#Rusia2018xCR
¿Qué es lo que vemos cuando vemos el Mundial?
“En el mundial se define quién es el mejor del mundo”, “Si querés salir campeón, tenés que ganarle a todos”, “No importa el orden en que te tocan”, “El Mundial arranca en octavos de final” y más. El mundial de fútbol es el evento más popular del orbe. Y es popular para el futbolero extremo, el futbolero medio e incluso aquel que no ve fútbol en los cuatro años anteriores y no lo hará en los cuatro posteriores. A partir de una muestra estadística muy pequeña, como pueden ser tres partidos en el peor de los casos o siete en el mejor, se recogen un sinfín de conclusiones acerca de modelos de juego, estrategias válidas, perfiles de largo plazo de selecciones, problemas dirigenciales, actitudes de jugadores y hasta ¡diagnósticos de la sociedad de un país!
La mayoría de las conclusiones, en particular del público que no ve fútbol, suelen ser aventuradas. Mucho más cuando los partidos se definen con un margen de error muy acotado o bien cuando el fútbol es uno de los pocos deportes colectivos del mundo que puede cambiar sustancialmente el desarrollo de un partido cuando un equipo abre el marcador. Jugadas a balón detenido, penales cobrados con el VAR, un error de un defensor o un tiro libre ejecutado con maestría pueden cambiar un partido que quizás tenía al otro como dominador.
En el caso particular del triunfo de Argentina contra Nigeria, como señalamos en CR, la albiceleste había jugado sus mejores 30 minutos en la copa con posterioridad al gol de Lionel Messi. El penal de Javier Mascherano convertido por Victor Moses, el volver a estar en zona de eliminación y los nervios existentes en cada uno de los integrantes del equipo, empeoraron el juego. El gol de Marcos Rojo trajo la ansiada clasificación. Este triunfo no tapa el bochorno de lo que fue la conducción de la Asociación del Fútbol Argentino desde la muerte de Julio Grondona, con las idas y venidas de técnicos, las pujas por el poder, las pujas entre AFA y los clubes grandes, y, obviamente, los frutos de lo peor que había dejado Don Julio a nivel selecciones: el desmantelamiento de las juveniles desde el año 2007, cuyos resultados no terminamos de ver en la mayor por los pergaminos que aún disfrutamos de la camada anterior.
Yendo al caso particular de la inédita eliminación alemana en fase de grupos: ¿Qué puede decirse? Alemania trabajó un proyecto de largo plazo desde el año 2001, cuyos frutos empezaron a verse muy parcialmente hacia 2006, pero sobre todo al nivel que rindió la selección entre 2008 y 2012. Y Alemania sabía a qué jugaba. Un fútbol de posesión de la pelota. Donde hubiera defensores adelantados, volantes por todos lados, delanteros más jugadores que goleadores, etcétera. La coronación llegó en Brasil 2014, con el título y la previa goleada 7-1 a Brasil.
¿Ahora bien qué les pasó en este mundial? Quedaron fuera al igual que Francia en 2002, Italia en 2010 y España en 2014. Pero no llegaban con equipos veteranos. De los campeones, apenas el arquero Manuel Neuer y el volante Sami Khedira superaba la treintena. Los Miroslav Klose, Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger o Lukas Podolski habían dejado sus lugares. Tanto Francia al 2002 como Italia al 2010 llegaron con nueve jugadores con 30 años o más y España al 2014 llegó con siete jugadores de más de 30.
El recambio alemán llegaba curtido de haber jugado una Copa Confederaciones 2017, donde repetían 13 jugadores. De esos 13, seis tenían menos de diez partidos en la selección al inicio de aquella copa. El resto de selecciones no había tomado como una posibilidad de recambio aquella copa. Como muestra, con ese mismo ejemplo (jugar en la Copa Confederaciones, haber tenido menos de diez partidos como internacional y repetir en el mundial subsiguiente), de los italianos, apenas Riccardo Montolivo o Simone Pepe llegaron al Mundial, César Azpilicueta de los españoles o Willy Sagnol o Mickael Silvestre de los franceses.
De aquellas campeonas mundiales eliminadas, el único que tuvo un grupo sencillo fue Italia, que terminó apeada por Paraguay, Eslovaquia y Nueva Zelanda. Tanto Francia como España enfrentaron grupos complicados, con rivales de fuste y en un orden tal vez que les complicó más las cosas. Senegal fue la gran sorpresa del Mundial 2002, mientras que Holanda y Chile lograron alcanzar un pico de rendimiento en su partido contra los ibéricos.
Quizás la explicación vaya por el lado del juego y de los equipos que le tocaron en suerte. A Alemania le tocó abrir su participación con un combinado mexicano muy preparado para el partido, bien plantado y que lo derrotó bien, pero que, como señalamos en Cultura Redonda, esa dificultad de generación de juego ante equipos que se repliegan, les está costando mucho a equipos incluso con planteos bien aceitados, como le pasó a Brasil, como le pasó a España, fundamentalmente con Marruecos pero también con Irán y que Alemania terminó sufriendo viendo su primera eliminación en fase de grupos.
La planificación colectiva funcionó y dará sus frutos. En tres partidos de un Mundial que arranquen mal barajados o incluso con dificultades para resolverlas y donde no aparezca un Toni Kroos para dar justicia al marcador complicará las cosas. Esta eliminación alemana me hizo acordar mucho a la que sufrió Argentina en 2002. Un gran período previo con mucho trabajo y un equipo muy automatizado a cargo de Marcelo Bielsa que llegó al Mundial con un bajón en el rendimiento, al que no lo favoreció el sorteo ni los resultados ajenos.
Los alemanes seguirán trabajando en esta tónica. Quizás la planificación no lo sea todo y haya que encontrar atisbos por donde abrir partidos cuando la situación se complique o quizás haya que entender que esto es fútbol, que un equipo de nivel menor le puede ganar a uno de nivel mayor y dejar que eso fluya y disfrutar de lo que es el Mundial de Fútbol: un mes donde compiten selecciones del mundo, ensambladas que no trabajan juntos en el día a día y donde parte del azar de los equipos que te toquen enfrentar definirá la suerte que te toque en esta cita que ocurre cada cuatro años.
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- AUTOR
- Pablo Dragun
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