Historias
Norita FC, un hecho
Hace unos pocos días se formalizó mediante el estatuto oficial el Norita Fútbol Club, símbolo de memoria, verdad, justicia, feminismo y fútbol. La “madre” de esta institución, la inigualable Nora Cortiñas, bendijo este club hace unos años y la semana pasada esa bendición se transformó en una realidad, se materializó esa lucha que desde un primer momento tuvo como principal premisa conformar un grupo que reivindique los derechos adquiridos estos últimos años y la recuperación de otros muy olvidados en los tiempos de antaño. Hoy, la Comisión Directiva se compone de todas mujeres, que le dieron un tinte legal a todo lo construido a lo largo de estos años.
Quién mejor que Nora Cortiñas para ponerle nombre a esa lucha. Si bien el fútbol “la aburría”, en su momento acompañaba a su marido Carlos a ver a La Máquina de River. Ella es hincha de Independiente, pero no le dio demasiada bolilla, por eso aprovechaba para tejer y coser mientras su pareja disfrutaba el partido. Después, la historia negra del país se escribió sola. Mientras se jugaba el Mundial aquí, las Madres de Plaza de Mayo aprovechaban la presencia de la prensa internacional para hacer oír su reclamo. Estaban desesperadas. Les habían quitado a sus hijos de las manos. Luego del terror, hoy las esperanzas de un mundo más igualitario crecen a cada día. La noticia de la formalización de este nuevo club de fútbol con más de cinco años de antigüedad marca un precedente de cara al futuro y también significa una alerta a todos y todas que quieran unirse por una buena causa: no hay nada más sano que el deporte, y no hay nada más sano si además se persiguen ciertos valores humanos.
En 2017, estas jugadoras pensaron un nombre para uno de los tantos torneos de fútbol amateur que abundan por la Capital y el conurbano. Surgió “Norita”, y a partir de ese momento, estas mujeres no se cansaron de buscar la forma de que la propia Norita Cortiñas les de su bendición. Lo cierto es que dos años después, en enero de 2019, se realizó un asado en la propia casa de Nora y con la presencia inigualable de Mónica Santino y Betty García junto a varias de las jugadoras del plantel. Ese asado significó el punto de partida para algo mucho más grande, mucho más unido y con muchísima más forma. Nora no estaba muy segura de que el equipo llevara su nombre, aunque con orgullo aceptó que ya era un hecho. Aquel día se habló de política, de lucha y, claro, como no podía ser de otra forma, de fútbol. Finalmente, se anotaron en la Liga “Nosotras Jugamos”, que coordina la misma Santino, para empezar a dar los primeros pasos en el amateurismo. Betty decidió postularse como entrenadora, un verdadero lujo para la institución. García fue una de las integrantes del famoso equipo que fue cuarto en el Mundial de México 1971, cuando aun no existía el fútbol femenino para la AFA. Lucía, nieta de Norita, también conforma el plantel, por lo que se puede alegar categóricamente que todo queda en familia.
Después vino la pandemia, que sin dudas impactó en la vida de todos, aunque el sentimiento por seguir creciendo fue mayor y ese parate logró que volvieran a juntar fuerzas para hacerse cada vez más grandes. Hace unos días, toda esa lucha tuvo sus frutos. “Norita” es un hecho, su estampa en el estatuto oficial así lo indica, al igual que su cara en el escudo del club, aunque más allá de eso, lo más importante es haber estado presente a lo largo de este corto camino, para que el fútbol femenino siga creciendo como lo está haciendo. En estos espacios es donde más y mejor se puede construir, eso lo tienen todos y todas bien claro. Como dijo una de las futbolistas que integran el plantel, Ayelén Pujol: “El fútbol es un espacio de resistencia”. La verdad que sí, y se espera que en un futuro cercano, esa resistencia se transforme en igualdad.
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- AUTOR
- Juan Podestá
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