Historias
Primaveras: Gales 1958
Estamos a las puertas de un nuevo Mundial. Rusia subirá el telón para recibir a 32 naciones en el evento estelar del máximo organismo del fútbol y nuevamente Gales no dirá presente, como no lo ha hecho en los 14 certámenes anteriores. Desde que el fútbol se veía en blanco y negro, el país británico no ha retornado a la máxima cita balompédica. El mediático Gareth Bale supo devolver a su país a la Eurocopa hace un par de años, pero no pudo depositarla en una Copa del Mundo. Si mencionamos a Bale es porque en aquellos remotos años, era otro jugador que despuntaba en una liga de primer orden el que comandaba a la selección galesa. Era 1958, y el capocannonieri de la Juventus se enfundaba la remera roja de los Dragones para ilusionar a su pueblo de cara a la Copa del Mundo de Suecia.
John Charles venía de tener una primera temporada a todo gol en el equipo turinés, además de alcanzar (cuándo no) el Scudetto con la Vecchia Signora. Su imponente físico cercano al 1,90 m. de estatura, además de una envergadura sin igual, le habían llevado del Leeds United al equipo italiano donde sabría ser figura al lado de Giampiero Boniperti y Omar Sívori. «El trío mágico», nada menos. Pero no era el único jugador de grandes condiciones, al ‘9’ se sumaban Terry Medwin, extremo del Tottenham Hotspur, e Ivor Allchurch, figura rutilante del Newcastle United (no por nada llevaba la ’10’ en el equipo galés). De los 22 jugadores que viajaron a Suecia bajo el mando de Jimmy Murphy, 13 jugaban en Inglaterra, 8 lo hacían en su país y solo Charles despuntaba el vicio en Italia. Estaban pues, acostumbrados al juego directo y ríspido que les aguardaba en tierras suecas.
Gales accedió a la Copa del Mundo no digamos que de casualidad, porque tuvo su mérito, pero contó con algo de suerte. Ya para 1958 la FIFA exigía que las selecciones participantes en el certamen obtuviesen su lugar mediante al menos un partido eliminatorio. Es así que los «Dragones Rojos» tomaron parte de una eliminatoria que les dejó un segundo lugar en un triangular disputado ante Checoslovaquia y Alemania Democrática, por lo que quedaba eliminada (clasificaba únicamente el primero, en éste caso Checoslovaquia). Por aquellos años, Asia y África realizaban una fase de clasificación compartida, puesto que únicamente tenían derecho a un boleto. Los conflictos políticos de la época se reflejaron en la cancha y ninguna selección quiso pisar suelo israelita, por lo que la selección de Israel quedaba como la única de su zona que podía garantizar su participación en la Copa. Afortunada situación para Gales, ya que como dijimos antes, toda selección estaba obligada a disputar al menos UN partido eliminatorio. Así se daría el repechaje entre Israel y Gales. Ganaron los de rojo y dijeron presente para el Mundial.
El grupo mundialista les depararía al anfitrión, a lo que quedaba de los «Magiares Mágicos» y a una endeble México. El saldo sería de tres juegos y tres empates, por lo que para definir al equipo que acompañaba a Suecia en cuartos de final habría que disputar un partido de desempate entre Hungría y Gales. En el primer partido, los húngaros fueron víctimas del gigante Charles y, ante la amenaza que éste significaba en el trascendental replay, optaron por una estrategia de patadas constantes al ‘9’ galés. La fórmula dio resultados a medias, pues Charles no hizo gol, sin embargo los de Murphy se las ingeniaron para dejar en el camino a los húngaros. Tras los tantos de sus otras dos estrellas, Medwin y Allchurch, ganaron el encuentro por 2-1.
En el horizonte de los cuartos de final aparecía la Brasil de Didí, Mario Zagallo, Garrincha, Nilton Santos, Altafini, Djalma Santos y Vavá. Pero sería un imberbe muchacho de apenas 17 años el que los apearía en su primera participación. Sería el 19 de junio de 1958 el día en el que O Rei se presentaría ante el mundo. Fue en un 0-0 tenso en el que sus compañeros, ya consagrados, no podían romper el cerco europeo cuando, tras 66 minutos, recibió de pecho y de espaldas al marco. Con un sombrero al defensor se puso de frente y, sin dejarla caer, la mandó a guardar. Pelé le decía hola al mundo, días después se consagraría como campeón mundial apenas en su adolescencia.
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No son pocos los que piensan que de haber estado Charles en cancha ese día en el que Gales se enfrentó a Brasil, serían los de rojo los que hubiesen accedido a la semifinal. Pero las constantes patadas de los húngaros evitaron que el delantero galés estuviese en el campo de Gotemburgo.
El saldo para la selección galesa en su presentación fue favorable: 5 encuentros disputados, 1 ganado, 3 empates y apenas 1 derrota con 4 goles a favor y 4 en contra serían su bagaje. Buena participación que los situó en el quinto lugar mundial, nada mal para un debutante. Lamentablemente, Gales no volvería a la gran cita, ni con Ian Rush, Ryan Giggs o Bale. Seguiremos esperando.
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- AUTOR
- Abda Barroso
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