Fóbal
Mourinho y las urgencias del United
Tiempos turbulentos se viven en Manchester. Las dos mitades futbolísticas de la fabril e innovadora ciudad inglesa parecen entrar en un punto culmine de su rivalidad. A las diferencias propias entre ambos bandos, crecientes con el protagonismo del City en el último lustro, se agrega la llegada anunciada de Josep Guardiola a la conducción del plantel ‘Citizen’.
El imperio que ostentaba Manchester United sobre el fútbol inglés desde finales de los 80’, quedó en stand by hace tres temporadas, cuando Alex Ferguson decidió retirarse de la actividad y dejó su banquillo a David Moyes. Pero ahora, tras el breve paso del escocés y el par de años complicados bajo la tutela de Louis Van Gaal, esa supremacía corre riesgo de extinguirse definitivamente, más allá del enorme poderío institucional y financiero de los Red Devils.
Tal vez sea esto lo que llevó a Ed Woodward, Gerente General del club, a tomar una decisión drástica. Probablemente el rumbo futbolístico poco convincente para gran parte de la parcialidad mancuniana. Quizá las exigencias de una directiva que deberá soportar nuevas pérdidas financieras como castigo por no ingresar en el Top Four clasificatorio a Champions League. O las fluctuaciones en el valor de las acciones que cotiza en bolsa Manchester United pudieron resultar un factor decisivo para despedir a Van Gaal y contratar rápidamente a José Mourinho como timonel en tiempos de tormenta. Todas son preguntas validad sin respuestas contundentes en una institución que transita caminos más cercanos a los del Real Madrid que a lo que marca su propia y rica historia.
Lo cierto es que con esta movida quedan atrás dos años tensos y discutibles. El período del entrenador holandés, que finalizó con la conquista de la F.A. Cup tras una docena de años, primer título del United post Ferguson, tiene en la cuenta sus dimes y diretes. Por un lado figuran las incumplidas expectativas generadas en torno a una inversión multimillonaria en la adquisición de jugadores. El balance inversión-resultados es altamente negativo para la gestión Van Gaal y en un club de la envergadura del United esto, normalmente, se paga caro. Pero la gran cantidad de jóvenes que aseguran un futuro interesante y ciertos aspectos del juego, como la capacidad para retener el balón, han mejorado notablemente y prometen constituir una base aprovechable en el futuro.
Si bien es cierto que la llegada de jugadores juveniles al primer equipo se dio en el marco de una gran cantidad de lesiones y ausencias de los habituales titulares, debe reconocerse que esos jóvenes entendieron e interpretaron rápidamente el mensaje del entrenador, denotando un interesante feedback de información respecto al plantel superior. Hoy jugadores como Marcus Rashford, Jesse Lingard, Timothy Fosu-Mensah o Cameron Borthwick Jackson, están preparados futbolística y mentalmente para la alta competencia, cuando poco más de un año atrás eran absolutamente desconocidos puertas afuera de Carrington.
El despido anticipado del ex entrenador del Ajax, Barcelona y Bayern Munich, a quien le quedaba un año más de contrato, supone un nuevo cambio de rumbo en Old Trafford. Pero la llegada de Mourinho no solo confirma esa teoría sino que avanza sobre lo institucional. Si Manchester United comenzaba a planificar a partir de los jóvenes canteranos, no parece ser Mou el indicado para continuar caminando por ese sendero.
Más allá de aquellos jóvenes anteriormente mencionados y de otro grupo de chicos que ha conseguido minutos en los últimos años –Adnan Januzaj, Guillermo Varela, Andreas Pereira o Paddy McNair por citar algunos casos-, el Under-21 del club se consagró campeón de Premier League y posee interesantes valores como Donald Love, Sean Goss, James Weir, Joe Riley, Ro-Shaun Williams o Axel Tuanzebe de cara al futuro cercano. Pero ¿Tendrán lugar en el pensamiento de un Mourinho obligado y fanatizado con la victoria? Al menos cabe el margen de la duda al respecto.
La llegada del polémico y capaz tacticista luso coincide más con la necesidad de evitar un crecimiento desmedido de Manchester City y competir con fuerza con las amenazas de Liverpool, Chelsea y Tottenham que con un plan surgido de las entrañas del club. El curriculum de Mourinho derrocha éxitos y asegura competitividad. Pero no hay entrenador, jugadores ni billeteras que garanticen títulos. De hecho la última experiencia del portugués ha sido poco feliz y terminó con su peor campaña histórica y una serie de conflictos internos que determinaron su despido.
De todos modos será interesante observar el desempeño de Mou al frente del United. Deberá conformar un plantel fuerte pese a no contar con participación en Champions para atraer jugadores de renombre. Tendrá que dejar atrás el fantasma de una campaña que le trajo dolores de cabeza en Chelsea. Combatirá contra el personaje que muchas veces se le colocó por delante en su estadía madrileña en el cara a cara con Guardiola. Cargará con la obligación de llevar al equipo a Champions League y de pelear por el título de Premier seriamente y cautivar al público de Old Trafford con un juego más cercano a su paladar.
La tarea no será sencilla. Mourinho tiene cuatro años por delante para llevar a Manchester United de vuelta a la elite continental. Arrancará mano a mano con Josep Guardiola y Antonio Conte pero correrá de atrás respecto a Jürgen Klopp, Mauricio Pochettino, Ronal Koeman, Arsene Wenger o Slaven Bilic. Sin lugar a dudas, sea o no conveniente para un club que debió recurrir a Mou con más urgencia tras la salida de Ferguson que ahora, tener a un entrenador de la jerarquía del portugués es una atracción más de una Premier League que promete dejar mucha tela para cortar.
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- AUTOR
- Nicolás Di Pasqua
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