#Rusia2018xCR
Pérez más Pérez
Pérez y Pérez. Pablo Pérez y Enzo Pérez. Hoy Boca y River. Lados opuestos pero sobre la misma vereda, y no hablamos de similitudes de apellidos, sino semejanzas a la hora de salir a jugar un partido de fútbol. Probablemente, en Europa sea más común encontrar esta especie de jugadores. Hablamos de esos que cumplen más de una función dentro del terreno de juego, aunque muchos de los «futboleros» no estén habituados a esa circunstancia. Hombres que se posicionan de volante central, de armadores o de interiores por cualquiera de las dos bandas y no parece pesarles lo que para cualquiera puede ser una descompaginación en su guión. Los Pérez.
El primero, es decir el que se desempeña en el Xeneize, siempre se destacó por su gran capacidad de comprender las situaciones de juego. Cuando es necesario cubrir la pelota y darle un tiempo más a la jugada, lo sabe, cuando es necesario tocar rápido lo hace. Cualquiera diría que es un polifuncional, pero en él no solo convive la chance de jugar en dos posiciones. El rosarino comprende lo que sucede en el terreno de juego y lo traslada a sus pies, cosa que termina repercutiendo en su equipo. Es un gran lector de juego, de los mejores en la actualidad argentina y a su vez una carta permanente de descanso. Sus compañeros comprendieron que sabe lo que hace y lo hace bien. A todo esto podemos sumarle su constante llegada al arco rival, lo cual lo convierte en un jugador mucho más completo.
Probablemente su mayor problema sean sus cambios de ánimo. Esa invasión de explosión que lo deja al borde del abismo constantemente o que directamente lo empuja a ese vacío. Son más que recordadas sus tarjetas rojas o su manera exagerada de reclamarle a los árbitros. Un hombre vital pero que si no esconde ese monstruo que tiene escondido puede ser un dilema. Desde la cancha muchas veces se observa que esas «calenturas» vienen de la mano de una mala interpretación del equipo a la hora del juego. A veces querer corregir errores ajenos hace que uno mismo cometa errores. Una carta difícil de saber jugar y mucho más cuando las papas queman.
Del otro lado aparece el ex Godoy Cruz, que a pesar de tener características distintas cumple con tareas que el jugador de Boca también lleva a cabo. Probablemente su mayor diferencia sea en la fase de creación, ya que Enzo suele ser más funcional en las tareas defensivas y de distribución, lo cual no deja de convertirlo en una pieza clave. A pesar de estas palabras, hasta el partido que disputó con el seleccionado argentino frente a Ecuador, que le dio el pase a Rusia 2018 a la albiceleste, Marcelo Gallardo, DT del Millonario, no lo tenía como un titular indiscutido. Ese punto de quiebre marcó un antes y un después en su peregrinaje en el club de Núñez. A veces es necesario ganar confianza para mostrar el verdadero nivel de un jugador.
No abundan los casos de Enzo y Pablo en el fútbol argentino, es decir los centrocampistas «todo terreno», esos que cumplen más de un rol, como bien ya dijimos. Esto es normal en Europa y en muchas selecciones. Arturo Vidal, Andrés Iniesta, Luka Modric y Tony Kroos son algunos de esos casos de hombres que pueden posicionarse en varios sectores del campo de juego y que no les pesa hacerlo. Hoy por hoy, en el combinado argentino no abunda esta clase de futbolistas y quizás por eso Sampaoli comenzó a citar a los Pérez. Ahora habrá que ajustar bien las tuercas de una máquina que puede llegar a funcionar de gran forma si se lo propone, sin embargo el fútbol argento le debe más de estos jugadores tanto al ámbito local como al seleccionado.
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- AUTOR
- Facundo Mirata
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