Copas selecciones
Mucho más que un paraíso
Fiyi, una pequeña isla paradisíaca ubicada en el continente oceánico muy cerca de Australia, acaparará todas las miradas en los Juegos Olímpicos de Río en dos deportes mundialmente conocidos, pero con realidades bien diferentes. El primero es rugby en formato seven, donde los isleños son potencia del mundo y pelearán por la medalla dorada; el otro, será el fútbol. Sí, leyeron bien, Fiyi estará con su selección sub-23 en Río disputando el grupo junto con México, último campeón olímpico en la edición de 2012 en Londres; Alemania y Corea del Sur.
Desde ya que las chances de pelear por una medalla para este equipo son nulas, aunque lo colorido y extraño de este suceso es analizar cómo llegó Fiyi a ocupar una plaza en estos Juegos. Prácticamente sacar un punto en fase de grupos sería todo un batacazo (basta con mencionar que en el último Mundial Sub-20, el conjunto germano le propinó una goleada por 8-1), y no necesariamente es a esto lo que apunta. Lo maravilloso es, en realidad, que no fue obra del destino que Fiyi estuviera entre las 16 selecciones participantes, sino que todo lo contrario, ese lugar se lo han ganado con proyectos serios y respetados.
Para comenzar a descubrir el camino que recorrieron los fiyianos hasta hoy, hay que remontarse al 2014, cuando por primera vez en la historia, Fiyi se hizo con el campeonato Sub-20 organizado por la Confederación de Fútbol de Oceanía (en realidad Sub-19), algo así como el Panamericano Sub-20 que juega la Selección Argentina y otorga plazas para el Mundial. En este certamen, organizado por los propios ganadores, participaron seis de las siete selecciones del continente menos Nueva Zelanda (país anfitrión del Mundial del año siguiente). Cabe destacar que Australia, país que también se encuentra en este continente, participa de las competiciones afiliadas a la Confederación Asiática de Fútbol.
Siendo país organizador y no teniendo a los neozelandeses en el medio, la esperanza de los fiyianos era mayor que en otras ediciones. Los contrincantes a vencer eran Vanuatu y Nueva Caledonia. El formato del torneo era sencillo: todos contra todos con un total de cinco partidos para cada selección. Fiyi fue primero con 13 puntos, empatando uno de los cinco encuentros ante Vanuatu y ganando cómodamente los otros cuatro, y así consiguió por primera vez en su historia el pasaje al Mundial Sub-20 que se celebraría en Nueva Zelanda en 2015.
Tal cual le sucede ahora en los Juegos, las chances de acceder a las rondas finales del Mundial Sub-20 eran nulas. Sin embargo, no fueron a pasear ni mucho menos. Compartían grupo con rivales complicados y muy superiores y ya era una hazaña que se escuchara el himno previo al comienzo de cada encuentro. El debut fue una catástrofe, ya que Alemania no se apiadó de los isleños y les propinó una goleada por 8-1. El segundo partido iba a ser distinto y también por qué no histórico: Fiyi obtuvo la primera y única victoria en un Mundial Sub-20 al ganarle 3-0 a la selección de Honduras. Esa tarde, aparecería la gran figura de los fiyianos que estará presente en los próximos Juegos Olímpicos, Iosefo Verevou, quien convirtió uno de los tres goles y además había sido el encargado de descontar en el 1-8 ante los europeos. Verevou juega en Rewa, un equipo perteneciente a la Liga Fiyiana, y actualmente tiene 20 años. Para completar el tercer y último partido de aquella Copa del Mundo, Fiyi perdió por 3-0 ante Uzbekistán, despidiéndose de esta manera del certamen.
Ya dejando la reducida pero emotiva historia de Fiyi de lado, es momento de retomar el principal motivo de estas líneas. Varios de los que participaron en el Mundial Sub-20 veían con buenos ojos intentar conseguir un lugar en los Juegos Olímpicos de Río. Es así que encararon el Preolímpico de Oceanía (esta vez con Nueva Zelanda presente) con toda seguridad e ilusión de poder lograr lo impensado. Tras haber alcanzado quedar entre las cuatro selecciones con chances de jugar los Juegos, Fiyi debía jugar las semifinales del preolímpico ante Papúa Nueva Guinea. Este cotejo se disputó en Puerto Moresby, capital papú, y gracias a un triplete de Napolioni Qasevakatini (sí, ese es el nombre) los fiyianos pasarían a la final del preolímpico ganando 3-1. Todo apuntaba para que Nueva Zelanda fuese el rival en la final, de hecho los maoríes vencieron a Vanuatu por 2-0. Sin embargo, los vanuatuenses alegaron que los neozelandeses habían incluido mal un jugador en aquel partido, por lo que luego de la aprobación del Comité de Disciplina de la COF, Vanuatu accedería a la final con un resultado de 3-0 a favor.
La final tenía todos los condimentos para ser histórica, pues los equipos que ocupan la 197° y 199° posición en el ránking FIFA se disputaban nada menos que la preciada plaza a Río por primera vez en la historia. El partido fue de todo menos vistoso, los nervios sin dudas acecharon a ambas selecciones, y fue así que todo se definió desde el punto del penal. Tras varios fallos y aciertos, el jugador de Vanuatu, Kalsarap, falló en la tanda mano a mano, y el capitán fiyiano Jale Dreloa (otro de los que van a los Juegos) convirtió para condecorar este hito, como poco, histórico.
17 futbolistas estarán llegando a la mágica ciudad de Río en estos momentos para vivir un acontecimiento hermoso y paralizador como los son los Juegos Olímpicos. Junto con los integrantes de Rugby Seven y unos pocos atletas más, la Sub-23 de Fiyi irá a mostrarse nuevamente al mundo en un deporte que no es ni por asomo usual en la isla. Un dato para considerar y que resulta paradójico es que de los 17, sólo uno juega en el fútbol profesional. Se trata de Roy Krishna, multicampeón con Wellington Phoenix en la ASB Premiership. Después de haber atravesado el camino tan significativo, es momento de sentarse a disfrutar a la Sub-23 fiyiana en Río 2016, con el término de moda en estos días, La Cenicienta.
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- AUTOR
- Juan Podestá
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