Historias
Ondeando, luzca el sol o no
Si bien Francisco Franco había fallecido en noviembre de 1975, España debió esperar hasta 1977 para recuperar la democracia. En este interín, muchas medidas tomadas por el dictador persistieron y el fútbol fue clave para rebelarse contra la censura. Fueron los jugadores de Real Sociedad y Athletic Club quienes, en el viejo estadio de Atotxa, levantaron la Ikurriña (bandera vasca) antes de jugar un clásico y obligaron al gobierno a optar por la tolerancia.
Francisco Franco comenzó su dictadura el primero de abril de 1939. Integrante de la cúpula militar que dio el Golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno democrático de la Segunda República e investido como jefe supremo del bando sublevado durante la Guerra Civil española, ese día firmó el último parte, declarando su victoria y tomando el poder que mantendría hasta su muerte.
Con influencias del fascismo italiano y del nazismo alemán, el Generalísimo gobernó de manera autoritaria y totalitaria durante treinta y seis años que se basaron en la persecución y en la represión política y económica de sus opositores. En ese lapso se abolieron los sindicatos y los partidos políticos, pues el único del régimen fue la Falange Española Tradicionalista del que también formaban parte el Ejército y la Iglesia. Aún resulta imposible documentar todos los crímenes de lesa humanidad cometidos en los campos de concentración durante el franquismo, que incluían asesinatos, exterminio de grupos humanos, deportación y reducción a la esclavitud. A diferencia de Argentina, en España no hubo juicio contra los genocidas y muchos de ellos todavía caminan libremente por las calles.
Al igual que con los de Cataluña y Galicia, la dictadura persiguió y censuró a todos los símbolos que representaran la identidad y la cultura vasca. Portar la Ikurriña era un acto de rebeldía y quienes la llevaban recibían consecuencias que iban desde el encarcelamiento hasta el fusilamiento. Con un fondo rojo que representa al pueblo, un aspa verde que simboliza la independencia y una cruz blanca que encarna al cristianismo, esta bandera identificaba a la provincia de Vizcaya hasta que en octubre de 1936 -en plena Guerra Civil- fue oficializada por el Gobierno Provisional del País Vasco como emblema de la comunidad autónoma.
Luego de la muerte de Franco se llevó a cabo la Transición, en la que el flamante Rey Juan Carlos I ratificó en su puesto al último presidente del Gobierno franquista Carlos Arias Navarro y nombró vicepresidente y ministro de Gobernación a Manuel Fraga Iribarne. Sin embargo, la prohibición continuaba y, consultado sobre si legalizaría la Ikurriña en mayo de 1976, Fraga Iribarne respondió: “Hemos autorizado todas las banderas regionales menos la vasca porque no es regional, es separatista. Antes de permitir esa mala copia de la Union Jack, pasarán sobre mi cadáver”.
«Hemos autorizado todas las banderas regionales menos la vasca porque no es regional, es separatista»
José Antonio de la Hoz Uranga es un exfutbolista surgido de la cantera de la Real Sociedad que se vistió de txuri-urdin durante los 70s. Quizás porque en su apellido lleva una parte del símbolo que representa la unión de los trabajadores, sus ideas políticas ya venían establecidas desde su nacimiento. Josean, también apodado Trotski por ser comunista, sabía que el derbi vasco es un partido del que se habla en toda España y que no había mejor momento para mostrar lo que ocurría con los símbolos de su comunidad autónoma. En una entrevista brindada al sitio Noticias de Gipuzkoa declaró: “Era el año 1976 y no había cuajado la democracia. Estábamos en esa época de Transición y el pueblo vasco estaba luchando por sus reivindicaciones. Nosotros también éramos el pueblo y teníamos que hacer algo para reivindicar los derechos de los vascos.” Al estar vetada y, lógicamente, no estar a la venta en ningún lado, de la Hoz Uranga le pidió a su hermana que confeccionara una bandera. Fuera de la lista de concentrados, la ató al hueco de la rueda de auxilio de su auto para que los policías no la identificaran cuando llegara al estadio. Una vez ingresado, Josean la pasó por una ventana que daba al vestuario local.
Los jugadores de Erreala estaban de acuerdo con levantarla, pero había un acuerdo tácito. Si se lo proponían a sus rivales y un titular no lo avalaba, se daba marcha atrás. Inaxio Kortabarria, capitán de la Real, fue al vestuario visitante y le contó el plan al arquero José Ángel Iribar, su par de Athletic. En sus manos estaba convencer a sus compañeros. ¿La decisión? Unánime. Con los veintidós titulares a favor de salir a la cancha con el principal símbolo vasco, ahora tocaba el siguiente paso: evitar que los guardias civiles que vigilaban el túnel se la quitaran. De la Hoz se la alcanzó a Salva Iriarte -suplente de los de San Sebastián-, quien guardó la bandera en la bolsa donde llevaba las botellas de agua. Una vez que la Ikurriña estaba en el terreno de juego, Josean bajó y la preparó para los capitanes.
Así fue como el 5 de diciembre de 1976, en el Estadio Municipal de Atotxa, los futbolistas de la Real Sociedad y del Athletic Club de Bilbao salieron a jugar un clásico rebelándose contra una insólita prohibición. Vestido de civil y con gran parte de su cuerpo tapado por la Ikurriña en la foto más recordada del acontecimiento, el ideólogo ingresó entre Kortabarria e Iribar. Al ver a los 30 mil espectadores ovacionar el gesto y llorar de emoción, la policía decidió no intervenir. La prensa española omitió lo que pasó, pero todo el país ya estaba al tanto.
En enero de 1977, el gobierno adoptó una medida de tolerancia que implicaba, sin autorizar ni prohibir, que el emblema era legal siempre y cuando flameara a la par de una bandera española, permitiendo que se izara en la Plaza de la Constitución de San Sebastián. Ya en democracia, en 1979 fue adoptada y aprobada por el Estatuto de Autonomía del País Vasco mediante un referéndum.
El 15 de junio de 1977, los españoles celebraron las primeras elecciones libres desde 1936 para elegir a quiénes constituirían las Cortes Generales. Convocadas por el entonces presidente del Gobierno Adolfo Suárez, los vencedores fueron los que aprobaron poco después la Constitución de 1978. La misma implicó el final de la llamada Transición, transformó a España en un Estado social y democrático de derecho que promulga la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, estableció la Monarquía parlamentaria como forma oficial de gobierno y afianzó el principio de soberanía nacional residente en el pueblo español.
Futbolísticamente, se estaba acercando la época dorada de los clubes vascos. La Real Sociedad se consagró bicampeona de la Primera División en las temporadas 1980/1981 y 1981/1982, con un subcampeonato previo en la 1979/1980. Athletic Club, que durante el franquismo había sido obligado a hispanizar su nombre como Atlético Bilbao, ganó la Liga en la 1982/1983 y en la 1983/1984, curso en el que también conquistó su última Copa del Rey. Ubicado en el barrio de Eguía y demolido en 1999, el Estadio de Atotxa fue la casa de Real Sociedad hasta 1993, cuando se inauguró Anoeta. Allí se encuentra el museo del club txuri-urdin, donde está exhibida la Ikurriña que cosió la hermana de Trotski de la Hoz. El día que los futbolistas lograron que la bandera dejara de estar perseguida, el resultado no fue lo más importante. Por cierto, la Real goleó 5-0.
- AUTOR
- Guido Antonelli
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