Argentina
Nicolás Delmonte: De las balas en Albania y el Ramadán en Malasia
En nuestro paso por Sabadell, municipio de la Provincia de Barcelona, tuvimos la oportunidad de asistir a un partido de la Segunda División B de España, encuentro disputado en el estadio Nova Creu Alta, entre el local Centre D´Esports Sabadell y Club Teruel.
En el equipo local, desde agosto de este año forma parte de la plantilla Nicolás Delmonte (29 años), argentino, cordobés, jugador surgido de Renato Cesarini y las inferiores de Independiente de Avellaneda, y a quien hoy podemos considerar un trotamundos.
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Tuvimos la chance de hablar con Nicolás, café por medio, luego de un entrenamiento. Una linda charla futbolera en la que nos contó sus experiencias de vida ligadas al fútbol. Más allá de sus pasos por Independiente, Instituto y Estudiantes de San Luis en Argentina, se desempeñó en el Dinamo Tirana de Albania y en el Johor Darul Takzim de Malasia, dos destinos bastante exóticos, en los cuales nos interesó indagar.
Con 19 años, después de haber jugado dos partidos en la primera de Independiente, tuvo su primera experiencia fuera del país: “Fui un año a préstamo a Albania, fue una experiencia linda, y fea por momentos. Si bien nos fue bien, porque salimos campeones, la gente del club no se portó bien. Pero me sirvió de experiencia”.
Dentro de esa práctica adquirida, aseguró que “estando allá me di cuenta realmente lo que es estar en un club grande. Me ayudó a ver muchas cosas que, estando dentro del club, tal vez no las valoras, porque en el día a día pasan como algo normal”.
Respecto a la vida en Tirana, la capital de Albania, nos contó: “Se me complicó un poco al principio con las comidas, tenía que adivinar los nombres de las cosas en los supermercados”. “Por suerte encontré un supermercado en el que había una chica que hablaba español y me ayudaba a buscar las cosas que quería”, agregó.
Según relató Delmonte, Tirana no es un lugar muy tranquilo para vivir: «Una noche me desperté porque había ruidos, y cuando me asomé a la ventana estaban desarmando un auto abajo». En relación al fútbol, narró una anécdota que pinta de cuerpo entero lo difícil que puede ser embarcarse en una experiencia en este país. «En un partido que jugamos de visitante contra Laçi, que ganamos 1-0, al juez de línea le tiraban manzanas y hasta paraguas. Pero eso no es lo más grave, en el entretiempo le mandaron a los árbitros un sobre con balas». Hoy lo cuenta entre risas, como una de las tantas anécdotas que debe tener, pero solo imaginar ese momento pone los pelos de punta. «Al final los árbitros se terminaron yendo con la policía, corridos por los hinchas, y nosotros estuvimos encerrados un largo rato en el vestuario», añadió.
Después de la experiencia albana, la vuelta a Independiente y el paso por Instituto, llegó el turno de conocer Malasia. Formó parte del plantel del Johor Darul junto a otros argentinos, como Luciano Figueroa y Jorge Pereyra Díaz.
Desde el primer momento, aclaró que fue una experiencia mucho mejor que la de Albania, pero aun así, era una vida muy distinta a la que llevaba en Argentina. «Por ejemplo, con el Ramadán, nos hacían ir a entrenar a las diez, diez y media de la noche, y llegaba a mi casa como a la una y media de la madrugada, así durante un mes». Otro punto que destacó, al igual que en Albania, es la alimentación: «La comida es muy distinta, comen con mucho picante, costó un poco en ese sentido, pero me gustó, fueron dos años lindos».
Después de los dos años en Malasia y esta buena experiencia, retornó al fútbol argentino para jugar un semestre en Estudiantes de San Luis en la B Nacional, y luego la experiencia española, que se inició en el Marbella, siguió en el Extremadura (donde formó parte del plantel que logró el ascenso a Segunda) y hoy lo encuentra en Sabadell, club con el que aspira a meterse en los playoffs de ascenso.
Respecto a su club actual, Delmonte destacó las instalaciones de entrenamiento y el propio estadio: «Si te fijas el lugar donde entrenamos nosotros y el estadio, te das cuenta que hay clubes de primera en Argentina que no tienen un complejo así. Este es un club que tiene pocos empleados, pero todos hacen todo, entonces mantienen el club en excelentes condiciones».
También remarcó el comportamiento de la gente en la cancha. «Tal vez, si no se dan los resultados te llevás algunos silbidos, como nos pasó en las primeras fechas, pero en general la gente es muy respetuosa, y más si uno compara con Argentina. La verdad es que estoy muy cómodo acá», manifestó.
«NO ME PUEDO QUEJAR DE LA CARRERA QUE ESTOY HACIENDO»
Llega la hora de hacer un resumen de la carrera y la pregunta que surgió es: ¿Estás conforme con tu carrera. El protagonista respondió: «Hasta ahora sí, no me puedo quejar, me he quedado en dos oportunidades sin club, pero esos son los baches que hay que saber sortear. Estoy contento, el fútbol me hizo conocer más de 30 países, viajé por todos lados y no es más que gracias al fútbol. Me gustaría seguir ligado al fútbol de alguna manera».
EL DEBUT EN PRIMERA
De un día para el otro se vio jugando en Primera, no hubo partidos en el banco, ni concentraciones con el primer equipo. Americo Rubén Gallego, el Tolo, le avisó en la semana que el viernes (27 de noviembre de 2009) sería titular. «Me tocó debutar contra Huracán, el Huracán de (Ángel) Cappa, contra (Matías) Defederico, (Javier) Pastore, tenían un equipazo. Ese día fui titular y ganamos 2-1, ya en la nueva cancha de Independiente. Me pudieron ir a ver mis viejos y algunos amigos, así que fue todo redondo», recordó.
CR: ¿Mas allá del resultado, te acordas de algún momento puntual de aquel día?
– «Me acuerdo que me cambiaba y estaba el Rolfi (Daniel Montenego) en la camilla. Yo fui el primero que terminó de cambiarse, y estaba esperando a ver como seguía todo (se ríe). Ahí él levantó la cabeza y me hizo gesto con las manos ‘estás cagado ¿no?’. No sé si estaba cagado o no, pero yo quería que empezara el partido y terminara lo más rápido posible.
«Además, ese día me tocó el control antidoping, imaginate lo que tardé que el micro se fue y me dejó, hasta me acalambré en ese momento. Me acuerdo que me ayudó a estirar Gastón Monzón (arquero de Huracán)», cerró el hombre, que se adentra en cada detalle.
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- AUTOR
- Matías Zampini
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