Argentina
Mucho más que la anécdota del PRODE
Decir que la Argentina aspira, respira, llora y sonríe fútbol no es llamativo. Es remarcar algo y hacerlo sentir tan «nuestro» como el dulce de leche, el tango o el mate con torta fritas un día de lluvia. Dentro de este fanatismo, también están esas regiones que viven este deporte con una locura de película. Y una de que refleja este sentimiento es Córdoba, una provincia donde conviven dos grandes clubes, como Belgrano y Talleres, y otros que tuvieron épocas doradas y hoy están algo relegados, como los casos de Instituto y Racing de Córdoba. Justamente, a este último elenco le vamos a dedicar algunas líneas.
«La Academia» de Nueva Italia, esa que Rodrigo mencionó en su tema «Un largo camino al cielo», nació un 14 de diciembre de 1924, en el Barrio Inglés (años después se lo renombraría como Barrio Pueyrredón), en el noreste de la provincia que saca pecho con el fernet y cuarteto. El nombre lo propuso José Salomone, defensor de la institución, ya que era fanático del «Primer Grande». Luego de una votación entre los integrantes de la CD, quedó CLUB ATLÉTICO RACING.
Sus primeros años no tuvieron grandes logros, destacando las conquistas del Torneo de Preparación 1953 y 1958. En el medio, el tribunal de penas lo condenó a jugar en la tercera división de la liga ya que se comprobó un intento de soborno, por parte del vocero Teodoro Diego García. No obstante, la liga lo indultó tiempo después. En 1962, se alzó por primera vez con la liga cordobesa en la anteúltima fecha, cuando venció a Talleres. Tres años más tarde, tuvo su temporada deportiva más exitosa en el certamen provincial: se quedó con el torneo de Iniciación, Competencia y Clausura, lo que lo transformó en el campeón oficial. Los hermanos Carlos y Ricardo Videla, Horacio Villarreal, Juan Jover, Adolfo Soto, Oscar Loureiro, Atilio Molina, José Solves, Orlando Romero, Humberto Mazzochi y Rodolfo Carballo eran las figuras de un elenco que encendió las luces y le mostró al fútbol federalista que había grandes equipos en el interior. Su primera participación en torneos organizados por la AFA fue en el Regional de 1967, al que accedió al derrotar a Instituto en la plaza que otorgaba la liga cordobesa para dicho certamen. Diez años después, tras quedar como subcampeón, se ganó por primera vez en su historia un lugar en la máxima categoría del fútbol argentino. El torneo Nacional de 1978 fue el debut en la primera división. Los comandados por Alfio Basile formaron parte de la zona «C», donde Independiente y Vélez Sarfield clasificaron a la fase eliminatoria.
Empezaba a mostrarse a nivel nacional, y la década del ’80 sería su época más fructífera. Después de cargarse a Belgrano e Instituto en las finales del Torneo Apertura y Oficial, respectivamente, se ganó un lugar en el Campeonato Nacional de 1980. Tras un paso por «La Gloria», Coco Basile regresó al banco de suplentes blanquiceleste y armó un plantel que quedó en la historia del club. Roberto Pato Gasparini, Luis Araña Amuchástegui, Osvaldo Coloccini, Lucio Del Mul, Pascual Noriega, Guillermo Aramayo y Atilio Oyola, el goleador Miguel Ballejo y la seguridad de Juan Manuel Ramos bajo los tres palos, entre otros, sacaron el pecho por una institución que quería alcanzar los cuartos de final como un sueño casi imposible. La victoria ante su homónino de Avellaneda, en la última fecha de la zona de grupos, lo clasificó junto a Rosario Central, relegando por un punto a Estudiantes de La Plata. El primer escollo era Argentinos Juniors, el subcampeón del Metropolitano y que tenía en su plantel a Diego Maradona. Para la felicidad de la parcialidad académica, Pelusa no estuvo presente en ninguno de los partidos porque se encontraba en la selección del César Luis Menotti. El empate en La Paternal y el 3-1 en el Miguel Sancho lo depositaron en la siguiente fase, donde lo esperaba Independiente. El Rojo, que tenía el mote de campeón de América, sufrió una de las exhibiciones más espectaculares que se vieron en el estadio de Nueva Italia. Amuchástegui -en dos ocasiones-, Ballejo y Aramayo sellaron un 4-0 que los invitaba a viajar con tranquilidad a la Doble Visera.
Sin embargo, el poderío de los de Avellaneda sometió al combinado cordobés. El 5-3 final no sirvió para emparejar la serie y Racing de Córdoba se quedó con el duelo con un 7-5 final. El 17 de Diciembre, el Gigante de Arroyito fue el escenario del primero de los encuentros decisivos. Edgardo Bauza, Oscar Palma y Félix Orte fueron mucho para los dirigidos por Basile y le propinaron un 5-1 categórico. Un baldazo de agua fría. Más allá de la desventaja, Racing se plantó en el Chateau Carreras (hoy Mario Kempes) y luchó hasta donde pudo. El 2-0, con goles de Atilio Oyola y Gasparini, no alcanzó y truncó las esperanzas de convertirse en el primer equipo cordobés en salir campeón en un torneo de Primera División (algo que todavía no logró ninguna institución de la docta).
Por la extraordinaria presentación en el campeonato nacional, en 1981 fue invitado a la undécima edición de la «Copa Presidente», de Corea del Sur. El combinado local, Japón, Malta, Danubio y equipos europeos eran algunas de las instituciones que decían presente en el exótico torneo. Sorteó a todos sus rivales y se midió en la final con el anfitrión, con el que ya había igualado en la fase de grupos. El 2-2 lo catalogó como campeón, ya que la regla del certamen indicaba que, de haber empate en la definición, el conjunto visitante se quedaba con el título. Antes de regresar al país, jugó un amistoso con Hallelujah FC, y también fue parda. En 1982, accedió a los cuartos de final del Nacionales, donde cayó ante Talleres, siendo está la última gran presentación.
Un año después, gracias a la Resolución 1309, se ganó el derecho de ser parte de los torneos metropolitanos. En aquel certamen tuvo el ‘agrado’ de ser el verdugo de su tocayo de Avellaneda, al que derrotó por 4-3 en el Presidente Juan Domingo Perón, y lo condenó al descenso, transformándolo en el segundo grande en irse a la Primera B.
El 6 de Mayo de 1984 es una fecha con tinte anecdótico en el calendario racinguista. Por aquellos años, el PRODE era «la timba» por excelencia de los argentinos. La oreja pegada en la radio para ver los aciertos en los resultados de los partidos locales y soñar con hacerse con el pozo, que llegó a tener montón de millonarios. Aquella tarde de otoño tenía el encuentro de «La Academia» y Ferro como el último de la sexta fecha. Pero pocos sabían lo que tramaban los conducidos por Pedro Marchetta: el plantel había realizado una boleta de PRODE y había acertado, en la previa de su partido, los doce desenlaces de la fecha. Solo quedaba hacer valer la cruz de la boleta. Y obvio, era victoria del dueño de casa. Las cosas no eran nada fácil, porque el rival era uno de los animadores del campeonato doméstico y tenía, entre otros, a Alberto Márcico, Héctor Cúper y Oscar Garré. El doblete de Gasparini -Cúper había descontado para los de Timoteo Griguol- hizo estallar a los locales. Nadie entendía el por qué de los festejos tan exagerados. Incluso, se organizó una gran cena para celebrar lo conseguido. Para desgracia de los «nuevos millonarios», noventa y cuatro personas habían resultado ganadores. Sí, además de dividir el premio entre todos los integrantes del plantel y el cuerpo técnico, había que hacerlo con casi cien personas más. Apenas alcanzó para pagar la cena y algún que otro regalo personal.
La permanencia en la A tuvo su fin para la temporada 1989/90. Un torneo que tuvo varios cambios de técnicos, y que terminó disputando con juveniles, fue la despedida para Racing de Córdoba. Lo que decoró como más dolorosa esta partida fue que tuvo que jugar un cotejo desempate ante Chaco For Ever, debido a que terminaron con los mismos puntos en la tabla de promedio. La Bombonera albergó dicho duelo y fue goleada de los chaqueños por 5-0. Los años siguientes los tuvieron naufragando en el Nacional B, los torneos Federales y la liga cordobesa.
Las noticias grandes volvieron a tocar la puerta de Racing de Córdoba el 23 de Octubre del 2018, cuando se confirmó que Reinaldo Merlo se convertía en el nuevo entrenador. El encargado de conseguir un título en Racing de Avellaneda tras 35 años de sequía, se convertía en el capitán de un barco que estaba a la deriva. Dos empates y seis derrotas eran la performance de los cordobeses en el Federal A. El estreno fue una bocanada de oxígeno, gracias al triunfo por 3-0 frente a Deportivo Maipú. Luego vendrían las victorias ante Juventud Unida de San Luis y Sportivo Desamparados. Un arranque perfecto que tuvo su fin en Mendoza, a manos de Las Heras.
El inicio de ensueño hoy tiene un presente opuesto, con cinco sin ganar y un lugar en la Reválida para no descender. A pesar de este presente, y las décadas lejos de las primeras planas, es una realidad que «La Academia» de Nueva Italia se ganó un lugar entre los grandes equipos del interior, gracias al plantel que lo llevó a lo más alto a comienzo de los ’80.
- AUTOR
- Claudio González
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