América
Qué fue de la vida de…
El 7 de febrero se cumplió un nuevo aniversario del Sudamericano obtenido por la selección sub-20 de Argentina en el año 1997, en tierras chilenas. Ese torneo sirvió de puntapié para aquel recordado Mundial en Malasia, con las irrupciones rimbombantes de jugadores de alta categoría como el caso de Juan Román Riquelme, Pablo Aimar, Walter Samuel, Esteban Cambiasso, entre otros. Sin embargo, hubo más intérpretes que hicieron posible la gesta sudamericana y luego mundialista, de la mano del entrenador José Pekerman.
Muchos de estos jugadores que integraron los planteles campeones, lograron acaparar la atención de varios equipos del exterior, cuando todavía daban sus primeros pasos en la primera división de nuestro país. Otros, con menos suerte, tuvieron un futuro menos alentador y continuaron su carrera sin pena ni gloria. A continuación, un breve repaso de lo que le tocó a los integrantes del campeonato.
Comenzamos con un jugador dueño de una elegancia pocas veces vista para pisar la pelota. Alguna vez Lionel Messi tiró al pasar que fue su ídolo de chico. Se trata de Pablo Aimar, el Payaso, oriundo de Río Cuarto, que debutó en la primera de River en el año 1996 al lado de todos los campeones de América. Recién sacó a relucir su clase futbolística en el fútbol local un año más tarde, aunque fue pieza fundamental en el Sudamericano. La magia con la que deleitaba a los fanáticos millonarios, le permitió continuar su carrera en Europa. El propio Pekerman reconoció después de un largo tiempo que tenía todas las condiciones para ser el mejor jugador del mundo, sin embargo lejos estuvo de serlo. No es para cualquiera. Ese mote se transformó más en una presión que en una virtud. Quién sabe, tal vez al Payaso nunca se le pasó por la cabeza llegar a ese punto.
Desentendido y como quien no quiere la cosa, Aimar paseó por la península ibérica un buen rato, ya que de River saltó a Valencia, luego a Zaragoza y, más tarde, a Benfica. Logró dos ligas locales en Valencia, en la mejor etapa de su historia tras haber disputado dos finales consecutivas de Champions League (ambas derrotas); una en Benfica en el 2010 junto con otras cuatro copas nacionales y, por último, decidió abandonar la élite europea para empezar a programar su retiro, percibiendo una buena cantidad de dinero en Malasia. Oh casualidad, retornó al país que lo vio campeón del mundo argentino sub-20, 17 años antes. Un año más tarde, tomó la decisión de regresar a su país natal para retirarse definitivamente en los equipos que lo vieron nacer y formarse. En 2015, con 35 años, volvió a River, donde tan solo disputó dos partidos. Tres años más tarde, ya habiendo hecho la carrera de entrenador y especializándose en esa tarea, jugó sus últimos 50 minutos en Estudiantes de Río Cuarto, en un partido por Copa Argentina ante Sportivo Belgrano. Se dio el lujo de compartir campo de juego con su hermano y, luego del partido, reconoció: “El final es en donde partí”. Mago total.
La otra figura de aquel certamen fue nada menos que Juan Román Riquelme. Poco se puede decir que ya no se haya dicho de uno de los mejores jugadores que dio nuestro fútbol. Ya no quedan como él. Un estilo diferente, pausa, amague, visión periférica, pegada extraordinaria. Llegó a este torneo en Chile con 18 años y ya daba que hablar, al poco tiempo ya tenía dos Copa Libertadores en su haber y una Intercontinental. Acaparó la atención del Barcelona de Louis Van Gaal, quien aseguró más adelante que con la redonda en los pies era el mejor, pero sin la tenencia jugaban con uno menos. Fueron 30 partidos en el equipo catalán hasta saltar al Villarreal, una institución que hasta ese momento nunca había coqueteado con la gloria. Con Román, llegó a fases decisivas que jamás hubieran imaginado desde la ciudad valenciana. A su regreso a Boca, le añadió otra Libertadores en 2007 y, al año siguiente, se colgaría la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Paradójicamente, sólo integró la lista para el Mundial de Alemania en 2006. Como sucedió con varios de los nombres de la nómina para el Sudamericano del ’97, Riquelme decidió retirarse de la profesionalidad en el club que lo formó, Argentinos Juniors, consiguiendo el ansiado ascenso a Primera de la mano del ’10’.
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El siguiente jugador a destacar es Luis Calvo, mediocampista que debutó en Boca en 1995 y que estuvo muy lejos de hacer una carrera promisoria. Sus pocas –pero destacadas- apariciones en el xeneize le permitieron integrar la lista de 20 jugadores para el Sudamericano de Chile. Sin embargo, es uno de los pocos que luego no fue tenido en cuenta para el Mundial de Malasia. Calvo continuó su carrera en Europa, y recorrió países asombrosos y en un orden un tanto llamativo: pasó de AEK de Atenas a Kalamata en Grecia, luego volvió al país y jugó en Independiente Rivadavia, pero al poco tiempo lo llamaron de Bolivia para integrar el equipo de Jorge Wilstermann. Allí jugó un año y volvió a Europa. Anduvo por el ascenso italiano y alemán y, ya a punto de retirarse, agotó sus últimos cartuchos en San Salvador F.C, equipo de la capital de El Salvador, nación centroamericana.
Esteban Cambiasso, alias el Cuchu, es otro de los que participó de ambas gestas. Ya para el ’97, se encontraba en Real Madrid “B”, fruto de la inagotable fábrica de jugadores proveniente de Argentinos Juniors. El mediocampista central fue un estandarte del fútbol local e internacional. Se adaptó a varias posiciones dentro de la cancha, asumiendo nuevos riesgos en cada equipo que lo contrataba. Disputó casi un centenar de partidos en Independiente, fue campeón con River en el 2002, cuando aún ocupaba una posición más ofensiva, para luego continuar su carrera en el primer equipo de Real Madrid, donde obtuvo una liga local y una Supercopa española. Luego arribó al Inter, equipo en el que más partidos disputó a lo largo de diez incansables años. Allí compartió plantel con decenas de jugadores argentinos y obtuvo 15 títulos, entre ellos la Champions League en 2010. Luego pasó al fútbol inglés, más precisamente al Leicester, para luego retirarse en el Olympiakos griego, obteniendo tres títulos. José Pekerman, quien lo dirigió en aquellas competiciones de 1997 y protagonizó el polémico cambio por Riquelme en el Mundial del 2006, lo tuvo en cuenta para conformar el cuerpo técnico de la selección colombiana que viajó a Rusia 2018.
Otro que corrió con una suerte parecida fue Diego Placente, lateral izquierdo que disputó el fatídico Mundial de Corea Japón 2002. También surgido de la cantera del Bicho, Placente realizó una carrera fantástica por varios equipos de Europa, destacándose en Burdeos, donde logró varios títulos locales. Anteriormente, en River, también había cosechado una gran cantidad de torneos, entre ellos dos Apertura (1997 y 1999) y un Clausura en el 2000 (donde más participación tuvo). Tuvo dos estadías en San Lorenzo y, sobre el final de su carrera, volvió a Argentinos para retirarse en el club que lo vio nacer.
Leandro Cufré podrá decirles a sus familiares que fue campeón sudamericano y del mundo juvenil con la selección, pero también podrá contarles a sus hijos y nietos que disputó el partido por cuartos de final de la Copa del Mundo en Alemania 2006, nada menos que ante los locales. Pekerman lo conocía bien y no dudó en integrarlo a la nómina de 23 jugadores para tal competición, mientras se desempeñaba en la Roma. Luego de ese Mundial, pasó al Mónaco, engrosando así su pasar en Europa. El defensor, en aquel partido ante Alemania, se iría expulsado sobre el final del tiempo extra, logrando así quedar despegado de responsabilidades en la futura derrota en la tanda de penales.
Leonardo Franco es otro de los tantos que el profe Pekerman tuvo en cuenta en la selección mayor para el Mundial del 2006. Sin embargo, todo comenzó nueve años atrás en el Sudamericano y en el Mundial, en los que el arquero se destacó con creces. Esas actuaciones le permitieron saltar de Independiente al fútbol español, llegando a jugar en el Atlético Madrid entre el 2004 y 2009. Será recordado en el tiempo por haber sido elegido por Pekerman para reemplazar al Roberto Pato Abbondanzieri en el partido con Alemania, ganándole la pulseada a Oscar Ustari. Infelizmente, en la tanda de penales no logró detener siquiera uno, y además tuvo que soportar que su par rival, Jens Lehmann, tome protagonismo por leer el famoso machete que le permitió “adivinar” la intención de los shoteadores argentinos. Su compañero de puesto en ambas competencias del 1997 fue Christian Muñoz, que atajó en Boca y fue parte de los planteles campeones de América en 2001 y 2003. Sin embargo, tuvo sus mejores actuaciones en Chile, tanto en Colo Colo como en Huachipato.
El próximo jugador a mencionar es uno que tuvo poco fútbol europeo post Sudamericano y Mundial -de hecho en su palmarés solo figuran estos dos galardones-, sin embargo, Diego Markic fue clave para la conquista de ambos torneos. Los más jóvenes lo conocerán más por haber sido quien acompañó a Rodolfo Arruabarrena en su etapa en Boca, como ayudante de campo. Markic también debutó en Argentinos Juniors, al igual que varios de los convocados para ambas competiciones, como Riquelme, Cambiasso, Cufré, Placente y Pablo Rodríguez.
Mauro Gerk fue un delantero romperredes. Se destacó en el fútbol argentino y en el mexicano. Convirtió más de 200 goles a lo largo de su carrera y es ídolo del Querétaro de México. Conformó la lista para el Sudamericano de Chile, aunque luego no fue tenido en cuenta para el Mundial de Malasia, tal como les sucedió a Luis Calvo, Aldo Duscher, Gabriel Loeschbor y Martín Román. En la misma posición que Gerk (años más tarde, formó parte por un tiempo del cuerpo técnico de Diego Cocca), pero con menos suerte, se desempeñaba Martín Perezlindo, santafecino que integró ambas nóminas. Su carrera dice poco y nada. Jugó en varios equipos de nuestro país y a lo máximo que aspiró fue llegar al fútbol colombiano y ecuatoriano, entre 2003 y 2006.
Es menester mencionar a un bastión de la defensa de la selección mayor: nada menos que Walter Samuel. Sin lugar a dudas, este férreo central supo defender la camiseta albiceleste como pocos. Tiene en su espalda haber conformado planteles históricos como el de Boca multicampeón de América, Roma, Real Madrid, Inter, entre otros. Al igual que Cambiasso, el cordobés participó de la época dorada del Neroazzurro. Integró las listas de 23 jugadores en los mundiales de Corea-Japón 2002, con Marcelo Bielsa, y Sudáfrica 2010, con el Diego en el banco. Increíblemente, no fue tenido en cuenta por Pekerman en Alemania 2006. Esa decisión sin dudas afectó al jugador, que declaró que iba a demostrar que estaba a punto para seguir en la selección nacional. Dicho y hecho, tuvo su premio cuatro años más tarde.
La historia de Pablo Rodríguez, mediocampista que debutó en la primera de Argentinos Juniors con tan solo 16 años, es súper inverosímil. No fue dentro del campo donde gestó sus mejores anécdotas, a pesar de haber estado presente tanto en Chile como en Malasia y jugado en el Niza de Francia. Lo más destacado de este muchacho es que supo formar parte del cuerpo técnico de Marcelo Gallardo en sus inicios como entrenador en Nacional de Uruguay. Luego, coqueteó con la posibilidad de dirigir a Argentinos, con el visto bueno de Claudio Borghi, aunque nunca se le dio. Finalmente, en 2016, se lo escuchó comentando algunos partidos de la última etapa del “Fútbol para Todos”, sin demasiada repercusión.
Bernardo Romeo es sin lugar a dudas palabra mayor en San Lorenzo. Su extensa y exitosa carrera en este club y en el Hamburgo de Alemania dio sus frutos posteriormente a las consagraciones de 1997, mientras se desempeñaba en Estudiantes de la Plata. Ya en el Sudamericano se vislumbraba un futuro de goleador nato. Físicamente nunca fue un dotado, las facciones de su cara y cabeza delataban falta de fútbol. Todo lo contrario. Típico caso de que lo que parece, no es. Romeo, en sus tres etapas en el Cuervo, convirtió 77 goles en 169 partidos, casi un promedio de un gol cada dos encuentros. Allí obtuvo el Clausura y la Copa Mercosur en 2001. En Hamburgo, hizo 35 goles en 77 encuentros, promedio similar al de su estadía en San Lorenzo. Después de colgar los botines, se hizo cargo del puesto de mánager del club entre 2012 y 2017, años en los que sufrió distintos vaivenes pero en los que obtuvo la ansiada Copa Libertadores de 2014. Actualmente, es el coordinador de las selecciones juveniles argentinas, cargo que ostenta desde comienzos de año.
Juan José Serrizuela fue compañero de Romeo en ambos campeonatos del ’97 y, casualmente, también compartieron plantel en 2001. La pegada de este jugador es una de la más recordadas del fútbol argentino. Ha convertido goles de afuera del área de pelota parada que ningún otro ha hecho. Potencia en el remate, rosca justa, dirección. Ningún arquero pudo con él. El Tiburoncito dejó una gran marca con su pierna derecha y, dicho sea de paso, fue campeón del mundo juvenil.
Así, concluye este repaso de los campeones del Sudamericano disputado en Chile. Un torneo que sirvió para foguear futuras estrellas, o bien para marcar el camino de grandes figuras, o también, por qué no, para determinar la poca suerte de otros. En Malasia, condecoraron junto a un puñado de nuevos intérpretes (como Lionel Scaloni y Fabián Cubero), el esperado campeonato del mundo, certamen que últimamente nos viene siendo bastante esquivo.
- AUTOR
- Juan Podestá
One Comment
Fernando
03. jun, 2020Buena recopilación. El que está en la foto con Riquelme y Aimar es Markic, no Romeo.