Argentina
¡Pero estás hundido en tu propia herida!
Cuando uno busca o investiga qué es el Realismo Mágico, lo primero que aparece es que es un «movimiento literario hispanoamericano surgido a mediados del Siglo XX que se caracteriza por la inclusión de elementos fantásticos en la narración, con lo que se pretende profundizar en la realidad a través de lo mágico que hay en ella». Definición simple y práctica. Si ustedes, queridos lectores, no están muy ávidos en el tema pueden leer algunas de las novelas o cuentos de Gabriel García Márquez, el máximo exponente de este tema, para sacarse la modorra y a la vez entender completamente de qué se trata.
Otra gran opción sería leer o hasta degustar una de las mil series sobre Pablo Emilio Escobar, aquel famoso narcotraficante que marcó a Colombia para siempre. Su vida, de una forma trágica, estuvo formada completamente por lo que podría denominarse como un Realismo Mágico en la vida real. Y de esta forma, podríamos comprender que en este mundo más de una vez esta corriente literaria se vuelve realidad. ¿Exageramos? Mmmmm…
¿En qué mente cabe que una final de Copa Libertadores de América se juegue en España? La respuesta bien podría encuadrarse en en el Realismo Mágico. Y el pueblo argentino, decimos pueblo porque hasta los que no consumen fútbol se vieron invadidos por la locura del Superclásico, vivió semanas de este «irrealidad». Un «hincha» con 7 millones de pesos y 300 entradas para la definición, zonas liberadas por la policía, el micro Xeneize apedredado por la barra de River, un jugador yendo al hospital antes de un supuesto partido, cambios de horarios, cambio de día, papeles firmados entre «caballeros», una suspensión, dos suspensiones, cuatro suspensiones y de la nada: todos a Madrid.
Ni a García Márquez se le hubiera ocurrido tan buen cuento, pero esta película de ciencia ficción fue tan cambiante que hacen falta varias páginas para contar todo lo que sucedió. Lo que si sabemos es que a nadie le importo el fútbol argentino, ese que tiene tantas heridas de bala que ya no se desangra, simplemente se sienta en el cordón a ver cómo lo acribillan. Lo que para muchos era la mejor final de todos los tiempos, se volvió un circo romano sin espectáculo y que, poco a poco, perdió el atractivo. Se desdibujó por completo un encuentro con condimentos de histórico. ¿Qué le vas a contar a tus hijos cuando te pregunten por esta definición? Un consejo, sacá un libro de «Gabito», explicale qué es el Realismo Mágico y explicale que a veces lo real puede ser aún más asqueroso que la peor de las imaginaciones. Ah, y que más de una vez el mejor postor se queda con la pelota, a pesar de que vos juegues mejor…
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- AUTOR
- Facundo Mirata
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