importante generar esos accesos en los barrios, en las escuelas, pensar la educación física desde otros lugares, pero mirado desde este lugar es un camino de libertad absoluta.
CR: ¿Sentís que hay homofobia en el fútbol? ¿Se podría erradicar? ¿Por qué sentís que es tan fuerte esa homofobia?
- Sí, existe. Y creo que existe porque es como el fútbol, se fue construyendo en su identidad de acuerdo a ciertas lógicas. Como el deporte fue un factor general para instalar sentidos comunes e instalar culturas. Lo crearon o lo pensaron y lo pusieron en la práctica varones de ciertas clases sociales, entonces para generar esas lógicas se fue pensando un cuerpo que debiera ser todo esto: fuerte, resistente, heterosexual, blanco y toda la lista de cosas que ya sabemos. Sobre eso se edificó y sobre eso también se edificaron valores, por poner una palabra que a nosotras no nos gusta nada, pero se usa mucho, y todo lo demás, afuera. Una persona de otra identidad autopercibida no puede hacer deporte y hay sobre todo una construcción de masculinidad: no se llora, si gano te rompo el culo, si pierdo tal otra cosa y una cantidad de cuestiones donde la sexualidad queda de una manera muy hipócrita completamente afuera. Y esa capa de conservadurismo e hipocresía reina. Está presente. No sé si un jugador varón homosexual de una categoría de alto rendimiento en fútbol se anime o se atreva a decir que es homosexual. Seguramente no, hay algunos casos que sí, pero la gran mayoría no, porque salir a la cancha puede ser tremendo, puede generar sospechas y dudas entre su plantel y sus compañeros. La verdad que es una situación de mucha hipocresía. Ahora, ¿cómo se da vuelta? Tenemos que hacer un recambio dirigencial importantísimo. Tiene que haber Educación Sexual Integral en los planteles de fútbol desde la más tierna edad. Si pensamos en todos los procesos que pasa un pibe en una pensión. Viene a jugar y ya es una máquina de picar carne. Se lo piensa en un sentido de explotación; es un chico solo y angustiado que pasa años claves, como su adolescencia, en una situación casi de encierro y explotación. De ahí tenemos los casos de abuso y las cosas que supimos en clubes muy grandes. ¿Cómo desbaratar todo eso? Es una madeja tremenda y no alcanza solo con la capacitación que, en estos últimos años y en pandemia, se instaló por la Ley Micaela y todo lo que el movimiento de mujeres empujó. Pasa en muchos clubes que se sacan la foto con la capacitadora, mucho más si esta es célebre, y al instante sabes que pasan cosas por atrás que no tienen nada que ver con lo que en la capacitación se dijo. Me parece que todavía es más profundo y tiene que ver con que cambien las dirigencias, un poco lo que hablábamos antes en esa relación de fuerza y poder que los feminismos pelean adentro de los clubes.
CR: ¿Qué pasa por tu cabeza cuando jugadores que recibieron denuncias por violencia de género saltan al campo de juego tranquilamente?
- Da bronca, mucha. Da impotencia. Y la corroboración de que lo único que importa es el negocio. Ni siquiera el futbolista que es violento, que quizás construyó esa identidad a partir de una cantidad de cuestiones y él también esté necesitando ayuda. Y se sostiene el rendimiento deportivo, más si es un jugador indispensable para el plantel o el esquema que en ese momento se utiliza. Y se repite toda una secuencia de machismo, de re-victimización de la compañera que fue violentada: se dice “la señorita”, esa palabra se usa mucho en la comisión directiva. El “algo habrá hecho” está a la vuelta de la esquina y se carga con toda la responsabilidad a la víctima y son casos que no terminan por resolverse. Las áreas de género, que han establecido un protocolo frente a esto, se quedan con las manos vacías. Es impotencia, bronca de cuando decimos “Ni una menos” y hablamos de femicidios y demás. Es todo un andamiaje cultural que sostiene que un varón agreda a una mujer o la mate y después, cuando ocurre este caso, se rasgan las vestiduras todos, salimos con escarapelas negras y ponemos banderas de “Ni una menos” en las canchas. Esto pone de relieve toda esa hipocresía, pero sabemos que tenemos que seguir por este camino, porque antes ni siquiera se mencionaba. Además, en el deporte ocurrió el caso que hizo bisagra para que se empiece a hablar de violencia doméstica en Argentina en aquellos años, que fue el de Carlos Monzón. Ese femicidio puso blanco sobre negro una cantidad de cosas. Desde ese año se planteó qué pasaba en la sociedad argentina ante esto y como se discutía frente al ídolo deportivo, lo que había pasado con alguien de la envergadura de Monzón en un deporte como el boxeo. Me parece que hay muchas cosas que se decían en ese momento que se reproducen ahora. Lo ideal sería lo que propusieron muchas áreas de género: el apartamiento del jugador, que se lo sancione, la capacitación, las cláusulas para rescindir contrato. Mientras eso no se ponga en funcionamiento vamos a seguir como si nada.
CR: La muerte de Maradona, ¿cómo te golpeó? ¿Se puede separar a la persona del jugador?
- A veces sigo hablando del Diego en presente. Es como si hubiera cobrado una vida nueva desde el 25 de noviembre para acá. Su figura central era una cantidad de contradicciones. Y yo no puedo separar a la persona del futbolista, me parece que es imposible, era tan bueno como jugador, pero como persona tal y tal cosa. Todes andamos en la vida con nuestras virtudes y miserias a cuestas y claro que Diego nos hace entrar en contradicciones, porque lo hizo siempre y lo sigue haciendo permanentemente. Amarlo no es reivindicar su condición machista como la de la gran mayoría de los varones y muchas mujeres de la sociedad argentina. Entonces, me parece que era un tipo de varón muy conforme a su generación, a su educación y como había sido, pero también una persona que no se olvidó jamás de dónde venía, capaz de pararse frente a todos los poderes posibles. Y estoy segura de que Diego vivo se hubiera podido desandar mucho y hubiera sido un feminista de un poco más de andar por este mundo. Hubiera aprendido a vincularse con las mujeres, aunque no lo sé. Pero lo veo a Diego más cercano a eso y poco condenable por sus actitudes. Tuvo miles, como la gran mayoría de los jugadores de fútbol, de los varones. Como me pasó a mí con mi papá, con mi abuelo que son los que me llevaron a mí a una cancha, e hicieron mucho de ésta que yo soy. Me es imposible separar a Diego o diseccionarlo en esas partes y sigo pensando que fue la certeza de la belleza en una cancha, que fue gran parte de nuestra identidad. Esa ausencia, como nos pasa a muches, es tremendamente dolorosa, con su machismo, con su rebeldía frente a lo establecido, con su forma de pararse frente al poder o su forma de pegarle o de llevar la pelota en una cancha. Es todo eso, no me puedo parar nunca en un feminismo que cancele y que condene. Creo que Diego es un buen punto de partida para todos los feminismos villeros y populares para ponernos a debatir cuestiones. Cuando me refiero a ensamblarnos entre varones y mujeres también va a ser una tarea de deconstrucción enorme, no porque nos tengamos que convertir en madres de los varones para decirles qué hay que hacer, pero la cultura patriarcal nos hace victimas a todes. Tenemos que encontrar puntos de cercanía para que no sea solo un problema de mujeres y creo que Diego es un gran punto de partida para que nos podamos sentar a discutir todo esto.
CR: ¿Qué opinas de la Ley de Interrupción Legal del Embarazo?
- Es la única alegría del 2020 de la que podemos hablar. Una construcción que lleva a una victoria y de esta manera. Una construcción que se hace en la calle, de años y años y años. De compañeras de distintas generaciones que fuimos por esto y que se logró, en tiempo de un gobierno con esa voluntad política. Para las futuras generaciones es una liberación enorme. Dejar sobre todo de pensar en nuestros cuerpos como hechos y pensados para la maternidad y poder pensar que esta se puede conectar por el deseo, que no tiene que ser un mandato ni algo impuesto. Es una herramienta de liberación clave para todas nosotras y para las que vienen, era inconcebible vivir en una sociedad como esta que tiene los avances que tiene en derechos humanos, cantidad de leyes acerca de derechos y de la ampliación de ellos. La Interrupción voluntaria del embarazo era todavía una deuda. Siento orgullo por todo eso y pienso que va a haber una liberación grande para las generaciones futuras, que cuando lo miramos desde el deporte es la conexión con nuestros cuerpos y con el deseo. Allá por la década del ’40, en Brasil habían prohibido el fútbol femenino diciendo que era peligroso para nosotras y que después no íbamos a poder reproducirnos, algo más o menos de esa manera decía el texto. Entonces vimos a nuestros cuerpos de esa manera durante siglos, con esa mirada de varón patriarcal desde la iglesia. Eran cuerpos que pertenecían a otros. Y acá es poder decidir sobre tu cuerpo, no es menor. Cuando en la villa ocupamos la cancha, saltamos, cabeceamos, metemos un cambio de frente y demás, es una liberación de nuestro cuerpo. Y la Interrupción legal del embarazo va de la mano de eso.
- AUTOR
- Sebastián Mancuso
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