81 días tuvieron que pasar para que Rafael Márquez se volviera a sentir futbolista. Desde aquel 6 de agosto en el que el rojinegro cayó por 3-2 en un trepidante juego ente el Toluca, el ex jugador del Barcelona no había podido tomar parte de un encuentro de la Liga MX con el Atlas, mucho menos encarar algún juego con la Selección Mexicana.

El defensa de 39 años se vio imputado por serias acusaciones de parte del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por asociación ilícita con un narcotraficante mexicano. A partir de ese momento la cancha pasó a un segundo término para Rafael, que comenzó a trabajar desde el plano legal para «limpiar su nombre».

El sábado el vigente capitán del Tri se volvió a poner los cortos, sintió nuevamente el olor del césped y cohabitó los vestidores junto a sus compañeros. Nuevamente portó el gafete que le ha acompañado durante gran parte de sus más de 20 años de trayectoria profesional. Un mito que no se mancha con acusaciones provenientes de la intransigencia y la aberración. 

Festeja Rafa Márquez con el inglés Ravel Morrison

La presencia de Márquez en el Atlas no es anecdótica, se le vio falto de ritmo sí, pero el salto de calidad que una plantilla mediana en el fútbol mexicano alcanza con su presencia es digno de destacar. Rafa Márquez juega en una posición que parece que sólo él puede desempeñar, con esa doble función que transita de la defensa central a la del mediocentro que brinda equilibrio. No es casualidad y sí causalidad que Ravel Morrison (aquel juvenil que ilusionaba en Manchester al lado de un tal Paul Pogba) marcara su primer gol en el fútbol mexicano justo el día que Márquez regresó. El inglés es el que más gana con la vuelta del capitán, ya que queda liberado de responsabilidades defensivas.

No hubo victoria, fue un empate en dos ante el Querétaro, pero el Atlas puede encarar la recta final del torneo con la garantía de que su longevo capitán multiplica las posibilidades de alcanzar la calificación a la liguilla.

El camino para el Káiser mexicano es todavía largo, aún no podrá ponerse la verde en suelo norteamericano, pero la ilusión de disputar su quinto mundial no pueden arrebatársela todavía.